Lecciones básicas acerca del serviciopor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-8284-7
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Ahora veremos algo en cuanto al servicio práctico: el ministerio (Ro. 12:7a; 1 P. 4:10). Cuando hablamos del servicio práctico nos estamos refiriendo al ministerio práctico.
El servicio práctico, el ministerio práctico, en la iglesia es realizado por los diáconos y las diaconisas (1 Ti. 3:8-13; Fil. 1:1; Ro. 16:1). Los diáconos y las diaconisas son servidores. En 1 Timoteo 3:8-13 se nos dan los requisitos para ser diáconos y diaconisas.
El ministerio práctico es un servicio a los demás. Hechos 6:3 dice que se designaron siete diáconos con el fin de atender la necesidad concreta de servir a las mesas. Estos servidores estaban llenos del Espíritu y de sabiduría.
En 1 Corintios 12:28b se usa el término ayudas, el cual se refiere a los servicios de los diáconos y las diaconisas. Estos versículos nos muestran claramente que los santos en la iglesia local deben cuidar los unos de los otros. Si usted necesita algo, yo le debo servir. Si yo necesito algo, usted me debe servir. La vida de iglesia no consiste simplemente en celebrar reuniones. Servirnos mutuamente debe ser parte de nuestra vida comunitaria. Al comienzo de la vida de iglesia los que servían incluso se encargaban de servir a las mesas. Pablo usó el término ayudas de una manera muy general. Esta palabra abarca todas las cosas. Si un hermano no sabe dónde hay una barbería y usted le ayuda a encontrarla, éste es el servicio práctico y en esto consiste el amor fraternal. Poner en práctica la vida del Cuerpo de manera comunitaria consiste en ayudarnos mutuamente.
Nuestro servicio práctico debemos realizarlo como siervos, incluso como esclavos. Esto concuerda con Mateo 20:26-27. Aquellos que entre nosotros sean grandes deberán hacerse esclavos de los demás. Por lo menos debemos ser siervos que sirven a los demás.
En esta lección daremos tres ejemplos de este servicio.
El Señor Jesús dijo que Él no vino para ser servido, sino para servir, para ministrar (v. 28). Incluso dar Su vida fue un servicio que Él nos rindió. Esto nos muestra que, si es necesario, debemos morir por nuestros hermanos. Tenemos que poner nuestras vidas por los hermanos (1 Jn. 3:16). El Señor Jesús es un ejemplo para nosotros de cómo servir a los hermanos incluso al costo de nuestra propia vida.
En el libro de Colosenses, Pablo menciona dos veces a Epafras. Pablo dice que Epafras era “un fiel ministro de Cristo” a favor de los santos (1:7) y uno que siempre estaba combatiendo por ellos en sus oraciones (4:12). Un ministro fiel es un siervo fiel. Epafras salió de Colosas para ir adonde estaba Pablo, y luego regresó a Colosas para servir a los santos allí. Un ministro de Cristo no sólo es un siervo de Cristo que sirve a Cristo, sino que Cristo mismo es lo que un servidor sirve a otros, lo que les ministra.
En Colosenses 4:7 y Efesios 6:21, Pablo se refiere a Tíquico como a un amado hermano, fiel ministro y consiervo en el Señor. Estos versículos indican que en los primeros días algunos hermanos servían a la iglesia a tiempo completo. De no haber sido así, no habrían podido viajar tan extensamente. En tiempos antiguos simplemente navegar de un lugar a otro requería varios meses. Tomaba mucho tiempo viajar a otra ciudad y regresar, por lo que resulta evidente que estos hermanos servían a las iglesias a tiempo completo.
Debemos hacer notar que la vida de iglesia en aquellos tiempos poseía esta característica única y especial. La vida de iglesia no es una organización para la cual se contratan y despiden empleados. La vida de iglesia es un asunto de amor hacia el Señor y hacia los santos. Era debido a que algunos de estos queridos santos amaban al Señor, amaban a la iglesia y amaban a los santos, que ellos servían a los demás aun al costo de sus propias vidas. A principios del siglo XIX, se dio esta misma situación entre los santos de la Asamblea de los Hermanos. Por esta razón, ellos fueron considerados como el cumplimiento de la iglesia en Filadelfia, la iglesia del amor fraternal. El servicio que edifica la iglesia debe poseer esta característica.
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