Información del libro

Sacerdotes neotestamentarios del evangelio, Lospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-3970-4
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

    Por favor, utilice Firefox o Safari
Actualmente disponible en: Capítulo 3 de 11 Sección 3 de 3

EL SACERDOCIO UNIVERSAL DEL NUEVO TESTAMENTO

Todos predican el evangelio

El sacerdocio que Dios ordenó para todos es uno en el que todos los que son salvos son sacerdotes. Además, la ofrenda principal en el Nuevo Testamento consiste en ofrecer a Dios los pecadores que son salvos. Ésta es la principal función de los sacerdotes del Nuevo Testamento.

Por esta razón, después de llegar a la era del Nuevo Testamento, Dios reveló al último sacerdote del Antiguo Testamento, a Juan el Bautista, que no debía ofrecer toros ni machos cabríos, sino que, en vez de ello, debía ofrecer a los pecadores en Cristo. Después de esto, el Señor Jesús vino. Él también era un verdadero sacerdote, pues continuó conduciendo a los pecadores a la salvación. El Señor Jesús también envió a los discípulos a que predicaran el evangelio. Primeramente, Él envió a los doce (Lc. 6:12-16), luego envió a los setenta (10:1-24), y después de Su resurrección dijo a los discípulos: “Toda potestad me ha sido dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo” (Mt. 28:18b, 19). El Señor Jesús nos envió a todas las naciones a que predicáramos el evangelio a todos los hombres, bautizándolos en Él mismo y ofreciéndolos como sacrificios a Dios. En las Epístolas Pablo también dijo que él debía “ser ministro de Cristo Jesús a los gentiles, un sacerdote que labora, sacerdote del evangelio de Dios, para que los gentiles sean ofrenda agradable, santificada por el Espíritu Santo” (Ro. 15:16). Pablo era un sacerdote del evangelio de Dios. Él ofrecía los gentiles que eran salvos como ofrendas a Dios.

El servicio ya no debe ser realizado
únicamente por el clero, sino que más bien,
todo creyente debe predicar el evangelio

Es posible que aún abriguemos conceptos naturales. Tal vez pensemos que puesto que el hermano Pablo era el apóstol número uno, ciertamente era capaz de predicar el evangelio, y que como nosotros no somos ni un apóstol ni un profeta, no podemos hacerlo. Así que, para predicar el evangelio pensamos que tenemos que invitar a un gigante del evangelio para que venga y nos hable a todos. Esto es contrario a las Escrituras y no concuerda con la naturaleza de la manera ordenada por Dios en el Nuevo Testamento. Dios ha ordenado en el Nuevo Testamento que cada uno de los creyentes prediquen el evangelio.

Sin embargo, la iglesia se degradó y, como resultado, la función orgánica de muchos creyentes fue anulada. Ahora todos nos sentimos incapaces de predicar el evangelio; sólo unos cuantos son capaces de hacerlo y de servir como sacerdotes. El resultado de esto es el sistema clerical. La mayoría de los creyentes son laicos que únicamente acuden a los servicios de adoración y se sientan en las bancas sin desempeñar ninguna función. Esto mata lo que Dios dispuso y lo que había ordenado. En los pasados dos mil años muchos cristianos han perdido su capacidad para servir a Dios. Quizás algunos no entiendan esto y piensen que todavía sirven a Dios, pues cada semana vienen al salón de reuniones a barrer el piso, a aspirar las alfombras, a limpiar las ventanas, a acomodar las sillas y a servir de ujieres. No obstante, todas estas tareas son simplemente el trabajo de los levitas; no son los servicios que realizan los sacerdotes neotestamentarios del evangelio.

Desde 1984 hemos visto la necesidad de cambiar de sistema. Sin embargo, durante los últimos cuatro años no nos hemos purgado completamente del veneno del cristianismo. No es fácil librarnos de ningún tipo de tradición o sistema. Por ejemplo, hace cuatrocientos años el fundador de la República China moderna, el señor Sun Yat-sen, propuso que el gobierno chino se volviera del régimen imperialista a la democracia. Hoy en día Taiwán apenas está empezando a salir de dicho sistema. Tener una democracia no es nada fácil. Otro ejemplo es la manera en que nos vestimos. Hace sesenta años eran muy pocos los chinos que se atrevían a ponerse los trajes del Occidente. Ni siquiera se atrevían a hablar inglés después que aprendían el idioma. Pero hoy en día, sesenta años más tarde, en Taiwán la mayoría de las madres están muy deseosas de que sus hijos aprendan inglés. También en todas partes encontramos personas que visten ropa occidental. Esto se debe a que la era ha cambiado, y a que la corriente ha dado un giro. En el comercio y en los negocios, Taiwán ha mejorado y avanzado tremendamente. Si no nos tornamos, nos quedaremos atrás.

Es necesario que veamos que lo mismo ocurre en el servicio de la iglesia. No podemos cambiar la verdad de la Biblia; sin embargo, la manera en que predicamos y enseñamos la verdad aún requiere mucho estudio y mejoramiento. En la Biblia podemos ver que las reuniones del evangelio en las que una sola persona habla mientras las demás escuchan, no son según las Escrituras ni son conforme a lo que Dios ha ordenado. El Señor envió a los setenta discípulos a las casas de las personas y les dijo que “en cualquier casa donde entréis, primeramente decid: Paz sea a esta casa. Y si hay allí algún hijo de paz, vuestra paz reposará sobre aquélla; y si no, se volverá a vosotros” (Lc. 10:5-6). El Señor nunca les mandó a los discípulos que convocaran una gran reunión, sino que más bien, los envió.

Por consiguiente, cada hermano y hermana tiene que ir de puerta en puerta visitando a las personas. Hoy estamos en la economía neotestamentaria de Dios. Todos somos sacerdotes y todos debemos ofrecer sacrificios. El primer sacrificio que debemos ofrecer a Dios es el pecador. Si no ofrecemos pecadores no somos sacerdotes que ejercen su función. En el futuro tendremos que rendirle cuentas al Señor. La manera que el Señor desea que tomemos no consiste en que sólo unas cuantas personas calificadas y dotadas prediquen el evangelio. Él desea que toda persona que ha sido salva vaya a predicar el evangelio. Siempre y cuando usted pueda hablar, podrá predicar el evangelio. En 1 Corintios 14:31 dice: “Porque podéis profetizar todos uno por uno”. La Biblia dice que todos podemos hablar. Por esta razón, todos tenemos que ir y compartir el evangelio a otros, y así cumplir nuestro deber como sacerdotes del evangelio.

Para que las personas amadas que son salvas
se ofrezcan a sí mismas en Cristo

Después que hayamos ayudado a los pecadores a ser salvos y los hayamos ofrecido como ofrendas, Pablo nos dice en Romanos 12:1: “Así que, hermanos, os exhorto por las compasiones de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro servicio racional”. Pablo exhortó a los pecadores que presentaran sus cuerpos y se ofrecieran voluntariamente en sacrificio a Dios. Éste es otro paso que debemos guiar a otros a dar.

Todos asisten a las reuniones de hogar
y a las reuniones de los grupos pequeños

En Colosenses 1:28 Pablo dijo: “Amonestando a todo hombre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en Cristo a todo hombre”. Presentar a alguien perfecto es semejante a recoger el fruto maduro en un huerto durante la siega. Todo este proceso de crecimiento ocurre en las reuniones de hogar, en las reuniones de los grupos pequeños y en las reuniones de distrito. Al final, por medio de estas diferentes reuniones, seremos perfeccionados paso a paso hasta que finalmente podremos ser presentados perfectos ante Dios.

Todos profetizan por el Señor

Hoy en día es necesario que veamos que todos somos sacerdotes del Nuevo Testamento. Todos debemos predicar el evangelio; todos debemos asistir a las reuniones de hogar y a las reuniones de los grupos pequeños; y todos debemos profetizar. Cuando profeticemos, tenemos que ejercitar nuestro espíritu. No sólo debe haber revelación y luz, sino también inspiración. De este modo, por medio de nuestras palabras infundiremos a Cristo en los demás. Únicamente cuando pongamos en práctica todas estas cosas, el sacerdocio universal será una realidad.


Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.

Back to Top