Información del libro

Experiencia subjectiva que tenemos del Cristo que mora en nosotros, Lapor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-9033-0
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

    Por favor, utilice Firefox o Safari
Actualmente disponible en: Capítulo 2 de 9 Sección 4 de 4

CRISTO LLEGA A SER EL ESPÍRITU TODO-INCLUSIVO

La Biblia dice explícitamente que el Señor Jesús, el Dios-hombre, ha llegado a ser el Espíritu vivificante (1 Co. 15:45) a fin de morar en nuestro espíritu. Ahora Él es el Espíritu, el Espíritu todo-inclusivo. Puesto que el Señor Jesús es Dios, el Espíritu tiene el elemento de Dios, y puesto que Él también es un hombre, el Espíritu también tiene el elemento del hombre. Él estuvo en la tierra por treinta y tres años y medio, y llevó la vida de un hombre común. Por tanto, el Espíritu también tiene el elemento de las experiencias de la vida humana. Él murió en la cruz y derramó Su sangre por nosotros a fin de redimirnos de nuestros pecados y dar fin a nuestra vieja creación, nuestra carne, nuestras lujurias, nuestro ser natural y el yo, y luego Él también resucitó y ascendió por nosotros. Por ende, en el Espíritu están los elementos de la eficacia de Su muerte, el poder de Su resurrección y la glorificación en Su ascensión. Cuando vivimos junto con Él, es decir, cuando vivimos y nos movemos por el Espíritu, inconscientemente este Espíritu aniquila, uno por uno, nuestra carne, nuestro hombre natural, nuestra manera de ser y el yo, al mismo tiempo que nos suministra todas nuestras necesidades. Este Espíritu es como una pastilla de medicina que contiene varios ingredientes, incluyendo algunos que matan gérmenes y otros que suministran nutrientes. Si una persona está dispuesta a ingerir esta pastilla con regularidad, ella matará los gérmenes que no deberían estar en el cuerpo, mientras que al mismo tiempo suministrará los diversos nutrientes que el cuerpo humano carece, y así hace que el cuerpo llegue a ser más fuerte.

El Señor Jesús ya ha llegado a ser el Espíritu todo-inclusivo para morar en nuestro espíritu. Por ende, siempre y cuando vivamos por este espíritu, nuestras peculiaridades, nuestro hombre natural, nuestro yo, nuestro egoísmo y nuestro orgullo serán aniquilados y destruidos inconscientemente. Esto no es la obra del cultivo de nuestro propio yo, sino el resultado producido por nuestro crecimiento en vida mediante la trasformación diaria y la obra de renovación que efectúa el Cristo viviente, el Espíritu todo-inclusivo que vive en nuestro espíritu.

SER CONFORMES AL ESPÍRITU Y VIVIR A CRISTO

La Biblia nos dice que el propósito de Dios al crear al hombre es que el hombre le contenga y le exprese al manifestar a Dios en su vivir. Por tanto, Dios no quiere que vivamos por nosotros mismos; más bien, Él desea que vivamos por Él. Sin embargo, hemos estado acostumbrados a vivir por nosotros mismos desde nuestro nacimiento. Por consiguiente, después de haber sido salvos, aunque tenemos a Cristo como vida en nuestro interior, aún estamos acostumbrados a vivir por nosotros mismos. Anteriormente mentíamos y hacíamos cosas malignas. Ahora, después de haber creído en el Señor, sabemos que deberíamos estar atentos a no mentir ni hacer cosas malignas, pero el que no mintamos ni hagamos cosas malignas por nosotros mismos aún es algo hecho por nosotros mismos, y no por el Cristo que vive en nosotros.

Al oír la palabra, muchos cristianos ejercitan sus ojos y sus oídos en vez de su espíritu, y su mente está llena de críticas. Puesto que ellos están tan activos en su alma, Cristo está firmemente encarcelado en su interior y no puede salir. ¿Cuándo viven las personas por Cristo? Para algunos, esto ocurre cuando enfrentan un gran problema y llegan a estar completamente desesperados; para algunos, esto ocurre cuando están extremadamente enfermos y no tienen nada de qué depender; y para algunos, esto ocurre cuando pierden su trabajo y ya no pueden ganarse la vida. Muchos de nosotros tenemos que esperar hasta que surja tal situación antes de volvernos a nuestro espíritu y clamar: “Oh, Señor, ten misericordia de mí”. Sin embargo, vivir a Cristo de este modo no es normal. Somos Cristo-hombres, no hombres religiosos. No deberíamos esperar hasta que oremos en las reuniones para vivir a Cristo, tampoco deberíamos esperar hasta que tengamos un gran problema antes de invocar al Señor y vivir a Cristo. Hacer eso es muy religioso. Necesitamos vivir juntamente con Cristo en nuestro vivir diario, en todo lo que hagamos y donde sea que estemos. Si podemos llevar una vida espiritual de este modo cada día, seremos aquellos que viven a Cristo. Esto es lo que más le agrada a Él.

Los Cristo-hombres no sólo tienen la conciencia creada por Dios, sino que más aún ellos tienen al Señor de vida en su interior como vida. Por ende, no deberíamos ser como los filósofos chinos que practicaron el cultivo de su propio yo a fin de desarrollar la virtud más alta. Más bien, necesitamos permitir que Cristo se manifieste a Sí mismo a través de nuestro vivir. Desarrollar la virtud más alta es semejante a encender la lámpara de queroseno, como lo hacían los hombres en los viejos tiempos; sin embargo, puesto que usted es un hombre en los días modernos que tiene luces eléctricas instaladas en su casa, ya no necesita las lámparas de queroseno. Todos tenemos al Espíritu en nuestro interior y todo tenemos las “luces eléctricas” espirituales instaladas en nuestro interior; por lo tanto, ya no necesitamos encender las lámparas de queroseno. Sólo necesitamos encender el interruptor que hay en nosotros a fin de vivir por el Espíritu. Además, nunca deberíamos apagarlo una vez ha sido encendido. De este modo, podremos irradiar día y noche y vivir a Cristo gozosamente. En nuestro vivir diario, en cualquier circunstancia, sea por vida o por muerte, como siempre Cristo será magnificado en nuestro cuerpo (Fil. 1:20). Esto no es desarrollar la virtud más alta, sino permitir que Cristo sea manifestado en nuestro vivir y magnificado como siempre.

Filipenses 1:21a dice: “Porque para mí el vivir es Cristo”. Para nosotros el vivir no es la moralidad o la inmoralidad, sino Cristo. No es cuestión de ser moral o inmoral, ni es cuestión de tener la virtud más alta o no tenerla, sino que es cuestión de vivir a Cristo. ¿Cómo es posible que para nosotros “el vivir es Cristo”? Es al vivir y andar conforme al Espíritu que está en nosotros. Si el Espíritu en nosotros dice: “No”, nosotros también decimos: “No”; si el Espíritu en nosotros dice: “Sí”, entonces nosotros decimos: “Amén”. Esto es lo que significa que “el vivir es Cristo”.

En 1 Corintios 6:17 se nos dice: “Pero el que se une al Señor, es un solo espíritu con Él”. Hoy en día ya hemos llegado a ser un solo espíritu con el Señor. Por tanto, al tratar con nuestros hijos, parientes, amigos íntimos, hermanos y hermanas, padres, vecinos, colegas o compañeros de clase, necesitamos andar conforme al espíritu mezclado que está en nuestro interior. Ya hemos llegado a ser un solo espíritu con el Señor. Por tanto, donde sea que estemos, el Espíritu siempre estará en nosotros como nuestra vida. Necesitamos vivir juntamente con Cristo en este Espíritu a fin de expresarle. Éste es nuestro vivir espiritual. Sólo de esta manera podemos tener paz y gozo, y también el crecimiento en vida. En esto consiste experimentar a Cristo como vida.


Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.

Back to Top