Vida cristiana, Lapor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-0260-9
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Cristo es la fuente, o manantial, de agua. En Juan 4:14 Él dice: “Mas el que beba del agua que Yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que Yo le daré será en él una fuente de agua que brote para vida eterna”.
Como todos sabemos, Cristo es el pan de vida tipificado por el maná (Jn. 6:35). El manantial de agua nos es dada para que la bebamos, y el pan de vida nos es dado para que lo comamos. Por consiguiente, debemos beberlo y comerlo. El Señor Jesús dijo: “Como me envió el Padre viviente, y Yo vivo por causa del Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por causa de Mí” (6:57). Si le comemos, viviremos por causa de Él. Debido a que como adecuadamente todos los días, tengo la energía que necesito. De este modo, yo vivo en virtud lo que como. Si no comiera apropiadamente, no tendría la energía necesaria para hablar. La comida que ingiero me llena de energía. Esta comida no es la comida objetiva, la comida que estudiamos, sino la comida subjetiva, la comida que recibo al comer. La verdadera comida es Cristo.
En Juan 10:7 el Señor Jesús dijo que Él era la puerta. Muchos cristianos piensan que Cristo es la puerta que nos conduce al cielo. Sin embargo, si leen Juan 10, verán que la puerta de la que se habla no es para ir al cielo, sino para salir del redil, esto es, el redil de la religión. La religión, incluyendo todas las denominaciones, es un redil, pero la iglesia es un rebaño. Debemos salir del redil y reunirnos como un solo rebaño. Es únicamente por medio de Cristo, la puerta, que podemos salir del redil. ¡Aleluya por Cristo como la puerta! Cuanto más usted ame a Cristo, coma a Cristo, viva por Cristo y tenga comunión con Cristo, más Él será la puerta abierta ampliamente para que pueda salir de la religión, de las denominaciones y de toda clase de redil. Por medio de Él como la puerta, usted será liberado del redil y podrá ir a los pastos. Las ovejas no disfrutan del redil tanto como disfrutan de los pastos. Cuando hay algún peligro o hace mal tiempo, el redil resulta útil. Pero cuando ya no hay peligro y el clima es agradable, las ovejas prefieren salir del redil e ir a los pastos donde pueden alimentarse de la hierba verde. En el recobro del Señor, nos encontramos en los pastos verdes y tiernos, alimentándonos de Cristo. Ya no estamos en el redil comiendo hierba seca.
Cristo no sólo es la puerta que nos permite salir de la religión, sino que también es los pastos. En la vida de iglesia, en reunión tras reunión sentimos que estamos en los pastos, alimentándonos de la hierba tierna.
Ya dijimos que Cristo es vida. Ahora debemos ver que Él también es la resurrección (Jn. 11:25). La resurrección es más poderosa que la vida. La resurrección es vida que ha sido puesta en la muerte y se ha levantado por encima de ella. Por lo tanto, la resurrección es la vida que conquista y vence la muerte. Es la vida que puede salir de la muerte. Debido a que el Señor Jesús era la resurrección, Él podía ser puesto en la muerte, andar por la muerte, echar un vistazo a cada aspecto de la muerte como quien hace un recorrido turístico, y luego salir de la muerte. Después de terminar su recorrido por la región de la muerte, Cristo salió de ella. Éste es Cristo como la resurrección. Todos debemos disfrutar a Cristo no sólo como la vida, sino también como la resurrección.
Esto no es una doctrina, sino algo que debemos aplicar a nuestra vida diaria. Muchos de nosotros tenemos problemas con el enojo. Pareciera que nuestro pequeño temperamento nos introduce en la muerte. Muchas veces las hermanas se han acercado a decirme: “Hermano Lee, quiero ser una buena hermana, una buena esposa y una buena madre. Pero mi mal genio me lo impide. Cuando empiezo a enojarme, no sé que hacer. Por favor, ayúdeme. Tengo miedo de mi temperamento”. En el pasado, mi experiencia era la misma que la de estas hermanas. Sin embargo, poco a poco, recibí la revelación de que mi temperamento es muerte. No obstante, puesto que Cristo está en mí como la resurrección, no debo temerle a la muerte que trae mi temperamento. Supongamos que el enemigo usa a su esposo o esposa para hacerlo enojar. Lo primero que debe entender es que el diablo lo está tentando. El diablo le diría: “Tú has escuchado que Cristo es tu resurrección. Ahora permíteme poner a prueba si esta resurrección es eficaz”. Una vez que usted se dé cuenta de que esta tentación viene de Satanás, no le tema a su temperamento, ni trate de vencerlo. En vez de ello, alabe al Señor y diga: “¡Aleluya! ¡Amén! Diablito, ¿estás tratando de hacerme enojar? ¿Quieres ponerme en la muerte? Pues quiero ir contigo a hacer un recorrido por la muerte. ¡Alabado sea el Señor! ¡Aleluya! ¡Adiós muerte!”. Ésta es la experiencia de la resurrección.
En ocasiones es posible que el diablo envíe a un hermano para reprenderlo. Este hermano puede ser el único que se atreva a hacerlo. Su reprensión es otra forma de muerte. Después de ser reprendido por varios minutos, es posible que usted sienta que está en una tumba. Podría sentirse tentado a pensar que no es justo que dicho hermano lo reprenda. Sin embargo, sucumbir a esta tentación le haría perder la resurrección. He tenido experiencias semejantes. Mientras alguien me reprendía, en mi interior le decía al Señor: “¡Amén, Señor! ¡Aleluya, ahora estoy saliendo de la tumba!”. Incluso mientras el hermano me reprendía, yo salía de la tumba. Esto es experimentar a Cristo como la resurrección.
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