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Estudio-vida de 1 Corintiospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1445-9
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UN CUADRO DEL HOMBRE Y DIOS

En principio, tanto las cosas del hombre como las de Dios mencionadas en 1 Corintios 2:11 deben referirse a los temas que Pablo trató en los primeros dos capítulos. Esta es la manera de entender no sólo la Biblia, sino también cualquier clase de escritos. Suponga que su padre le escribe una carta extensa en la que le habla de muchas cosas y al llegar a cierto punto, le dice: “Si no tienes el debido conocimiento no podrás entender estas cosas”. La frase “estas cosas” seguramente debe referirse a todos los temas previamente mencionados en la carta. De igual manera, las cosas del hombre en 2:11 tienen que referirse a lo que Pablo dijo en cuanto al hombre en los versículos anteriores. Lo mismo aplica a las cosas de Dios. Por medio de esto vemos que 1 Corintios 1 y 2 presenta una revelación, una clara visión, del hombre y de Dios. En estos capítulos vemos un cuadro de ambos.

Estos dos capítulos presentan simultáneamente un cuadro de Dios y del hombre. En 1 Corintios 1 y 2 vemos dos aspectos de una visión, una visión de las cosas de Dios y de las cosas del hombre. ¿Ha tenido usted esta visión? ¿Ha visto que en el cuadro que Pablo presenta del hombre tenemos también un cuadro de Dios? ¿Ha visto que al observar las cosas del hombre en estos capítulos, vemos también las cosas de Dios? ¡Qué maravillosa revelación está contenida allí!

Hicimos notar que, en principio, tanto las cosas del hombre como las de Dios en 2:11 se refieren a lo que Pablo ya escribió en esta epístola acerca del hombre y de Dios. Así que, si queremos conocer las cosas del hombre y las cosas de Dios, debemos examinar lo que Pablo abarcó en estos capítulos.

LAS COSAS DEL HOMBRE

En 1:10-12 Pablo habla de las cosas del hombre. Por ejemplo, en el versículo 10 dice: “Os ruego, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa”. Hablar una misma cosa ciertamente constituye un aspecto de las cosas del hombre. Tal vez pensemos que hablar lo mismo sea un asunto común y ordinario, pero ¿ha visto usted alguna vez a un grupo de personas que siempre hablen lo mismo? ¿Conoce por lo menos un matrimonio en el que los cónyuges verdaderamente hablen una misma cosa? Resulta muy difícil que un marido y su mujer hablen lo mismo. Hermanos, ¿con cuánta frecuencia hablan lo mismo usted y su mujer? En 1:10 Pablo ruega a todos los creyentes de Corinto que hablen la misma cosa. Hablar de esta manera no es característico de la vida del hombre caído, sino de personas salvas. Cuando leí este versículo hace muchos años, sacudí mi cabeza en señal de incredulidad. Me parecía imposible que todos los creyentes de una localidad llegaran a hablar la misma cosa. En la localidad donde usted se reúne, ¿hablan todos lo mismo? Es un hecho que a menudo hablamos cosas diferentes tanto en la vida de iglesia como en la vida matrimonial. Hablar diferentes cosas es una característica predominante del hombre caído. Esto causa muchos problemas tanto en la vida conyugal como en la vida de iglesia. Aunque a nosotros nos parezca común hablar cosas diferentes, Dios desea que Su pueblo salvo y redimido hable lo mismo. Así que, en conformidad con este deseo, Pablo rogó a los creyentes de Corinto que hablasen la misma cosa.

En 1:10 Pablo añade: “Que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en un mismo sentir y en un mismo parecer”. En este versículo tenemos otras cosas del hombre: la división, la mente y el parecer. A menudo es posible que no hablemos cosas diferentes, pero interiormente nos aferramos a diferentes opiniones. Por ejemplo, es posible que cierto hermano diga que las hermanas deben cubrirse la cabeza. Aunque su mujer tal vez no diga nada, es probable que interiormente no esté de acuerdo con él. Esto muestra que el hermano y su mujer no son de la misma opinión. Según lo dicho por Pablo en 1:10, no sólo debemos hablar la misma cosa, sino también estar perfectamente unidos en un mismo sentir y en un mismo parecer.

A menudo tenemos diferentes opiniones en la vida de iglesia. Por ejemplo, tal vez un hermano sienta preferencia por un anciano inteligente, otro por un anciano amable y un tercero por un anciano pausado y ponderado. Esto pone de manifiesto que entre estos hermanos existen diferentes opiniones, las cuales pertenecen a las cosas del hombre.

En 1:11 Pablo dice: “Porque he sido informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los de la casa de Cloé, que hay entre vosotros contiendas”. Las contiendas también forman parte de las cosas del hombre. En el versículo 12 Pablo añade: “Quiero decir, que cada uno de vosotros dice: Yo soy de Pablo; y yo de Apolos; y yo de Cefas; y yo de Cristo”. En estas palabras se ven las preferencias que tenían los corintios, las cuales también conforman las cosas del hombre.


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