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Iglesia como el Cuerpo de Cristo, Lapor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-4182-0
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Actualmente disponible en: Capítulo 6 de 21 Sección 2 de 4

LA OBRA CREADORA DE DIOS PREPARÓ
LOS MATERIALES PARA EL EDIFICIO DE DIOS

Dios ha venido realizando esta obra de edificación desde la creación del mundo. En la eternidad pasada Dios tenía los planos arquitectónicos de Su edificio, y Él preparó los materiales según estos planos, por medio de la obra de creación. No debemos pensar que la creación de Dios sea equivalente a Su obra de edificación, pues Su creación sólo preparó los materiales para Su edificación. El hombre que fue creado era el material que Dios preparó para Su edificio. Por ejemplo, con relación a una ciudad física, los materiales para edificar la ciudad deben prepararse antes de que ésta pueda ser edificada. Dios hizo al hombre del polvo de la tierra a fin de preparar el material para Su edificio; el Adán que fue creado, el linaje humano creado, es el material que Dios usa para Su edificio. Por consiguiente, la creación es una preparación para el edificio.

La edificación de Dios empieza después de la obra de creación. La creación fue hecha mediante el poder de Dios, mientras que el edificio es producido por medio de la vida de Dios. En otras palabras, la creación es la obra de las manos de Dios, mientras que la edificación procede de la naturaleza de Dios. Después que Dios terminó Su obra de creación en Génesis, Él empezó a entrar en su obra de edificación. En el Antiguo Testamento, aunque Dios no empezó oficialmente Su obra de edificación, Él usó tipos y figuras para describir el edificio que deseaba. Por ejemplo, el tabernáculo, el templo, la coordinación y el servicio de los hijos de Israel, el hecho de que llegaran a ser un reino de sacerdotes y el servicio que se describe en Nehemías y Esdras después que ellos regresaron del cautiverio, todo ello, son sombras y figuras del edificio de Dios.

EL FUNDAMENTO DEL EDIFICIO
FUE PUESTO POR EL SEÑOR
DESPUÉS DE SU MUERTE Y RESURRECCIÓN

Por medio de la encarnación, la muerte y la resurrección, el Señor puso el fundamento para el edificio. Por medio de la encarnación, la muerte y la resurrección, el Señor llegó a ser la piedra del fundamento (Is. 28:16) y la piedra angular (Hch. 4:11; 1 P. 2:7). El significado de que Él sea la piedra del fundamento es que todo es edificado sobre Él; y el significado de que Él sea la piedra angular es que todas las cosas son unidas por medio de Él. Después de la resurrección del Señor, el Espíritu Santo descendió y entró en el hombre trayendo la vida y la naturaleza de Dios. La eficacia de la muerte y la resurrección del Señor también estaban incluidas en el Espíritu a fin de que la edificación se llevara a cabo. Por un lado, el Espíritu Santo usa el pueblo que Dios creó y redimió como los materiales y poco a poco los edifica en Dios; por otro lado, Él gradualmente forja en ellos la vida y la naturaleza divinas. Ésta es la manera en que el Cristo encarnado, crucificado y resucitado es edificado en Sus redimidos. En este punto, el edificio de Dios se convierte en el enfoque principal de la revelación neotestamentaria.

El Señor habló por primera vez del edificio cuando los que estaban con Él empezaron comprender que el Hijo del Hombre era el Hijo de Dios. La obra de edificación de Dios empezó con esta revelación. La obra de edificación de Dios empezó cuando algunos comprendieron lo que era la mezcla de Dios y el hombre y la coordinación entre Dios y el hombre. En cualquier momento y en cualquier lugar en que haya algunos que vean este misterio, la edificación de este misterio empezará. La edificación empezó en Mateo 16 como resultado de haber visto esto. A partir de ese momento, vemos una línea central de este tema en el Nuevo Testamento que continuamente nos habla de esta edificación.

LA OBRA DE EDIFICACIÓN TIENE COMO RESULTADO QUE SE PRODUZCA UNA CIUDAD

Por un lado, Dios está laborando, está edificando en los cielos; por otro, los apóstoles, aquellos que tienen un ministerio, están edificando en la tierra. Además, el Cuerpo de Cristo también está edificándose a sí mismo. Estos dos aspectos de la edificación, en el cielo y en la tierra, es en realidad una sola obra de edificación que hace que se produzca una ciudad. La edificación es la morada de Dios, el templo de Dios y la casa de Dios. Una vez que la edificación haya concluido y se haya agrandado, vendrá a ser una ciudad. Sabemos que la ciudad es una morada porque en Apocalipsis 21:3 dice que la ciudad santa es el tabernáculo de Dios con los hombres. El tabernáculo es una morada. Antes de que la ciudad aparezca, la morada de Dios en la tierra es la iglesia. En el futuro la ciudad santa será el agrandamiento de la compleción máxima de la iglesia, la consumación de la edificación de Dios. Esto nos muestra que la iglesia está relacionada con la edificación.

Por lo tanto, no podemos simplemente enseñar y mejorar a la iglesia; debemos edificar la iglesia. La iglesia no necesita simplemente enseñanzas; la iglesia necesita ser edificada. Las enseñanzas verdaderas, sólidas y de crucial importancia son las que se deben edificar. Toda labor que se considere valiosa debe ser una labor de edificación. En el cristianismo actual se dan demasiadas instrucciones y enseñanzas pero hay muy poca edificación; abundan las enseñanzas pero prácticamente no se da ninguna edificación. Hoy en día Dios no está haciendo énfasis en las enseñanzas; cualquier énfasis que se haga en las enseñanzas debe hacerse por causa de la edificación.


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