Información del libro

Obra de edificación que Dios realizapor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-7020-2
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Actualmente disponible en: Capítulo 7 de 10 Sección 2 de 5

SER EDIFICADOS JUNTAMENTE
CON OTROS EN LA IGLESIA
Y NO SER EN ABSOLUTO INDIVIDUALISTAS

No debemos pensar que mientras seamos espirituales y busquemos a Dios individualmente, estaremos bien. ¡Eso no es cierto! Es menester que veamos que debemos ser edificados juntamente con los hermanos y hermanas, debemos ser piedras edificadas. Independientemente de dónde estemos, no debemos ser piedras desconectadas; antes bien, debemos ser edificados al menos junto con dos o tres hermanos y hermanas. En la iglesia debemos ser armoniosos y estar unidos y conectados a otros.

He visto a algunos hermanos y hermanas que son humildes y afables. Son verdaderamente preciosos, como piedras preciosas que han sido talladas primorosamente. Sin embargo, es posible que alguien que es así no haya sido edificado con otros. Por sí solo, él no herirá, dañará u ofenderá a otros, ni los hará tropezar; al contrario, él se conduce apropiadamente en todas las cosas. De hecho, es posible que él sea muy bueno. No obstante, si observamos su relación con los demás, notaremos que él no está conectado con nadie. Cuando alguien le menciona a algún hermano, aunque externamente no diga nada, interiormente lo menosprecia; y cuando alguien le menciona a cierta hermana, no expresa ninguna opinión de ella, pero interiormente el caso es diferente. Él es completamente una persona centrada en sí misma que no está asociado con nadie. Es como una canica a la que nada se le pega. Esta clase de condición es muy anormal. Un hermano y hermana así es inútil en la iglesia.

Esta clase de creyente puede ser comparado a una mujer sin hijos. Frecuentemente las personas mayores que no tienen hijos son muy ordenadas. Perdónenme por decirles que especialmente las mujeres mayores y solteras suelen ser tan ordenadas que se vuelven peculiares. Ellas pueden ser así al punto que no se unen a nadie, pues nadie se atreve a unirse a ellas. Los hermanos y hermanas egocéntricos son iguales. A ellos sólo les importa estar limpios delante de Dios, sin ninguna partícula de polvo; no les preocupa si otros viven o mueren. Por lo tanto, espiritualmente, ellos son personas de edad avanzada sin ninguna descendencia espiritual. La bendición de Dios no está sobre ellos.

Sin embargo, a menudo hay otro grupo de personas en la iglesia. Éstas aparentemente no son muy espirituales; al contrario, son comunes en todo sentido, sin nada especial. No obstante, uno puede percibir que hay edificación entre ellos y que pueden unirse a cualquiera, incluyendo a los débiles y a los hermanos que han retrocedido. Ellos están llenos de las bendiciones de Dios, y muchos reciben de ellos mucha ayuda y suministro. Por lo tanto, lo que importa es la edificación corporativa. Si hay tal edificación, puede haber utilidad; si hay tal edificación, hay bendición.

LA IGLESIA, POR SER LA MORADA Y LA NOVIA,
NECESITA SER EDIFICADA

Debemos ver que lo que Dios obtendrá al final es una ciudad, y no muchas piedras dispersas. Esta ciudad, este edificio, es por un lado la morada de Dios, la casa de Dios y, por otro, la novia del Cordero y el complemento de Cristo. Ser un complemento es algo más avanzado que ser una morada. Sabemos que todo el mundo necesita un hogar, pero para tener un hogar apropiado, se necesita una esposa. Sin la esposa, no podemos tener un hogar apropiado. Es por eso que los chinos se refieren al matrimonio como el establecimiento de un hogar. Si un hombre no está casado, no tiene un hogar. Pero una vez que se casa y tiene una esposa, entonces tiene un hogar. Las Escrituras nos muestran que Dios y el hombre se complementan mutuamente. Dios es el Esposo y el hombre es la esposa. Sin el hombre, Dios está soltero; sin Dios, el hombre está solo; tal caso ambos están sin hogar. Es sólo cuando los dos, Dios y el hombre, se unen, que habrá un hogar universal en el que el hombre tendrá donde morar y Dios tendrá donde reposar.

La iglesia, por ser tanto una morada como un complemento, es una entidad corporativa. El complemento de Dios no es el creyente individual, sino la iglesia corporativa. Espero que Dios nos permita ver esto. Por muy espirituales que seamos, en tanto que seamos individualistas, dañamos la morada de Dios, la casa de Dios, así como también el complemento de Dios. Por lo tanto, los cristianos de ningún modo deben ser individualistas. Ellos tienen que ser edificados juntamente con los demás hermanos y hermanas en la iglesia.


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