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Vasos útiles para el Señorpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-4462-3
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Actualmente disponible en: Capítulo 5 de 12 Sección 3 de 6

EL ÉXITO EN EL SERVICIO DE LA IGLESIA
DEPENDE DE LA FORMACIÓN
DE UN CARÁCTER APROPIADO

Servir en la iglesia es como abrir un restaurante. Supongamos que alguien instala un puesto de comida a un lado del camino y pone allí una mesa y unas cuantas sillas, mientras que otra persona abre un restaurante muy fino, dado que invierte una gran suma de dinero en el mobiliario y la decoración. Los dos restaurantes son iguales en el sentido de que ambos tendrán clientela, pero la diferencia está en que servirán a diferentes tipos de clientes. Esto mismo se aplica a la iglesia. Si somos toscos en la manera que manejamos los servicios en la iglesia, entonces difícilmente ganaremos a gente de clase alta. Por supuesto, esto no quiere decir que menospreciamos a la gente de clase baja; porque puede ser que una “pequeña papita” sea ganada por el Señor y llegue a convertirse en una persona muy importante, un VIP. Sin embargo, aún confiamos que muchas personas competentes, prometedoras y respetables sean introducidas en la iglesia. Por esta razón debemos reexaminar y reconsiderar cuidadosamente la manera en que conducimos nuestro servicio hoy en día.

Si bien nuestra obra no ha producido resultados palpables en los últimos años, es evidente que aún nos asimos de la verdad de manera firme y clara, y los ancianos y colaboradores que están entre nosotros gradualmente están siendo equipados en la vida divina. Verdaderamente éstos son los dos aspectos más valiosos de nuestra herencia, y ustedes deben estar atentos a ellos. Sin embargo, aunque ustedes conozcan la verdad y hayan crecido en vida, si el estándar de su conducta y obra es deficiente y si siguen teniendo un carácter descuidado, entonces ciertamente el servicio que prestan en la iglesia será ineficiente.

Tomemos como ejemplo un erudito. Él puede poseer amplio conocimiento, pero si se viste con ropa muy gastada y manifiesta un carácter muy descuidado, entonces no podrá producir buenos estudiantes. Él debe tener un carácter apropiado, tanto en su conducta como en su trabajo. Una vez un antiguo sabio chino decía que para gobernar un país, uno primero debe saber cómo manejar su propia familia, y que para manejar su propia familia, uno primero debe ser capaz de cultivarse a sí mismo. En primer lugar, ustedes tienen que perfeccionar su carácter, llevar una vida y actividades reguladas, y mantener su medio ambiente limpio y elegante. Sólo así les será posible tener éxito en su profesión. Por tanto, tenemos que valorar la vida y la verdad que gozamos en el recobro, pero no podemos continuar con un carácter suelto.

TENER UN BUEN CARÁCTER PARA SATISFACER
LA NECESIDAD DEL SEÑOR EN ESTA ERA

Todos debemos comprender que el siglo presente es una era de competencias reñidas. Hay competencia entre los países, las personas, así como entre diferentes ocupaciones y negocios. En todos lados impera la competencia. Hay un lema entre los catedráticos americanos que dice: “Publicas o pereces”. En otras palabras, si usted es un catedrático y no publica ningún artículo en cierto lapso, perderá su posición. Es mi deseo que todos ustedes reaccionen y se arrepientan por tener un carácter tan suelto y que anhelen experimentar un cambio en vuestro carácter.

No les estoy criticando porque sean holgazanes, pero sospecho que la tradición les ha afectado. Ustedes son orgullosos y conformistas, y no son lo suficientemente humildes ni diligentes. Por esto, otros grupos cristianos nos han sobrepasado. Por ejemplo, hay un grupo en Corea que se inició en 1958 con una reunión de sólo tres parejas. En ese entonces, nosotros ya contábamos con miles de santos en Taipéi. Pero en el presente, sólo en Seúl ese grupo coreano cuenta con varios cientos de miles de miembros, mientras que nosotros nos sentimos complacidos y satisfechos con nuestra situación y permanecemos detrás de nuestras puertas cerradas.

LA DILIGENCIA DE NUESTRO CARÁCTER
AFECTA LA OBRA DEL SEÑOR

Por todas estas razones que ya les he mencionado, siento que el entrenamiento que hemos conducido en el pasado ha sido un gran fracaso. Si tuviera más tiempo y energía, les entrenaría día y noche por cinco o seis meses como lo hacía hace treinta años. Sin embargo, esta vez solamente disponemos de tres meses. Las verdades en el recobro permanecerán siempre con nosotros, y siempre tendremos necesidad de la vida divina. Durante los últimos sesenta años estos dos elementos han llegado a ser la preciosa herencia de todos aquellos que están en el recobro del Señor. Por consiguiente, tenemos que guardarlas con firmeza. Sin embargo, también debemos recordar que en todo lo que hacemos, o continuamos avanzando o retrocedemos. Si continuamos con toda tranquilidad, contentos, y sueltos, entonces aquellos que nos siguen nos alcanzarán, nos pasarán y nos dejarán muy atrás.

Espero que esta comunión que les estoy ministrando no les entre por un oído y les salga por otro. Si desde un principio ustedes no le prestan atención a su carácter, entonces todo cuanto aprendan sobre el servicio a tiempo completo no les servirá de nada. Yo estoy aquí el día de hoy gracias a que desde joven comprendí y llegué a la conclusión de que la manera más elevada y más excelente de vivir la vida humana era servir al Señor a tiempo completo. Por esta causa yo arriesgué y ofrecí toda mi vida. Pese a mis fallas y defectos, por la misericordia del Señor he mantenido fielmente mi consagración y hasta el día de hoy me esfuerzo por ser fiel. Todas las mañanas me levanto a las 5:45, me aseo y después comienzo a trabajar. Esta mañana, antes de que ustedes se levantaran, yo ya había leído algunos manuscritos y escribía algunas cartas. En mi colección de libros tengo muchísimos diccionarios, que uso con frecuencia. No sólo eso, sino que tan pronto publican diccionarios y concordancias más avanzados, los compro de inmediato, ya sean en chino, inglés o griego. Espero que en todas estas cosas ustedes puedan aprender de mí y no sean solamente diligentes, sino que sean excepcionalmente diligentes.

En 2 Timoteo se mencionan tres asuntos importantes: la búsqueda de la verdad, el crecimiento en vida y ser diligentes. Ustedes no pueden leer estas cosas e ignorarlas rápidamente. Pablo le dijo a Timoteo: “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que traza bien la palabra de verdad” (2:15). Si leen la Biblia de manera casual, no podrán trazar bien la palabra de verdad; más bien, tienen que estudiar la verdad a fondo. Por ejemplo, un cirujano necesita desarrollar sus habilidades quirúrgicas si desea convertirse en un buen cirujano. Él deberá estudiar a profundidad la anatomía humana y practicar haciendo muchas operaciones. De igual manera, si ustedes quieren trazar bien la palabra de verdad, tienen que dedicar tiempo y energía para profundizar en la verdad. Y esto no se puede lograr en uno o dos días.


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