Intención eterna de Dios y el complot de Satanás en contra de dicha intención, Lapor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-7955-7
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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En los seres humanos está la ley de procurar hacer el bien. Esta ley está en nuestra mente. Hay una guerra en contra de esta ley por parte de la ley del pecado. Esta guerra ocurre en nuestros miembros.
Los santos chinos estarán familiarizados con el escrito clásico sobre La guerra entre el principio y la pasión. Hace siglos los eruditos chinos descubrieron que en el hombre hay un principio y una pasión, los cuales luchan entre sí. Ellos vieron que los principios estaban en la mente del hombre, en su parte psicológica, y que las pasiones estaban en su cuerpo. Por esta razón, promovían el ascetismo, el duro trato del cuerpo, como la manera de combatir las pasiones. El ascetismo ayudaba a los principios que estaban en el alma del hombre a derrotar las pasiones en su cuerpo. Este conflicto era la guerra que se libraba entre los principios y las pasiones.
Cuando era muy joven, estudié estos escritos. Después de ser salvo y leer Romanos 7, descubrí que Pablo había hablado de lo mismo. Él describía la guerra que se libraba entre la ley del bien en su mente y la ley del pecado en sus miembros. La ley del bien es lo que los eruditos chinos llamaban los principios. Pablo también se refirió a la ley del pecado como el mal (vs. 21, 23). El mal significa casi lo mismo que las pasiones, la palabra que usaban los eruditos chinos. Pablo había tenido la misma experiencia en ese tiempo, tal como se describía en los escritos éticos chinos.
Sin embargo, la experiencia de Pablo no terminó en Romanos 7. En Romanos 8 encontramos algo mucho más elevado que lo que vieron los eruditos chinos. Ellos nunca experimentaron al Dios Triuno procesado, quien llegó a ser el Espíritu para morar en ellos.
Cuando yo predicaba el evangelio a algunos discípulos de Confucio, algunos fueron convencidos. Les mostraba Romanos 8:1, que dice: “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús”. ¡Ninguna condenación! ¡Ahora era un hombre bendecido, no un hombre miserable! Luego, les leía el versículo 2: “La ley del Espíritu de vida me ha librado en Cristo Jesús de la ley del pecado y de la muerte”.
“Lo que ustedes llaman principios”, les decía, “la Biblia lo llama ley. Aquí encontramos otro principio: la ley del Espíritu de vida. ¿Están ustedes familiarizados con este principio? Ustedes conocen las pasiones; conocen el mal. Pero no conocen el Espíritu ni la vida. La ley del Espíritu de vida es una ley en Cristo Jesús, no en Confucio. Confucio ha estado muerto y sepultado por siglos. ¿Cómo podrían ustedes estar en él? Pero los que creemos en Cristo estamos en Él. No sólo tenemos a Cristo, sino que estamos en Él. Esta ley del Espíritu de vida nos ha librado de la ley del pecado y de la muerte”.
Ésta es la guerra y la liberación mencionadas en el título de este capítulo. La guerra se libra entre la ley del bien en nuestra mente y la ley del pecado en nuestros miembros. La liberación es la liberación de la ley del pecado y de la muerte, y ésta se experimenta por medio de la ley del Espíritu de vida. La liberación de la cual estamos hablando aquí no es la liberación estadounidense; no es un resultado de las enseñanzas de Jefferson. Es la liberación de la ley del pecado y de la muerte, y dicha liberación se logra mediante la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús.
Lo que estamos abordando aquí es trascendental. En el Lejano Oriente las enseñanzas éticas de Confucio han regulado a la gente por siglos. Sus enseñanzas no sólo prevalecieron en China, sino también en Japón, en Corea y también en Vietnam. En India la gente está bajo la influencia maligna del hinduismo. Además de esto, tenemos la influencia del islam, la cual se ha extendido mucho. En el mundo occidental la influencia de la religión hebrea es muy dominante. Esta influencia es mejor que las otras, pues no sólo enseña ética y moralidad, sino también acerca de Dios.
El efecto de estas enseñanzas es que en el Lejano Oriente la gente haya sido alentada a desarrollar su voluntad para practicar la ética y conquistar sus pasiones. Muchos de algún modo han logrado hacerlo y son personas orgullosas y de una voluntad férrea. En el mundo occidental la gente trata de llevar una vida moral y virtuosa. Además, muchos oran pidiendo la ayuda de Dios. Hasta cierto punto, debido a que temen a Dios y le adoran, Él les ha concedido alguna bendición. Incluso los incrédulos del mundo occidental están bajo la influencia de las enseñanzas morales de la Biblia. Sin la ética de Confucio, las personas orientales serían salvajes; sin la religión hebrea, los occidentales podrían ser barbáricos. En su mayor parte, tanto los orientales como los occidentales dan una impresión externa de ser cultos y refinados, aunque por dentro son pecaminosos. Podemos compararlos con los escribas y fariseos de la época del Señor. El Señor Jesús no se dejó engañar de su apariencia refinada y su comportamiento religioso, y sabía que el veneno de la serpiente estaba en ellos. Cualquier influencia bajo la cual esté el hombre, ésa es su verdadera condición interna.
Muchas influencias nos afectan. Ellas difieren según la formación que hayamos tenido, pero su efecto es impedirnos ver claramente. Estas influencias llegan a ser capas que cubren nuestra visión. Supongamos que llevamos puestas unas gafas con lentes verdes. Aunque miremos algo blanco, a nosotros nos parecerá que es verde. Ciertamente podemos ver el objeto, pero ése no es su verdadero color. Ése es el problema cuando leemos la Biblia. Tal vez la leamos día tras día, pero llevemos puestas gafas con lentes de color. Es por eso que Pablo oró pidiendo que nosotros tuviéramos un espíritu de sabiduría y de revelación (Ef. 1:17).
En general, todos los pueblos son controlados por influencias éticas. En el caso de las personas religiosas, a esto se añade el asunto de su relación con Dios. Ellas quieren agradarle por su adoración y servicio. Desean cambiar a otros para que tengan un mejor comportamiento. Los misioneros querían propagar el reino de Dios. Hay organizaciones cuyo fin es ganar a los jóvenes y campañas que procuran ganar países para Cristo.
¿Es este esfuerzo por introducir a otros en el reino de Dios digno de condenar? ¿Acaso no es bueno ganar a las personas para Cristo? Ciertamente es bueno, pero por sí solo no es el carril central de la revelación dada por Dios. Pablo había recibido la mayordomía de completar la palabra de Dios (Col. 1:25). Sin su ministerio la Biblia aún sería la maravillosa revelación dada por Dios, pero estaría incompleta. Así que, le tocó a Pablo, y solamente a Pablo, decirnos que la iglesia es el Cuerpo de Cristo, que Cristo es el misterio de Dios (2:2), que la iglesia es el misterio de Cristo (Ef. 3:4-6) y que Cristo vive en nosotros (Gá. 2:20).
¿No valora usted los escritos de Pablo? Pedro no nos dice que Cristo vive en nosotros. Lo más elevado que él nos dice es que somos participantes de la naturaleza divina (2 P. 1:4). Hay muchas copias del Nuevo Testamento que han incluido el libro de Salmos. En el Lejano Oriente los chinos han impreso copias del Nuevo Testamento que incluyen el libro de Proverbios. A los occidentales le gusta los Salmos; y a los orientales les gusta el libro de Proverbios. ¿Qué del carril central de la revelación dada por Dios?
Ustedes jóvenes no se dan cuenta de las influencias bajo las cuales están. ¿No han tomado ustedes alguna vez la resolución de que serán los mejores cristianos?, ¿de que nunca volverán a enojarse?, ¿de que orarán y leerán la Palabra todos los días?, ¿de que serán bondadosos y amables con los demás?, ¿de que cumplirán sus deberes de una manera ejemplar? Todas esas resoluciones son éticas, morales, religiosas, virtuosas, piadosas, devocionales, e incluso “espirituales”.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.