Impartición divina de la Trinidad Divina, Lapor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-6710-3
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Hebreos 6:20 nos dice que Cristo es el Precursor. Todos somos corredores que corren para escapar de todas las cosas que no son Dios. Corremos para entrar en Dios. El primero que corrió para entrar en Dios fue el hombre Jesucristo, el nazareno. Él fue el precursor, quien corrió para escapar de todo lo que no es Dios, a fin de entrar en Dios. Él ahora está detrás del velo en el Lugar Santísimo donde Dios está. Él fue el primero en llegar allí. Él fue el precursor, y nosotros ahora también estamos corriendo la misma carrera. Estamos corriendo para entrar en Dios. Cristo fue el primero en correr esta carrera, y nos está introduciendo en Dios.
Como nuestro Sumo Sacerdote Él ora por nosotros y se ocupa de nuestro caso (He. 4:14; 7:26). Él nos sostiene y nos suministra todo lo que necesitamos a fin de que Dios sea impartido en nosotros.
Cristo es también las ofrendas por el pecado y por los pecados (He. 9:26, 28; 10:12). En primer lugar, Él es la ofrenda por el pecado. La ofrenda por el pecado está en forma singular, lo cual se refiere a nuestra naturaleza pecaminosa. Además de esto, Él es la ofrenda por los pecados, en plural. Esto se refiere a nuestras transgresiones y ofensas y malas acciones. Cristo es la ofrenda tanto por el pecado como por los pecados. El pecado es el mayor obstáculo que impide que Dios se imparta en nosotros. Cristo resolvió este problema, quitando nuestro pecado, quitando este obstáculo, a fin de que Dios pueda impartirse libremente en nosotros. Él ofreció “un solo sacrificio por los pecados”, resolviendo así el problema de nuestras transgresiones y malas acciones. ¡Aleluya! Hoy el camino está completamente despejado para que podamos contactar a Dios y para que Dios se imparta en nosotros. Hay un camino, una vía libre de estorbos, para que Dios se imparta en nuestro ser.
Cristo es también nuestra Pascua (1 Co. 5:7). Debido a que tenemos a Cristo, nada puede condenarnos (Ro. 8:1). Ni siquiera Dios puede condenarnos (Ro. 8:33). Tal es nuestra Pascua. El día de la Pascua la sangre del cordero fue derramada por todos los hijos de Israel, y la condenación de Dios pasó por encima de ellos. Aquélla fue la Pascua, celebrada para que los hijos de Israel pudieran comer la carne del cordero y recibir vida. Por lo tanto, el propósito de la Pascua es que la vida sea impartida en los redimidos.
En 1 Timoteo 2:5 leemos que Cristo es nuestro Mediador. Un mediador es un intermediario. Cuando hay problemas entre dos personas, se necesita un mediador. Había problemas entre nosotros y Dios, pero Cristo es nuestro Mediador que hace la debida restitución para que Dios pueda impartirse en nosotros. Por ejemplo, en mi casa usamos la electricidad para tener luz, calefacción y aire acondicionado, y también como fuente de energía. A veces tenemos problemas con el aire acondicionado o con la calefacción o con las luces. En esos casos siempre necesitamos un mediador. Así que llamamos a un querido hermano que vive en Anaheim para que venga y se ocupe del problema. Con respecto a Dios, no existe ningún problema; pero con respecto a nosotros hay muchos problemas. Simplemente un pequeño disgusto con nuestra esposa puede convertirse en un problema que impide que la “electricidad” celestial funcione bien. Cuando esto sucede, usted tiene que llamar al Mediador. Cuando lo invoca, Él se hace muy presente. Él resuelve su problema y de inmediato Dios vuelve a fluir. Tan sólo un atisbo de mala actitud puede impedir que Dios fluya en usted. Si esto sucede, usted debe nuevamente invocar al Mediador, diciendo: “¡Oh, Señor Jesús!”. De este modo, el fluir será restaurado. Éste es Cristo como nuestro Mediador, quien hace posible que Dios se imparta en nosotros.
Cristo es el fiador de un mejor pacto (He. 7:22). Cuando se tiene un acuerdo o contrato, se necesita tener una garantía o un garante. Jesucristo es tanto la garantía como el garante para impartirnos a Dios. A fin de impartirse en nosotros, Dios hizo un pacto con nosotros. Luego, para asegurarnos de que Él se impartirá en nosotros, Dios firmó el contrato. Cristo es la garantía y el garante, el fiador, de este contrato.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.