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Secreto de la salvación orgánica que Dios efectúa: "El Espíritu mismo con nuestro espíritu" Elpor Witness Lee

ISBN: 978-1-57593-319-1
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Actualmente disponible en: Capítulo 3 de 6 Sección 3 de 4

H. Los creyentes tienen que ser renovados

Los creyentes tienen que ser renovados completa y exhaustivamente para que sean en la práctica y genuinamente la nueva creación, la cual es de Dios y para El (Gá. 6:15).

I. Para ser nuevos como la Nueva Jerusalén

Los creyentes deben ser renovados para ser tan nuevos como la Nueva Jerusalén, puesto que todos serán la parte que lleva la Nueva Jerusalén a su consumación (Ap. 21:2). Nada de la vieja creación puede ser introducido en la Nueva Jerusalén. Puesto que la Nueva Jerusalén será constituida de los creyentes, éstos necesitan ser renovados completa y exhaustivamente.

II. EL SECRETO DE LA TRANSFORMACIÓN

La transformación es la quinta sección de la salvación orgánica que Dios efectúa.

A. La vida divina añadida
a la vida redimida de los creyentes

La regeneración añadió la vida divina a la vida redimida de los creyentes, “injertando” la una en la otra; de este modo, ellos participan de la divinidad de Dios.

Algunos maestros cristianos se aferran firmemente al concepto de una “vida cambiada”. Este concepto se encuentra en la biografía de J. Hudson Taylor escrita por su hijo y su nuera. Según este concepto, la vida cristiana es una vida cambiada, una vida en la cual cambiamos nuestra vida por la vida divina, la vida de Cristo. La enseñanza de la vida cambiada es un gran error. En el Nuevo Testamento no existe una vida cambiada. Es cierto que la primera parte de Gálatas 2:20 dice: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo”. Esto, por supuesto, es cierto: el viejo “yo” fue crucificado juntamente con Cristo, y este “yo” ya no vive. Sin embargo, en este versículo Pablo dice: “La vida que ahora vivo en la carne, la vivo por fe, la fe del Hijo de Dios”. Por un lado, el viejo “yo” fue crucificado; por otro, hay un nuevo “yo”, y el nuevo “yo” vive por la fe de Cristo. Esto no es asunto de una vida cambiada sino de una vida injertada, o sea, dos vidas que han sido unidas al ser injertada una en otra para formar una sola vida. Dios añadió Su vida divina a nuestra vida natural humana redimida, y la injertó en Su vida.

Por medio de esta vida injertada los creyentes participan de la divinidad de Dios. Los creyentes son mezclados con Dios, y Dios se mezcla con ellos. Como resultado, los creyentes tienen la divinidad en su ser y participan de la divinidad de Dios.

B. Los creyentes son santificados
en su naturaleza con la naturaleza de Dios

La santificación obró en los creyentes, especialmente en su naturaleza, con la naturaleza santa de Dios a fin de cambiar la naturaleza de ellos; por consiguiente, ellos participan de la divinidad de Dios. Cuanto más somos santificados, más participamos de la divinidad de Dios.

C. Los creyentes son renovados
principalmente en su mente

La renovación obró en los creyentes, principalmente en su mente a fin de transformarla con la mente de Cristo; por lo tanto, ellos participan de la divinidad de Dios.

Tres eventos nos hacen participar de la divinidad de Dios: la regeneración, la santificación y la renovación. La regeneración cambia nuestra vida, la santificación cambia nuestra naturaleza, y la renovación cambia nuestra mente. Estos tres capacitan a los creyentes de Cristo para que participen de la divinidad de Dios. Si entendemos esto, veremos que nosotros como creyentes no sólo somos humanos sino también divinos. Hoy nosotros los creyentes de Cristo somos tanto divinos como humanos. Somos personas humanas y divinas. Puesto que somos divinos y humanos, también somos místicos.

D. Todo el ser de los creyentes es transformado

La transformación obra en todo el ser de los creyentes por el Espíritu que los transforma, en su espíritu lleno de Cristo, transformándolos a la imagen gloriosa de Cristo, a fin de que participen de lleno de la divinidad de Dios. Ser lleno de Cristo, quien es divino, es ser lleno de la divinidad. Actualmente participamos de la divinidad de Dios solamente en parte, pero cuando todo nuestro ser sea transformado y lleno de la divinidad, participaremos plenamente de la divinidad de Dios.

1. El resultado de la renovación

La transformación se lleva a cabo por la renovación; es el resultado de la renovación. Romanos 12:2 dice: “No os amoldéis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestra mente”. Esto indica que la transformación es resultado de la renovación.


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