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Cómo estudiar la Bibliapor Watchman Nee

ISBN: 978-0-7363-0539-6
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II. LAS MUJERES

Las mujeres ocupan una categoría especial en la Biblia. Podríamos estudiar todas las mujeres como una sola categoría. Podemos estudiar a Eva, su creación, sus palabras, sus actos independientes, su caída y su castigo, y la promesa que Dios le dio de ser la madre de todos los vivientes. Luego proseguimos con Sara, Rebeca, Tamar, Rut, Rahab, Ana, Abigail, la Sulamita... Podemos continuar con la mujer que dio a luz un hijo varón en Apocalipsis 12, con la gran ramera del capítulo diecisiete, y con la esposa del Cordero, en el capítulo diecinueve. Podemos ver una línea ininterrumpida. Todas las mujeres de la Biblia tipifican, positiva o negativamente, los muchos aspectos de una mujer: la iglesia.

III. LA TIPOLOGIA

Para estudiar los tipos del Antiguo Testamento, primero debemos tener un fundamento en el Nuevo Testamento. El Nuevo Testamento habla de Cristo, de la redención, de la iglesia y del Espíritu Santo. Estas son cuatro cosas espirituales muy importantes. Los principales tipos que vemos en el Antiguo Testamento representan estas cuatro entidades. Los tipos del Antiguo Testamento representan a Cristo o la redención o a la iglesia o al Espíritu Santo. En el Antiguo Testamento primero vemos la fotografía y después la persona. En el Nuevo Testamento primero vemos la persona, y luego regresamos al Antiguo Testamento para ver la fotografía. Si hemos visto la realidad de Cristo, de la redención, de la iglesia y del Espíritu Santo, nos será fácil ver los tipos contenidos en el Antiguo Testamento.

La segunda creación, que consta en Génesis 1, es un tipo de la nueva creación. En el capítulo dos Eva es tipo de la iglesia sin pecado. Cuando pensamos en nosotros, pensamos en el pecado, porque estamos ligados inseparablemente a él. Sin embargo, Dios nos muestra que la relación entre Cristo y la iglesia es separada del pecado, porque su relación comienza en Génesis 2, no en Génesis 3. Adán estaba relacionado con Eva en Génesis 2. Por tanto, la relación de ellos no tenía nada que ver con el pecado. Lo mismo sucede entre Cristo y la iglesia. Cuando pensemos en la iglesia no debemos pensar en el pecado. A los ojos de Dios la iglesia está libre de pecado. La muerte del Señor Jesús por los pecadores fue la remisión del pecado. Pero Su muerte por la iglesia no tiene relación con el pecado sino con la vida. En Génesis 3 vemos las hojas de higuera y la piel de animales. En el capítulo cuatro vemos las ofrendas. Más tarde vemos a Isaac. ¿Quién es Isaac? ¿Es él un tipo de la iglesia, del Espíritu Santo o de la redención que efectuó el Señor Jesús? Cuando leemos el Nuevo Testamento, vemos que Isaac tipifica en cierto aspecto al Señor Jesús, pues tiene cierta semejanza con el Señor Jesús. No sólo nació de Abraham y de Sara, sino también de la promesa; para Sara, Isaac fue el hijo unigénito de su padre; para Abraham, todo lo que Isaac tenía lo había heredado; Isaac simplemente disfrutaba su herencia. Dios envió al mundo el Espíritu Santo, quien obtuvo la iglesia y la desposó con Cristo como esposa del Cordero; el padre de Isaac envió su criado más viejo a su propia tierra y tribu para encontrar una esposa para Isaac, la cual fue Rebeca. Si comparamos el Antiguo Testamento con el Nuevo, encontraremos muchas cosas en el Nuevo Testamento que corresponden a los tipos del Antiguo Testamento. En Gálatas, Isaac representa a los cristianos espirituales ya que tipifica un andar espiritual, pero Ismael tipifica un andar por la carne en la iglesia. Ismael fue engendrado por Abraham por medio de Agar, es decir por medio de la carne; tipifica el esfuerzo del hombre. Isaac nació después de que Abrahan había abandonado toda esperanza de tener un hijo; nació de la promesa de Dios y, por ende, tipifica la obra del Espíritu Santo. Este es sólo un ejemplo de la aplicación de los tipos. Si recorremos la Biblia capítulo por capítulo, encontraremos muchos tipos diferentes. El libro que contiene más tipos es Génesis. Podemos decir que Génesis es el vivero donde se siembran las semillas que crecen a lo largo de la Biblia.

El libro de Exodo en conjunto tipifica la forma en que somos salvos del mundo. La Pascua es un tipo del partimiento del pan. El paso del mar Rojo es un tipo del bautismo. Cuando el pueblo murmuraba y vagaba por el desierto tipificaba a los hijos de Dios en diferentes condiciones. El agua fresca que brotó es un tipo del Espíritu Santo.

El tabernáculo es un tipo de nuestro Señor Jesús mientras estuvo en la tierra y también es un tipo de nuestro tránsito por el mundo. El tabernáculo no tenía piso, y se erigía en el desierto. Nosotros tenemos que esperar hasta que venga la Nueva Jerusalén para ver las calles de oro. Mientras pasamos por este mundo, tenemos una gloriosa comunión con el Señor, pero la meta que Dios tiene para nosotros es Canaán; El no desea que permanezcamos en el desierto.

Al seguir adelante, descubrimos en el libro de Números que los israelitas pasaron por cuarenta y dos estaciones después de su éxodo de Egipto, antes de entrar en Canaán. Cada estación tiene su significado. Cuando leemos los nombres de las estaciones obtenemos una fotografía del vagar del hombre y de las condiciones para entrar en Canaán.

Las ofrendas, las fiestas y las ordenanzas acerca de la purificación son tipos y los hemos de estudiar.

El libro de Josué tiene tipos muy profundos. Esto no significa que todos los tipos de dicho libro sean profundos, sino que hay muchas cosas profundas en el libro de Josué. Para entender lo que significa la entrada de los israelitas en Canaán y las guerras que allí libraron, primero tenemos que averiguar el significado de Canaán. Algunos piensan que Canaán tipifica el cielo. Si ése es el caso, ¿habrá, entonces, guerra en el cielo? Si leemos cuidadosamente concluiremos que Canaán no puede ser tipo del cielo. Es un tipo de una posición celestial. Es el equivalente a los lugares celestiales mencionados en Efesios. Por una parte, estamos sentados con Cristo en los lugares celestiales; por otra, luchamos contra las huestes espirituales de maldad en las regiones celestiales (Ef. 6:12). Al estudiar estos tipos, no debemos limitarnos al libro de Josué; también debemos examinar Efesios. En efecto, Josué no solamente se debe leer con Efesios, sino también con Hebreos. La entrada a Canaán descrita en Josué tipifica dos cosas: la guerra espiritual (de Efesios) y el reposo (de Hebreos). Este descanso es una clara alusión al reino. Por consiguiente, Canaán no es un tipo del cielo sino del descanso del reino. No todo el que aplicó la sangre del cordero y comió el cordero de la Pascua entró en Canaán; sólo dos personas entraron, y el resto murió en el desierto. Muchos son los llamados, pero pocos los escogidos. Así que Canaán tipifica el reino. La entrada a Canaán tipifica nuestro reinado en el reino de Dios. Si tenemos dudas acerca de este punto fundamental, veremos que parte de Josué tipifica la posición que el creyente tiene en los lugares celestiales hoy, y que parte tipifica el galardón dado en el futuro.

Las innumerables iniquidades enumeradas en el libro de los Jueces tipifican la vida del hombre que hace su propia voluntad, lo cual produce confusión.

En Samuel vemos que el hombre reina y que Dios delega Su autoridad. Antes de que surgiera un hombre conforme al corazón de Dios, se levantó un hombre conforme al corazón del hombre. David tenía un corazón según el de Dios, pero le precedió Saúl, un hombre conforme al corazón del hombre. Es evidente que Saúl tipifica el reino del anticristo. Vemos cómo el rey que Dios escogió fue a la batalla y como llegó a disfrutar de paz. Vemos la batalla de David y la gloria de Salomón. El reinado de Saúl tipifica la condición predominante durante la gran tribulación; el reinado de David tipifica la condición posterior a la tribulación, y el reinado de Salomón tipifica el milenio. Todos estos son tipos bastante claros.

La edificación del templo por Salomón también es un tipo de la edificación de la iglesia por parte de Cristo. El templo estaba en Jerusalén, lo cual tipifica que la iglesia se reúne y adora en el nombre del Señor, porque Dios estableció Su nombre en Jerusalén. Jerusalén era el único lugar que Dios reconocía y en el cual puso Su nombre (1 R. 14:21). Cuando Jeroboam se levantó, erigió altares de adoración en Bet-el y en Dan, lo cual Dios condenó. Dios desea que el hombre lo adore solamente en el lugar donde Su nombre ha sido establecido. No desea que el hombre lo adore en ningún otro lugar. En los tiempos de avivamiento, algunos reyes derribaban los altares, y otros no. Este es un tipo de los avivamientos que han ocurrido en la iglesia. Más tarde, el templo fue destruido, lo cual tipifica el hecho de que la iglesia quedó desolada. Mucho tiempo después, Nehemías, Zacarías y Zorobabel regresaron para reedificar el templo. Aunque el templo reedificado no fue tan glorioso como el que había sido destruido, fue el comienzo de la restauración. Este es un tipo del recobro de la iglesia, que se completará cuando el Señor venga por segunda vez. Entonces la iglesia será una iglesia gloriosa.


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