Impartición divina de la Trinidad Divina, Lapor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-6710-3
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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En este mensaje necesitamos ver cómo Dios llegó a este punto en Su impartición. En primer lugar, el pueblo de Israel fue salvo por el Cordero de Dios, quien tipificaba al Cristo redentor (Éx. 12:3). No se olviden que el Señor Jesucristo es la corporificación misma de Dios; por lo tanto, el Cordero de Dios es la corporificación del Dios Triuno. Juan 1 dice que en el principio era la Palabra y que la Palabra era Dios. La Palabra se hizo carne y fijó tabernáculo entre nosotros (vs. 1, 14). Esta persona es el Cordero de Dios (Jn. 1:29). ¡Cuán maravilloso es esto! Tenemos la Palabra, a Dios, la carne, el tabernáculo y el Cordero. El Cordero es la totalidad que incluye la Palabra eterna de Dios que era en el principio, la carne y el tabernáculo. Todos fuimos salvos por este Cordero que es la corporificación del Dios Triuno.
No sólo hemos sido salvos, sino que además participamos del Cordero. No se trata de que simplemente seamos salvos por Cristo, sino de que también participemos de Él. Participar de Cristo es comer de Él. Un buen número de veces en Juan 6 el Señor nos dio a entender que debíamos comerle (vs. 35, 50, 51, 53, 54, 56, 57, 58).
Cuando los hijos de Israel recibieron la pascua, untaron la sangre del cordero y así fueron salvos (Éx. 12:7). Después de esto ellos comieron la carne del cordero (Éx. 12:7b-8). Al alimentarse del cordero redentor, él entró en ellos, y finalmente llegó a ser ellos. Es por esto que tuvieron la fuerza y el vigor y la valentía para salir de Egipto. Ellos estaban llenos de energía. Estar lleno de energía significa estar lleno del Cordero. Hoy en día muchos cristianos han sido salvos por Cristo, pero han permanecido débiles y sin vigor alguno. ¿Por qué? Porque no han participado de Cristo; no han comido a Cristo. ¿Y qué de usted? ¡Usted tiene que ser muy vigoroso! ¿Cómo puede serlo? Al participar de Cristo, al participar del Cordero. Por lo tanto, usted tiene que comer el Cordero. El Cordero que comemos es el Cristo crucificado. Por medio de la crucifixión Cristo fue “cocinado” para que nosotros pudiéramos comerle.
En la Pascua los israelitas también comieron del pan sin levadura hecho de cebada o trigo (Éx. 12:8b; 13:6-7). El pan de cebada o trigo es producido a partir de granos que han pasado por la muerte y entrado en la resurrección. El pan sin levadura tipifica al Cristo resucitado. Cristo no sólo fue crucificado, sino también resucitado. Él fue crucificado para ser nuestro Cordero, y fue resucitado para ser el pan sin levadura. Nosotros tenemos que disfrutar al Cristo resucitado.
Ya que habían comido el cordero, ¿por qué aún necesitaban comer el pan sin levadura? Permítanme explicarles esto de la siguiente manera. Después de ser salvo, usted participó del Cristo crucificado, y como resultado Él llegó a ser la energía interior que le dio a usted la fuerza y el valor de salir del mundo. Sin embargo, usted aún no tenía la fuerza suficiente para vencer el pecado. Aunque estaba lleno de vigor para salir del mundo, no podía vencer su mal genio ni cierto pecado que lo asediaba. Ciertamente tuvo la fuerza para salir del mundo, mas no el poder para vencer las cosas pecaminosas. Conozco a muchos queridos cristianos que aunque salieron del mundo, aún eran asediados por el pecado. No podían vencer su mal genio; tampoco podían vencer sus concupiscencias. Los asediaban ciertos pecados. Por lo tanto, necesitaban comer el pan sin levadura. Este pan no tiene nada que ver con el pecado; más aún, este pan es lo que vence el pecado. Es el Cristo resucitado. Cuando en la experiencia de usted el Cristo resucitado llega a ser su propio alimento, esta vida de resurrección vence el pecado. Todo el que es nacido de Dios, no practica el pecado (1 Jn. 3:9). ¿Qué significa nacer de Dios? Significa recibir la vida de resurrección. Únicamente el Cristo resucitado es la vida que vence el pecado. Si usted vive sustentado por este pan sin levadura, llevará una vida exenta de levadura. Participar del Cordero lo capacita para salir de Egipto, pero comer del pan sin levadura lo capacita para llevar una vida exenta de levadura. Para salir del mundo, usted necesita al Cristo crucificado. Es por eso que Pablo pudo decir que el mundo le era crucificado a él, y él al mundo (Gá. 6:14). Esto corresponde a la experiencia del Cristo crucificado. No obstante, a fin de poder vivir en novedad de vida, sin levadura alguna, necesitamos al Cristo resucitado; necesitamos el pan sin levadura.
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