CAPÍTULO QUINCE

PIEDRAS VIVAS ÚTILES PARA EL EDIFICIO

Lectura bíblica: Jn. 1:42; Mt. 16:16-18; 1 Co. 3:9-13; 1 P. 2:5; Ef. 2:22; Ap. 21:18-19a 14

El recobro del Señor consiste en recobrar la vida y la edificación. En estos capítulos hemos venido examinando la vida y la edificación en el libro de Cantar de los cantares. No nos interesa simplemente estudiar un libro. Lo que nos interesa es la meta y el propósito de Dios, que es la vida y la edificación. En otros escritos cristianos, es difícil encontrar un solo libro que hable de estos dos asuntos. ¿Alguna vez habían escuchado tal término: “la vida y la edificación”? Es posible que hayamos oído acerca de la palabra vida en el cristianismo, pero raras veces hemos escuchado acerca de la palabra edificación. Y definitivamente nunca hemos escuchado estas dos palabras juntas: “la vida y la edificación”. Sin embargo, el asunto central del recobro del Señor es la vida y la edificación.

LAS DISTRACCIONES DEL ENEMIGO

Satanás es muy sutil. Él ha desviado a casi todos los hijos del Señor del propósito de Dios con muchas cosas buenas, bíblicas y espirituales. Aunque no hay nada de malo con las profecías, muchos se han distraído con ellas. Otros se han distraído con muchos otros temas positivos. La Biblia es un libro todo-inclusivo. Éste nos habla de muchas cosas; sin embargo, ninguna de ellas es la meta principal de la Biblia. La meta principal de la Biblia es la vida y la edificación. Casi todos los temas sanos y bíblicos han sido utilizados por el enemigo para distraer a los hijos del Señor de la vida y la edificación. Satanás se siente contento de que invirtamos todo nuestro tiempo en tantas cosas bíblicas, con tal de que no veamos la edificación. Mientras no nos interese la edificación, y mientras la meta eterna de Dios no se logre, Satanás estará muy contento.

Muchas buenas enseñanzas son por un lado muy útiles y, por otro, nos distraen. Las ayudas que son buenas, espirituales y bíblicas pueden convertirse en un estorbo para nosotros. Cualquier punto relacionado con la espiritualidad puede convertirse en algo que nos distrae. Mientras estemos contentos con lo que tenemos, seremos estorbados y distraídos. Tal vez se trate de algo que proviene verdaderamente de Dios, pero que se convierte en algo que nos distrae de la meta y el propósito de Dios.

DESVIARSE DEL PROPÓSITO DE DIOS

Muchos de nosotros sabemos que la Iglesia Católica es diabólica y demoníaca. Pero debemos reconocer que por medio de ella miles de personas paganas fueron conducidas al Señor. Muchas personas devotas son católicas, y pasan todo el tiempo en oración. Sin embargo, aunque muchos han recibido ayuda de la Iglesia Católica, han sido completamente distraídos del propósito eterno de Dios. A ninguno de ellos les importa el propósito eterno de Dios. Todos ellos han sido distraídos y estorbados.

Otros cristianos también han sido distraídos en procura de ser espirituales, poderosos, santos y muchas otras cosas. Sin lugar a dudas, todas estas cosas son buenas, pero no son el propósito de Dios. El propósito de Dios no es que seamos poderosos, santos o espirituales. Así que, precisamente son estas cosas las que han distraído a muchos cristianos del asunto central del propósito de Dios.

PREDESTINADOS PARA SER PIEDRAS

El pensamiento central del propósito de Dios es que usted y yo fuimos predestinados para ser piedras útiles para Su edificio. La intención de Dios no es que simplemente seamos espirituales. La intención de Dios es que seamos piedras útiles para Su edificio. No somos piedras para ser exhibidas, sino para el edificio de Dios.

Hoy en día los cristianos hablan mucho acerca de los cuatro Evangelios. Admiran los milagros que el Señor hizo y todas Sus enseñanzas, pero no muchos han prestado atención a este versículo del Evangelio de Juan, que dice: “Le trajo a Jesús. Y mirándole Jesús, dijo: Tú eres Simón, hijo de Jonás; tú serás llamado Cefas (que quiere decir, Pedro)” (Jn. 1:42). Cuando Andrés trajo a su hermano Simón al Señor, el Señor cambió su nombre por Cefas, que simplemente quiere decir piedra. El primer día que él conoció al Señor Jesús, el Señor le dio a entender que su destino era ser una piedra. Él no dijo que el destino de Simón fuera otra cosa. La intención del Señor no era simplemente salvar a Pedro, sino hacer de él una piedra.

Dos o tres años después, el Señor le recordó a Pedro nuevamente que él era una piedra para Su edificio. En Mateo 16:18, después de que Pedro dijo que Jesús era el Cristo, el Hijo del Dios viviente, el Señor le dijo: “Yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré Mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella”. Con base en la revelación de Juan 1:42, las palabras del Señor en Mateo 16 deben traducirse de esta manera: “Yo también te digo, que tú eres una piedra, y sobre esta roca edificaré Mi iglesia”. Cuando el Señor usó la palabra Pedro, quería decir piedra. Pedro reconoció que el Señor era el Hijo del Dios viviente, y enseguida el Señor le recordó que él era una piedra útil para la edificación de Su iglesia.

Es claro que Pedro entendió lo que el Señor quiso decir, pues más tarde en sus propios escritos, les escribió a los creyentes: “Vosotros también, como piedras vivas, sois edificados como casa espiritual hasta ser un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo” (1 P. 2:5). Todos fuimos predestinados para ser piedras. Nuestro destino es ser piedras vivas que son edificadas como la casa espiritual de Dios. Debemos comprender que esto no es simplemente una opinión o concepto de alguien en particular, sino el pensamiento central hallado en la Palabra de Dios.