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Vencedores que Dios busca, Lospor Watchman Nee

ISBN: 978-0-7363-0651-5
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Actualmente disponible en: Capítulo 9 de 23 Sección 2 de 2

I. NO TIENEN PROFUNDIDAD DE TIERRA

La primera razón que el Señor menciona es que estas semillas no tienen profundidad de tierra. Una persona en esa condición sólo tiene una pequeña cantidad de tierra; todo lo que se relaciona con ella es superficial. No tiene mucha tierra, y es muy superficial. Se sacia con facilidad y le da hambre fácilmente. Toma poco y queda satisfecha. Para ella es tan fácil regocijarse como afligirse, reírse como llorar. Permanece en un lugar muy superficial. Es una persona que se comporta según sus circunstancias, es decir, vive en sus emociones. No hay nada más superficial en este mundo que las emociones y las circunstancias.

Cuando un árbol es grande, sus raíces son grandes porque tienen que descender a lo profundo de la tierra para hallar agua. Debido a que no hay agua en la superficie, algunas raíces descienden de tres a cinco kilómetros. Cuando las raíces no encuentran agua en la superficie, bajan a lo profundo, aun kilómetros en algunos casos, para hallar agua. Se hallan palmeras en medio de los desiertos de Arabia. Ellas ondean su verde y exuberante follaje bajo el candente sol, debido a que sus raíces están en contacto con agua fresca; así que el candente sol no les afecta. Por lo tanto, aunque sean severamente azotadas por los rayos solares, pueden absorber el agua fría porque no viven en la superficie de la tierra, sino en las profundidades del suelo.

Todos aquellos que viven según el ambiente que les rodea o por sus sentimientos, viven en un terreno superficial. Aunque yo no he estado laborando para el Señor por mucho tiempo, he notado que las personas más difíciles de tratar son las que dicen “sí” a todo. No importa lo que usted diga, ellos responden que sí y aceptan superficialmente lo que usted dice. Parecen estar muy atentos, pero en verdad, interiormente no tienen nada. Las personas que ríen y lloran con facilidad, que son afectadas fácilmente por el clima, que se alegran o se entristecen debido a sus sentimientos o a lo que las rodea, son muy difíciles de manejar. Las personas cuyo suelo es superficial son controladas por sus emociones y sus circunstancias. Las que tiene profundidad no son así. Ellas no se fijan en las circunstancias, sino en que el Señor detrás de ellas. No prestan atención a sus emociones, pues las han encerrado bajo llave. Conocen al Señor desde adentro.

Hermanos y hermanas, ¿que sucede con quienes tienen poca tierra? El Señor nos muestra una lección profunda aquí. Si no vemos al Señor detrás de las circunstancias y nos conducimos según nuestras emociones o nuestro ambiente, no podremos asirnos de ninguna doctrina o enseñanza. ¿Qué está haciendo entre nosotros el Señor hoy? El busca algunos entre nosotros para que sean vencedores. Nunca podremos ser vencedores si nos conducimos constantemente según lo que nos rodee, sin ninguna seguridad; esto es vivir por nuestros sentimientos sin conocer al Señor. Muchos cristianos se alegran cuando progresan de una manera fácil, pero cuando se encuentran con la oscuridad, sienten que todo les deprime. No tienen idea de lo que es la obra del Espíritu Santo. No viven por el Señor, sino por las palabras del hombre, por sus propios pensamientos y guiados por sus circunstancias. En tal condición, cuando las dificultades lleguen, van a caer. Una vez se vean frente a la cruz, caerán. Por consiguiente, si tropezamos ante los sufrimientos y no tomamos la cruz para seguir adelante, no seremos de mucha utilidad para el Señor; por el contrario, seremos muy superficiales, no tendremos nada, sensibles a nuestros sentimientos, y viviremos por éstos.

II. NO TIENEN RAICES

El Señor nos dice que la segunda razón por la cual la semilla se seca es la carencia de raíces. ¿Qué es la raíz? En un árbol vemos el tronco, y la parte que está bajo la tierra, la cual no podemos ver,, es la raíz. Las ramas tienen vida y son visibles, pero las raíces son invisibles. Las raíces están enterradas bajo la superficie. Por consiguiente, las raíces se refieren a la vida escondida. A aquellos que no tienen raíces ante el Señor, se les seca la vida. Aquellos que no tienen una vida escondida, que hacen todo delante de los hombres y no tienen una relación especial con el Señor, no pueden pasar la prueba de la cruz. Permítanme preguntarle: ¿Es su vida espiritual sólo lo que los hombres ven? ¿Tiene usted una vida secreta delante del Señor, la cual vive en su propio aposento? Si sus oraciones solamente se oyen en la reunión de oración, si usted sólo lee la Biblia con otros, y si todas sus obras son hechas delante de los hombres, entonces no tiene raíces. ¿Sabe que son las raíces? Las raíces son la parte que nadie ve, que está escondida y que vive en secreto. Nada que sea visible es parte de las raíces. Por eso, debemos preguntarnos ¿cuánto de nuestra vida se lleva a cabo en verdad delante del Señor? Aparte de la conducta, el testimonio, la lectura de la Biblia y las oraciones que hacemos delante de los hombres, ¿cuánto hacemos en secreto? Si usted no tiene una vida secreta o escondida delante de Dios, y si no tiene una oración privada, una lectura a solas y una obediencia secreta, puedo decirle francamente que usted no tiene raíces. Por eso, no le extrañe que cuando la cruz le sea aplicada, usted no la podrá soportar. Esto se debe a que usted carece de una vida escondida. Nada lo preservará más que una vida escondida. Si usted ve que un hermano cae o fracasa o que está en problemas, sin necesidad de preguntarle a nadie, tenga la certeza de que, antes del problema, aquel hermano ya había perdido su vida escondida. El perdió su vida escondida durante las semanas, los meses o posiblemente los años anteriores. La vida espiritual de uno depende mucho de su vida escondida delante de Dios. Si no puede alimentar tal vida, se debilitará. Por tanto, debe darse cuenta de la importancia de tener una vida escondida.

Cerrar la puerta como se describe en Mateo equivale a tener una vida con raíces. ¿Qué dijo el Señor en el versículo 6 del capítulo 6? Dijo que cuando oremos, debemos entrar en nuestro aposento y, cerrada la puerta, oremos a nuestro Padre que está en secreto; y el Padre que ve en secreto, nos recompensará. El Señor es muy específico, El dice que el Padre nos verá en secreto. La oración es algo que se puede ver. Siempre pensamos que la oración es algo que se puede oír, pero el Señor no dice que las oraciones se oyen, sino que se ven. Muchas veces cuando no tenemos palabras delante del Señor, nuestra sola actitud es suficientemente preciosa, porque Dios nos ve, no simplemente nos oye. Hermanos y hermanas, ¿cuánto de lo que somos se puede ver ante Dios? ¿Cuánto de nuestro vivir lo puede ver El? ¿Cuántas veces solamente podemos ser vistos por el Señor y por nadie más? ¿O todo lo hacemos frente a los hombres? Quisiera dirigirme especialmente a los hermanos que sirven en la obra. Nadie es más susceptible que los que laboran para el Señor. Nosotros sufrimos más tentaciones que los demás, porque para nosotros es fácil poner, e incluso exhibir ante los hombres, todo lo que tenemos en secreto. Hermanos, permítanme preguntarles de nuevo: ¿Cuánto de nuestras vidas es vista por Dios solo y no la conocen los hombres? ¿Cuántos tienen la experiencia de Pablo, que por catorce años no reveló lo que había experimentado? ¿Cuántas de nuestras cosas son guardadas exclusivamente para que Dios las disfrute? Si no tenemos algo así, les digo con franqueza que no podremos tener raíces. Si no tenemos una vida espiritual escondida y no hemos sido disciplinados por Dios ni heridos por El de una manera escondida, todo será superficial y no tendrá valor.

Todo lo que el hombre tiene debe ser primero probado en la cruz y debe pasar la prueba, antes que se pueda considerar digno de confianza. Si un hombre está profundamente arraigado en la muerte de Cristo, pasará por pruebas pero permanecerá. Permítanme preguntar: ¿Diría usted que todavía creerá, si es perseguido por causa del Señor al grado de arriesgar la vida, y teniendo a alguien que le dice: “Te mataré si continuas creyendo en el Señor Jesús”? ¿Cómo sabe usted que no tratará de salvar su propia vida? La única protección que usted tiene cuando pasa por juicios, tribulaciones y persecuciones son sus raíces profundas. Si las raíces no son profundas, con seguridad fracasará y no podrá vencer. Si en aquel día usted quiere estar de pie, debe tener raíces profundas en su vida cotidiana hoy. Esto significa que usted debe tener una vida escondida delante del Señor y debe continuar teniendo experiencias secretas. Por lo tanto, la única manera en que podemos saber que no caeremos en aquel día, es por tener hoy una vida escondida.


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