Espíritu y el cuerpo, Elpor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-4516-3
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Todo ha sido consumado por causa de nosotros, y ahora podemos experimentar al Espíritu interna y externamente. No se preocupe; no es necesario que haga nada. Simplemente crea en las buenas nuevas. El evangelio más elevado nos dice que todo lo relacionado con la experiencia interna y externa del Espíritu ha sido consumado. Sencillamente crea todo lo que la Biblia dice e invoque el nombre del Señor.
Hechos 2 encierra un gran secreto, un secreto que la mayoría de cristianos no ha visto. Hechos 2:17 dice: “En los postreros días, dice Dios, derramaré de Mi Espíritu sobre toda carne”. El versículo 21 dice: “Sucederá que todo aquel que invoque el nombre del Señor, será salvo”. En Hechos 2 ser salvo es recibir al Espíritu. Ser salvo no es simplemente ser perdonado de nuestros pecados ni ser rescatados del infierno, sino también recibir al Espíritu Santo. ¿Qué debe suceder a fin de poder recibir el Espíritu Santo y ser salvos? Dos cosas: primero, Dios debe derramar Su Espíritu; y segundo, nosotros debemos invocar el nombre del Señor. El Espíritu ya fue derramado. Ahora lo que usted tiene que hacer es invocar el nombre del Señor Jesús. Cuando usted invoque el nombre del Señor, el Espíritu derramado entrará en usted y estará sobre usted. Es por eso que Romanos 10:13 dice: “Todo aquel que invoque el nombre del Señor, será salvo”.
Hoy en día necesitamos aprender a invocar el nombre del Señor. Siento la pesada carga de que vean cuán urgente es que invoquen. A través de los siglos, Satanás ha cerrado las bocas de muchos cristianos. Si usted invoca el nombre del Señor Jesús durante el día, será saturado, impregnado y empapado del Espíritu, y el poder derramado desde lo alto será su porción. No es necesario que yo lo convenza de esto; tan sólo examine su propia experiencia. Muchas veces mientras se encontraba en medio de problemas, usted invocó el nombre del Señor. Todos hemos experimentado esto en cierta medida. Por lo general no invocábamos al Señor; simplemente no nos gustaba invocar Su nombre. Por esta razón, el Señor nos envió cierta dificultad para ayudarnos o incluso obligarnos a invocarlo. Así, cuando los problemas vinieron, espontáneamente invocamos, diciendo: “Oh, Señor Jesús”. Incluso es posible que la forma en que invocamos no fue la más agradable. Sin embargo, invocamos y recibimos el aliento y fuimos fortalecidos y refrescados. Quiero dejar grabado en ustedes que el secreto para experimentar el aspecto interno y externo de este maravilloso Espíritu es simplemente invocar una y otra vez. Después que invoquen, orarán. Entonces invocarán más y orarán más. Finalmente, ya no sabrán si lo que experimentan es el aspecto interno o el aspecto externo. Entonces interiormente se sentirán muy refrescados, y externamente serán liberados. Ustedes tendrán el poder, el denuedo, la seguridad y la fe para hablar osadamente. No tendrán ninguna duda. La manera de experimentar a este maravilloso Espíritu es que invoquen el nombre del Señor Jesús. Sea sencillo e invoque el nombre del Señor.
Todos necesitamos ser desintoxicados y simplificados. Cuando estoy en casa, experimento al Señor de una manera sencilla, como un niño sencillo. La manera más sencilla en que experimento al Señor es decir: “Oh, Señor Jesús, oh, Señor Jesús”. Muchas veces invoco el nombre del Señor mientras limpio la casa. Cuando me siento cansado de trabajar, me siento fortalecido después que invoco: “Oh, Señor Jesús, oh, Señor Jesús”. Hay momentos en los que no sé qué decir. Sin embargo, después de invocar el nombre del Señor por unos minutos, siento que tengo mucho que decir. Inténtelo. Si invoca el nombre del Señor por cinco minutos, el fuego arderá en su ser. ¡Oh, debemos ser un pueblo que invoca!
Al menos un libro en el Nuevo Testamento, 1 Corintios, fue dirigido al pueblo que invoca. Este libro fue escrito para todos los que invocan el nombre del Señor Jesús (1 Co. 1:2). Cuando Pablo era Saulo de Tarso, él recibió autoridad para perseguir e incluso para matar a los creyentes. En Hechos 9 vemos que su intención era encarcelar a todos los que invocaban el nombre del Señor. Esto indica que los cristianos de antaño eran personas que invocaban. No era necesario que ellos les dijeran a otros que eran cristianos, ni tampoco era necesario que otros averiguaran quiénes eran cristianos. Era muy fácil saberlo porque los cristianos eran personas que invocaban. Ellos invocaban el nombre de Jesús. Hoy en día nosotros debemos ser personas que invocan, que durante todo el día invocan el nombre del Señor. Cuando usted invoca Su nombre, está en el Espíritu. Cuando invoca Su nombre, es lleno del Espíritu, saturado del Espíritu, impregnado del Espíritu y empapado del Espíritu. Cuando invoca el nombre de Jesús, el Espíritu se derrama sobre usted. Entonces interna y externamente, será lleno del Espíritu.
Algunas reuniones pueden comenzar simplemente invocando el nombre del Señor por algunos minutos. El Señor aborrece la muerte por encima de cualquier cosa. Nada es más contaminante que la muerte. Aunque no los animo a comportarse alocadamente, deseo dejar grabado en ustedes la necesidad de invocar el nombre del Señor, e incluso los exhorto a que lo hagan. Aquellos que lo hacen pueden testificar que han visto la diferencia. Espero que llegue el día en que todos por costumbre invoquemos el nombre del Señor Jesús todo el tiempo. Antes de leer la Biblia, intente invocar el nombre del Señor Jesús por unos minutos. ¡Usted notará una gran diferencia en su lectura de las Escrituras! Aunque esto no cambiará la Biblia, definitivamente lo cambiará a usted. Usted estará viviente y su espíritu se despertará. El simple conocimiento es inútil, pero invocar: “Oh, Señor Jesús” es de gran utilidad. ¿Ya conoce usted la manera de recibir al Espíritu? No es necesario que frunza el ceño ni ayune por tres días. El Señor nunca lo predestinó para que hiciera eso. En cambio, Él lo destinó a que invocara al Señor. En Su economía Él ya realizó todo lo necesario para que nosotros pudiéramos experimentar al Espíritu interna y externamente, es decir, para que pudiéramos experimentar la presencia del Espíritu que mora en nosotros y el derramamiento del Espíritu. Ahora Él está aquí como el Espíritu todo-inclusivo. Este Espíritu incluye al Salvador, al Redentor y al Dador de vida. Él no está esperando que usted ayune u ore, sino que más bien espera que invoque Su nombre. Él está esperando que usted inhale el nombre de Jesús y beba de la vida en verdad. Lo animo a que lo intente. Todas las iglesias locales deben ser iglesias que invocan, y cada santo en el recobro del Señor debe ser una persona que invoca el nombre del Señor. Hemos sido llamados para invocarlo.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.