Estudio-vida de Lucaspor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-1203-5
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Necesitamos la vida divina a fin de practicar los principios que se describen en 6:17-49. La vida es el factor básico de cualquier clase de ser viviente, cualquier clase de quehacer u obra. Si no tenemos cierta clase de vida, no podemos tener esa clase de ser; ni tampoco podemos tener cierto comportamiento o llevar a cabo cierta obra. Por ejemplo, un manzano tiene la vida del manzano. Para que un árbol sea un manzano, el árbol debe tener la vida de un manzano. Del mismo modo, un mono tiene la vida del mono. Para que un animal sea un mono, el animal debe tener la vida de un mono. Sólo teniendo la vida de un mono es posible que un animal se comporte como un mono. El punto crucial aquí es que si deseamos tener un cierto ser y comportarnos de una cierta manera, debemos tener cierta clase de vida. La vida es el factor básico de nuestro ser, comportamiento y obra
El Salvador-Hombre tiene la clase de vida que figura en el capítulo seis del Evangelio de Lucas. Antes de Su muerte y de Su resurrección, El mismo llevó tal vida. Pero mediante Su resurrección fue hecho el Espíritu vivificante, y ahora vive en nosotros. Su deseo es llevar en nosotros la misma clase de vida que llevó en la tierra.
En Filipenses 1:21 Pablo habla de vivir a Cristo. Cuando Cristo, el Dios-hombre, estuvo en la tierra, El llevó una vida en el más alto nivel de moralidad. Ahora Cristo vive en nosotros para que nosotros podamos vivirle. En realidad, Cristo mismo es el más alto nivel de moralidad, ya que El es el hombre que Dios creó en Génesis 1 más el árbol de la vida mencionado en Génesis 2. El más alto nivel de moralidad es ahora una persona que vive en nosotros y hace posible que vivamos a Cristo. Esta es la razón por la cual en Filipenses 4:8 Pablo dice: “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honorable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es buen nombre; si hay virtud alguna, si hay alguna alabanza, a esto estad atentos”. Esto es vivir conforme al más alto nivel de moralidad, una moralidad que en realidad es una persona, Cristo el Dios-hombre.
En 6:17-49 el Señor nos enseña el más alto nivel de moralidad. Espero que muchos de nosotros profundicemos en esta enseñanza. Si oramos-leemos estos versículos y los digerimos, esto afectará nuestro andar diario.
La enseñanza que vemos en 6:17-49 fue dada por el Dios-hombre después de que había orado durante la noche entera y después de que había designado a doce hombres para que fueran Sus discípulos. El hecho de que oró la noche entera indica que El no inició esta enseñanza y que no era el origen de esta enseñanza.
Antes de enseñar a Sus discípulos en la presencia de una multitud de incrédulos, el Señor Jesús oró. Orar es salir de nosotros mismos y entrar en Dios. Sin duda, después de pasarse toda la noche en oración, el Señor Jesús estaba absolutamente fuera de Sí mismo y estaba en Dios el Padre. Por lo tanto, fue en el Padre, no en El mismo, que El designó a los doce apóstoles y enseñó a los discípulos el más alto nivel de moralidad. Por consiguiente, Su enseñanza no procedió de El mismo sino de Dios el Padre.
Necesitamos entender claramente este antecedente en cuanto a la enseñanza del Señor presentada en el capítulo seis. De otro modo, no podremos ir más allá de la superficie de esta porción de Lucas.
La enseñanza del Señor revelada en 6:17-49 tiene dos elementos básicos. Estos elementos son la palabra divina y la vida divina. ¿Cómo sabemos que aquí la enseñanza del Señor se basa en los elementos de la vida divina y de la palabra? Considere lo que el Señor dice en los versículos 35 y 36: “Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro galardón grande, y seréis hijos del Altísimo; porque El es benigno para con los ingratos y malos. Sed, pues, compasivos, como también vuestro Padre es compasivo”. Estos versículos describen el vivir de los hijos del Altísimo. La frase hijos del Altísimo sin duda implica la vida divina. ¿Si no tuviéramos la vida divina, cómo podríamos ser los hijos del Altísimo? Por supuesto, sería imposible. El vivir que concuerda con el más alto nivel de moralidad procede de la vida divina, la cual tenemos por nacimiento, pues nacimos del Altísimo. Así que, sin duda alguna, estos versículos se refieren a la vida divina.
Otro indicio de la vida divina se encuentra en los versículos 43 y 44: “No es buen árbol el que da malos frutos, ni tampoco árbol malo el que da buen fruto. Porque cada árbol se conoce por su fruto; pues no se cosechan higos de los espinos, ni de las zarzas se vendimian uvas”. Podríamos decir que la vida de un árbol consiste en producir fruto. Toda clase de árbol frutal tiene su propia vida, y esta vida es el origen del fruto que es producido por el árbol. El vivir viene de la vida. La vida es el origen, y el vivir es el resultado. Aquí el Señor dice que nosotros, Sus discípulos, somos los árboles buenos con la vida divina. De esta vida procede un vivir que es la expresión del Dios Triuno.
En nosotros mismos no nos es posible amar a nuestros enemigos. Pero tenemos una vida que ama al enemigo, que es la vida divina que está dentro de nosotros. Esta vida es el origen del más alto nivel de moralidad. Por lo tanto, el más alto nivel de moralidad es el resultado y la expresión de la vida divina. Tanto los hijos del Altísimo mencionados en el versículo 35 como los árboles buenos vistos en el versículo 43 indican que el origen del más alto nivel de moralidad es la vida divina. Es de suma importancia que veamos esto.
Confucio no pudo presentar la clase de enseñanza que tenemos en 6:17-49, porque no tenía la vida divina ni conocía la vida divina. Pero Jesús, el Dios-hombre, sabía de la vida divina y la poseía. Realmente, El mismo era la vida divina, y se impartió a Sí mismo como la vida divina en los discípulos. Por lo tanto, Su enseñanza realmente expresaba lo que El es. Puesto que vivía conforme al más alto nivel de moralidad, El enseña esta moralidad a Sus discípulos.
En 6:47 y 48 vemos claramente lo que el Señor menciona: “Todo aquel que viene a Mí, y oye Mis palabras y las hace, os indicaré a quién es semejante. Semejante es al hombre que al edificar una casa, cavó y ahondó y puso el fundamento sobre la roca; y cuando vino una inundación, el río dio con ímpetu contra aquella casa, pero no la pudo mover, porque estaba bien construida”. Aquí vemos que si vivimos y obramos conforme a las palabras del Señor, tendremos un fundamento apropiado. Las palabras del Señor son el fundamento de nuestro ser, comportamiento y obra.
La palabra divina es la expresión de la vida divina. La vida es algo interno, y la palabra es la proclamación externa de la vida. En la Biblia la palabra se llama el Verbo de vida (1 Jn. 1:1; Hch. 5:20). En la Biblia la palabra divina y la vida divina son consideradas como una unidad. ¿Cómo tenemos la vida divina? Tenemos esta vida por medio del Verbo. Cuando recibimos el Verbo de vida, obtenemos la vida. Todos necesitamos ver que la enseñanza del Salvador-Hombre referente al más alto nivel de moralidad se basa completamente en la vida divina con su expresión, es decir, la palabra divina.
En Juan 6:63 el Señor Jesús dice: “El Espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que Yo os he hablado son espíritu y son vida”. Tanto la vida como la palabra dependen del Espíritu. Si no existiera el Espíritu, no habría vida ni la palabra verdadera y genuina. La palabra que es la palabra de realidad de hecho es el Espíritu. Así que, para tener la vida y la palabra divinas, debemos tener el Espíritu.
Hoy el Espíritu es el Cristo resucitado. En la resurrección Cristo fue hecho el Espíritu vivificante (1 Co. 15:45). Ahora tenemos este Espíritu, también tenemos la vida divina y la palabra. Deseo recalcar el hecho de que el Espíritu es en realidad el Cristo que pasó por la muerte y entró en la resurrección. Cristo en resurrección es el Espíritu, y éste es la vida y la palabra.
Para entender Lucas 6:17-49, la enseñanza del Dios-hombre en el más alto nivel de moralidad, necesitamos recibir una visión del Nuevo Testamento entero. Si no vemos adecuadamente todo el Nuevo Testamento, cuando leamos 6:17-49, nos desviaremos y entenderemos está porción de Lucas de una manera natural. Algunos que hablan sobre estos versículos lo hacen de una manera que es totalmente natural. Ellos nunca han tocado aquí el elemento de la enseñanza del Señor. Como hemos señalado, la enseñanza del Salvador-Hombre referente al más alto nivel de moralidad depende de los elementos de la vida divina, la cual es el origen, y de la palabra divina, la cual es la expresión. ¿Cómo podemos obtener el más alto nivel de moralidad? Podemos obtenerlo por la vida divina y mediante la palabra divina.
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