Estudio-vida de 2 Corintiospor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-2362-8
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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El capítulo diez revela que el mismo Cristo que es nuestra porción, que es nuestra justicia, santificación y redención diarias, que es uno con nosotros al grado de hacer de nuestros cuerpos miembros Suyos y templo del Espíritu Santo, se ha dado a nosotros para ser nuestra comida y nuestra bebida. Cristo se dio a Sí mismo a nosotros como nuestra comida y nuestra bebida para que lo disfrutemos.
Cristo se dio a Sí mismo a nosotros por medio de Su muerte. El hecho de que la sangre esté separada del cuerpo muestra la senda de la muerte. Cada vez que la sangre está separada del cuerpo, eso indica muerte. Cristo murió en la cruz, derramando Su sangre y sacrificando Su cuerpo, no sólo con el propósito de redimirnos, sino también con miras a darse a Sí mismo a nosotros. Ahora, cuando acudimos a la mesa del Señor, lo comemos a Él y lo bebemos. Comer y beber implica recibir. Cada vez que bebemos o comemos algo, lo recibimos, lo ingerimos. Cristo se dio a Sí mismo a nosotros, y ahora lo estamos recibiendo. ¡Aleluya por este disfrute de Cristo!
El rico Cristo revelado en 1 Corintios es el factor único que soluciona todos los problemas que surgen en la vida humana. Si disfrutamos plenamente a este Cristo, no tendremos ningún problema. Todo problema quedará resuelto, porque tendremos la solución única a todos los problemas. La segunda epístola a los corintios indica que las enfermedades de los corintios fueron sanadas por la “medicina” que Pablo ministró en su primera epístola. En capítulo tras capítulo, Pablo les “inyectó” a Cristo. Como resultado, los corintios empezaron a llevar una vida humana apropiada. Esa vida humana es una vida que vive a Cristo.
Si no vivimos a Cristo, no podremos llevar una vida humana apropiada. Podemos llevar una vida así únicamente al recibir a Cristo y al vivirlo. La meta de esta clase de vivir es la iglesia. Debemos vivir a Cristo por causa de la iglesia.
La administración divina se lleva a cabo por medio de una iglesia que se somete a la autoridad de Cristo y de Dios. Bajo esta autoridad, los miembros del Cuerpo funcionan usando sus dones. Ésta es la operación que lleva a cabo la administración de Dios, lo cual sólo se puede llevar a cabo en la vida de resurrección. En la esfera de la administración divina, primero tenemos la autoridad de la Cabeza, luego el Cuerpo, después las funciones de los miembros con sus dones y después la vida de resurrección.
La resurrección es Cristo hecho Espíritu vivificante. Este Espíritu, la realidad del Cristo resucitado, es la resurrección. Antes de que el Señor Jesús fuera crucificado y resucitado, Él dijo a Marta: “Yo soy la resurrección y la vida” (Jn. 11:25). Por consiguiente, la resurrección es una persona viva, el Cristo maravilloso. En esta resurrección, el Cuerpo funciona sometido a la autoridad con miras a llevar a cabo la administración de Dios.
El último tema tratado en 1 Corintios es la colecta para los santos necesitados. Como lo declara Pablo, las ofrendas se daban en el primer día de cada semana. El primer día de la semana, el día del Señor, era una señal, un símbolo, del Cristo resucitado. El día sábado, el séptimo día de la semana, era una señal de Dios el Creador. Ahora el primer día simboliza que el Dios Triuno se procesó en resurrección para llegar a ser el Espíritu vivificante y todo-inclusivo.
Hoy nuestro Dios no es el Dios del séptimo día, quien es el Dios judío. Nuestro Dios es el Dios del primer día de la semana, lo cual significa que Él es Dios no solamente con relación a la creación, sino mucho más, Él es Dios con respecto a la resurrección. Ahora tenemos a Dios no solamente con relación a la creación, sino también con respecto a la resurrección. Al Dios de la creación se le adora, mientras que al Dios de la resurrección, además de adorársele, se le disfruta. Los judíos saben adorar únicamente a Dios el Creador, pero nosotros disfrutamos a nuestro Dios Triuno, quien es el Espíritu vivificante. El Dios de la resurrección se nos da a nosotros para que lo disfrutemos.
En principio, todo lo que hagamos en la vida de iglesia se debe hacer en el primer día de la semana. Esto significa que todo debe ser hecho en resurrección. Si en nuestra experiencia vivimos a Cristo y lo disfrutamos, Él será resurrección para nosotros todos los días. Entonces cada día será el primer día de la semana.
El primer día no simboliza un día, sino al Dios Triuno, quien, habiéndose procesado, llegó a ser el Espíritu vivificante y todo-inclusivo a quien podemos disfrutar. Ahora podemos disfrutar este Espíritu, y al disfrutarlo, estamos en el primer día de la semana. Esto tiene como fin que se lleve a cabo la administración de Dios.
Puedo dar testimonio de que en mi experiencia estoy en el primer día de la semana. Estoy en resurrección disfrutando al Espíritu todo-inclusivo, a Aquel que es el Dios procesado y que se me da a mí para ser mi porción. ¡Aleluya por tal porción! Ahora en nuestras reuniones, podemos llevar a cabo la administración divina en resurrección, en el primer día de la semana, participando del Dios Triuno procesado, quien es el Espíritu vivificante. Cada vez que hablo de este tema, interiormente reboso de alegría. ¡Alabado sea el Señor por la maravillosa revelación contenida en 1 Corintios!
El libro de 1 Corintios habla de que uno debe vivir a Cristo por causa de la iglesia, y nos dice cómo hacerlo. A lo largo de los siglos, el pueblo del Señor no se ha dado cuenta de que 1 Corintios nos exhorta a vivir a Cristo por causa de la iglesia. Los creyentes no han conocido este lenguaje porque no han tenido la experiencia espiritual que lo produce. El lenguaje con sus palabras y expresiones satisface las necesidades de la experiencia. Por ejemplo, hace muchos años no existía la palabra computadora. Pero después de que se inventó la computadora, fue necesario un término para describirla. ¡Aleluya por nuestra nueva experiencia espiritual! Según esta experiencia, debemos vivir a Cristo por causa de la iglesia. Puedo testificar que todo mi ser está ocupado en esto. No tengo espacio para ninguna otra cosa. Cada uno de mis mensajes es el fruto de esta experiencia. Exteriormente, tal vez me ocupe de muchas cosas, pero en lo profundo de mi ser estoy siempre ocupado en vivir a Cristo por causa de la iglesia.
Puedo testificar que antes de dar este mensaje, no sabía con claridad lo que debía hablar, y oré de esta manera: “Señor, estamos abiertos a Ti. No hemos tomado ninguna decisión en cuanto a este mensaje. Señor, no sabemos lo que quieres que digamos. Dirígenos y guíanos, Señor. Infunde en nosotros Tus pensamientos y Tu sentir”. Luego, en lo profundo de mi ser, empecé a sentir que debía hablar acerca del modelo de uno que vive a Cristo por causa de la vida de iglesia.
Hemos recalcado que 1 Corintios revela que debemos vivir a Cristo por causa de la iglesia, pero sólo en 2 Corintios vemos el modelo de uno que vive a Cristo por causa de la iglesia. La maravillosa y admirable revelación contenida en 1 Corintios necesita el modelo presentado en 2 Corintios. Por consiguiente, Pablo, después de escribir la primera epístola, escribió la segunda con el fin de mostrar a los creyentes de Corinto el modelo de una persona que vive a Cristo por causa de la iglesia. En el siguiente mensaje estudiaremos los detalles de dicho modelo.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.