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Tratar con nuestras partes internas para el crecimiento en vidapor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-7381-4
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CAPÍTULO OCHO

LA CONDICIÓN DE NUESTRO ESPÍRITU
CON RESPECTO A LA REGENERACIÓN

Lectura bíblica: Ef. 2:1, 5; Col. 2:13; Jn. 3:6; Ez. 36:26; Ro. 8:16; 2 Ti. 4:22; Jn. 4:24; Ro. 1:9a; Ef. 6:18; Ro. 8:4-5; 1 Co. 2:11; Gá. 6:1; 1 P. 3:3-4

En este capítulo veremos la condición de nuestro espíritu en sus tres etapas: antes de la regeneración, durante la regeneración y después de la regeneración.

LA CONDICIÓN DE NUESTRO ESPÍRITU
ANTES DE LA REGENERACIÓN

Según Efesios 2:1 y 5 y Colosenses 2:13, nuestro espíritu estaba en una condición de muerte antes de ser regenerados. Aparentemente, estos versículos no emplean la palabra espíritu. No obstante, consideremos nuestro pasado antes de ser regenerados. Antes de la regeneración, nuestro cuerpo no estaba muerto. Si así fuese, habríamos sido enterrados. Antes de ser regenerados, nuestra alma tampoco estaba muerta. De hecho, estaba muy activa y viva. Nuestro cuerpo no estaba muerto, nuestra alma no estaba muerta, y tampoco nuestro corazón estaba muerto, pero estos dos pasajes de la Palabra claramente nos dicen que estábamos muertos. ¿Entonces en qué parte de nuestro ser estábamos muertos? Puesto que tenemos un espíritu, un alma y un cuerpo, debe ser que antes del tiempo de nuestra regeneración estábamos muertos en nuestro espíritu.

Que el espíritu esté muerto significa principalmente que ha perdido su función. Si mis ojos pierden su función, entonces vienen a ser ojos muertos. La función del espíritu es tener contacto con Dios, recibir a Dios y sentir a Dios. Antes que fuésemos regenerados, nuestro cuerpo era muy viviente, y nuestra alma era muy activa con muchas funciones, pero nuestro espíritu estaba dormido, había perdido su función y no podía percibir a Dios. Puesto que había perdido la función de tener contacto con Dios, nuestro espíritu estaba amortecido y dormido.

LA CONDICIÓN DE NUESTRO ESPÍRITU
EN EL MOMENTO DE LA REGENERACIÓN

Según estos mismos versículos mencionados en Efesios y Colosenses, en el momento de nuestra regeneración, nuestro espíritu fue vivificado. Además, Juan 3:6 nos dice que nuestro espíritu amortecido no solamente fue vivificado, sino regenerado. Este versículo dice: “Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es”. Según Ezequiel 36:26, nuestro espíritu regenerado también fue renovado. Nuestro espíritu muerto se hizo viejo. Todo lo muerto llega a ser viejo; las cosas muertas son cosas viejas, como un árbol muerto y viejo. Ahora en el momento de nuestra regeneración, el espíritu muerto fue vivificado, regenerado y renovado. Vino a ser un espíritu viviente y un espíritu nuevo.

LA CONDICIÓN Y FUNCIÓN DE NUESTRO ESPÍRITU
DESPUÉS DE LA REGENERACIÓN

La condición de nuestro espíritu:
El Espíritu Santo y Cristo mismo moran en él

Después de que fuimos regenerados, nuestra conciencia fue purificada y limpiada por la sangre de Jesús, la comunión del espíritu fue avivada, y la intuición del espíritu se hizo sensitiva. No obstante, hay algo más importante que esto respecto a la condición de nuestro espíritu. Después de la regeneración, el Espíritu de Dios está ahora en nuestro espíritu. No sólo el espíritu mismo con sus tres partes ha sido avivado, sino que ahora contiene al Espíritu de Dios, e incluso a Cristo mismo. Romanos 8:16 nos dice que el Espíritu está ahora en nuestro espíritu. Este versículo dice: “El Espíritu mismo da testimonio juntamente con nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios”. Luego 2 Timoteo 4:22 confirma que Cristo está en nuestro espíritu, diciendo: “El Señor esté con tu espíritu. La gracia sea con vosotros”. Este versículo es tan importante como Juan 3:16, sólo que casi nadie le presta atención. Juan 3:16 dice que Dios amó tanto al mundo, esto es, a la gente de este mundo, que dio a Su Hijo por ellos. Ahora tenemos a Su Hijo. ¿Dónde está Él? Él está en nuestro espíritu.

Algunos amados cristianos, incluso algunos maestros del cristianismo, dicen que el espíritu es igual que el alma. Sin embargo, no podemos hallar ningún versículo que diga que el Espíritu Santo esté en nuestra alma, ni tampoco podemos hallar un versículo diciendo que el Señor Jesucristo esté con nuestra alma. Romanos 8:16 dice que el Espíritu Santo da testimonio juntamente con nuestro espíritu, y 2 Timoteo 4:22 dice que el Señor está con nuestro espíritu. Ahora entendemos bien cuál es la condición de nuestro espíritu. Nuestro espíritu fue vivificado, regenerado y renovado, tiene al Espíritu Santo dentro de él y el Señor está con él. Nuestro espíritu se halla en una condición muy saludable y fuerte.


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