Información del libro

Visión central necesaria para servir a la iglesia, Lapor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-8315-8
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

    Por favor, utilice Firefox o Safari
Actualmente disponible en: Capítulo 7 de 7 Sección 4 de 5

SER LIBRADOS DE LA MENTE
Y TOCAR EL ESPÍRITU DE MANERA SENCILLA

Algunas personas son muy buenas para ser cristianos; ellas son cautelosas y apropiadas, pero no saben cómo tocar su espíritu. Cada asunto espiritual que ellas encuentran es un asunto de calcular; es decir, ellas lo hacen todo según una fórmula. Como resultado, están completamente en su mente y no tocan su espíritu.

No necesitamos calcular y seguir fórmulas; necesitamos poner en práctica el tocar nuestro espíritu de manera sencilla. Al invocar el nombre del Señor, podemos ser librados de nuestra mente. Si nosotros invocáramos el nombre del Señor por tres horas, seríamos librados de nuestra mente y entraríamos en nuestro espíritu. Si invocáramos el nombre del Señor, seríamos salvos de nuestra mente porque la oración genuina se efectúa en el espíritu. Si no nos volvemos de nuestra mente a nuestro espíritu, no nos es posible orar por más de un periodo corto de tiempo. Es posible que seamos capaces de usar nuestra mente para estudiar la Biblia, pero no tocaremos las cosas espirituales.

OLVIDAR LAS EXPERIENCIAS PASADAS
Y HUIR AL ESPÍRITU

Muchos de nosotros hemos sido ancianos y colaboradores por muchos años, pero todavía no sabemos cómo tocar nuestro espíritu. En vez de ello, nuestra espiritualidad es bastante racional y formulista. Éste es nuestro problema. Deberíamos estimar las cosas que para nosotros eran ganancia como pérdida, sufrir la pérdida de todas las cosas y tenerlas por basura (Fil. 3:7-8). Deberíamos huir de nuestras experiencias pasadas a nuestro espíritu. Nuestras experiencias pasadas pueden impedir que nosotros vivamos en nuestro espíritu hoy. Aunque es posible que ayer estuviésemos en nuestro espíritu, quizás hoy no estemos en nuestro espíritu. Si intentamos aplicar las experiencias espirituales de nuestro pasado a nuestro vivir actual, no será provechoso. Debemos abandonar las experiencias pasadas y preocuparnos únicamente por vivir en nuestro espíritu.

NO HACER NADA
EXCEPTO VIVIR POR EL SEÑOR

La salvación que el Señor efectúa tiene por finalidad que nosotros vivamos por Él. Él vive, y nosotros también vivimos. El Señor vive en nosotros, pero noventa por ciento del tiempo, en nuestro vivir nosotros manifestamos nuestras propias obras. Nuestra santificación, nuestra búsqueda, nuestra tranquilidad y nuestro invocar son meramente nuestras obras. El Señor ha impartido Su mismo ser en nosotros; Él no desea que nosotros hagamos ninguna otra cosa aparte de vivir por Él. Por tanto, nosotros deberíamos sencillamente vivir por Él.

Cuando nos levantamos en la mañana, deberíamos vivir por Él. Por ejemplo, podríamos ser diligentes en practicar la vigilia matutina, pero si no tocamos nuestro espíritu, nuestra práctica saldrá de nosotros mismos. Nuestra vigilia matutina debería proceder del Señor, no de nosotros mismos. Cuando veamos la visión de que el Señor vive en nosotros, deberíamos decir: “Señor, me entrego a Ti. Quiero permitir que Tú vivas, y también deseo vivir por Ti”. No obstante, es fácil regresar a nuestras viejas maneras de proceder. Por ejemplo, cuando llegamos a una reunión, nuestro hábito de dar un mensaje podría influenciarnos para que hablemos más de lo que debemos. Por tanto, necesitamos recordar que el Señor vive en nosotros, y deberíamos someternos al Señor a fin de vivir por Él. No debemos permanecer en nuestras viejas maneras de proceder.

Nuestro Dios es el Espíritu viviente que vive en nuestro espíritu. Vivir por Él y andar conforme al espíritu son nuestra única necesidad. Si dependemos de maneras de proceder y prácticas ya establecidas, pensaremos que lo que necesitamos es encontrar nuevos métodos, especialmente cuando percibamos la vejez de nuestros hábitos actuales. En vez de buscar otra manera de proceder, simplemente necesitamos vivir por el Señor. No necesitamos considerar cómo orar, pues Él nos guiará a orar cuando estemos en nuestro espíritu. Cuanto más oremos en espíritu, mejor será la oración, y ríos de agua viva fluirán espontáneamente de nosotros. El Señor vive en nosotros. Por tanto, no necesitamos métodos. La vida cristiana no es una obra; es un vivir. El Señor vive en nosotros. Cuando Él ora, nosotros oramos, y cuando Él vive, nosotros vivimos.


Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.

Back to Top