Manejo de la iglesias por parte de los ancianos, Elpor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-7182-7
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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La sinceridad aquí no se refiere al hecho de no mentir ni engañar; más bien, se refiere a la veracidad y genuinidad. Significa no hablar con palabras torcidas ni valernos de ninguna diplomacia o maniobra. Si se puede hacer algo, usted simplemente lo hace; y si no se puede hacer, usted simplemente no lo hace. No se vale de maniobras diplomáticas. En estos años he visto muchas cosas deshonestas entre los hijos de Dios. A veces, incluso cuando un hermano le da a usted una prenda de vestir, no está siendo sincero. ¿Entiende lo que le digo? Él no le da una prenda de vestir porque lo ame y sienta que necesita ropa, sino porque quiere que usted haga algo por él, y teme que no vaya a hacerle ese favor. Es por eso que le da esa prenda de vestir. Recuerden que esto es algo que proviene de un corazón deshonesto. Entre los gentiles esto no sería considerado engañoso, pero en la iglesia sí es deshonestidad.
Muchas veces los que son ancianos son demasiado experimentados. Perdónenme por decirles esto; pero son tan experimentados que se han vuelto muy astutos. Interiormente, el hermano quizás no esté contento con usted, pero ponga una sonrisa. Es correcto que él no se enoje con los demás aunque esté descontento con ellos, pero tampoco debe fingir estar contento, pues eso es falsedad. Dicho hermano debe tener una actitud sobria ante los demás; es decir, debe dejarles saber que no está contento. Eso es lo correcto. Está bien que usted no se enoje, pero no está bien que finja y ponga una cara sonriente. Ustedes deben comportarse debidamente con un corazón sincero. En cualquier organización social las personas pueden fingir y comportarse diplomáticamente y tratar de manipular las cosas. Pero los hermanos y hermanas, especialmente los que son ancianos, deben ser genuinos. Deben aprender a tener un corazón sincero delante de Dios. Nuestras palabras, nuestra expresión, nuestra actitud y nuestro contacto con los hermanos y hermanas deben ser genuinos.
Hermanos, cada vez que ustedes no sean genuinos, esto significa que tienen una motivación, y dicha motivación significa que se están comportando de manera diplomática. En la tipología esto es la lepra en la vestimenta como se menciona en Levítico 13. Si yo le doy algo a un hermano, debe ser porque siento una carga, un sentir y amor de parte del Señor. Lo que haga externamente debe provenir de mi interior. Esto es algo muy hermoso. Pero si nunca he tenido esa carga, dirección ni amor, es lepra darle algo a un hermano a fin de obligarlo a que haga algo por mí. Nunca debemos hacer esto. Tal vez esto lo haga la sociedad, pero no debe hacerse en la iglesia. Debo repetirles esto una y otra vez: es cierto que no debemos enojarnos cada vez que nos plazca, ni debemos hablar descuidadamente, pero, al mismo tiempo, no debemos usar maniobras. Nuestra actitud externa debe expresar la condición interna de nuestro corazón. Nunca debemos tomar esto a la ligera. Si usted quiere ser un anciano genuino, encontrará que esta lección es muy difícil de aprender. No es fácil abstenernos de actuar diplomáticamente y a la vez no dejar de ser estrictos para con nosotros mismos delante de Dios.
Hermanos, perdónenme por decirles esto: a veces cuando ustedes se vuelven muy experimentados en tratar los asuntos, en realidad llegan a ser personas de doble cara. Una cara está frente a la luz y la otra está en oscuridad. En otras palabras, una cara es negra y la otra es blanca. Eso no está bien. Ningún anciano debe comportarse de esa manera. Eso es equivalente a un anciano que actúa con doblez y dice dos cosas diferentes. Un anciano únicamente debe tener una sola expresión y manifestación por dentro y por fuera. Espero que todos los hermanos aprendan esta lección.
Todos los que intentan manipular las cosas, lo hacen para evadir o evitar dificultades. Pero cuanto más trate usted de evadir o evitar cosas, más difícil le resultará tratar los problemas. Si usted no es capaz de confrontarlos, es mejor que no haga nada y deje que los problemas salgan a la superficie. No es necesario que los confronte. Si usted procura ser genuino en todo momento, muchas veces las dificultades se irán solas. En particular me gusta mucho la persona de Moisés en el libro de Números. Él nunca manipulaba nada entre los israelitas. Ustedes tienen que reconocer que él tenía una mente muy brillante, era un hombre lleno de sabiduría, perspicacia, conocimiento y capacidad. Sin embargo, a pesar de ello, lo vemos como una persona muy simple entre los israelitas. Él era una persona genuina, y tenía un corazón sincero. Algunos dicen que una persona simple es una persona insensata. Reconocemos que eso es cierto, pero recuerden que esa clase de necedad no es una necedad mala, sino buena. Ustedes tienen que aprender a tener un corazón que es sincero.
Algunos ancianos obviamente están descontentos con ciertas personas. Sin embargo, no dirían eso cuando están con ellas cara a cara, sino que hablarían a espaldas de ellas. Eso no es ser sincero. Si usted no puede decirle algo a alguien en su cara, no debe decirlo a sus espaldas. Si no puede decirlo en la luz, tampoco debe decirlo en la oscuridad. Los ancianos tienen que aprender a ser sinceros hasta tal punto. No hay nada malo si usted no es capaz de decir algo cara a cara, pues es posible que las circunstancias o las condiciones no se lo permitan. Además, debemos aprender a vivir delante de Dios, pues a veces incluso Dios no nos permite decir nada. Sin embargo, no está nada bien que usted no le diga nada a alguien en su cara, pero se lo diga a otros, o que pinte un cuadro blanco cuando está delante de esa persona, pero después pinte un cuadro negro cuando está con otra persona. Todos los ancianos que son de beneficio para la iglesia son los que son veraces. Si yo puedo decir algo y en mi interior me siento dirigido a decirlo, debo decirlo. Pero si no puedo decir algo ni tampoco me siento dirigido a decirlo, entonces no debo decirlo. Todo lo que yo diga debe ser lo mismo, no importa a quién se lo diga, si a los hombres, a Dios o a Satanás. Eso es ser un anciano. Este tipo de persona sincera nunca teme la confrontación. Él les dice lo mismo a los que se le oponen como también a los que están de acuerdo con él. Nunca teme confrontar las dos partes contrarias.
Hermanos, no piensen que esta lección es fácil de aprender. Estoy seguro de que todos ustedes desean servir al Señor, y que ninguno de ustedes es deshonesto. Pero esto se refiere a la sinceridad en el sentido general. La sinceridad de la cual estamos hablando hoy significa mucho más; significa no evadir las situaciones ni manipular. Tengo que aprender solamente a ser restringido por Dios y a vivir delante del Él. Cuando la respuesta es sí, debo decir que sí; y cuando la respuesta es no, debo decir que no. Cuando sea permisible hacer algo, debo hacerlo, pero cuando no lo sea, no debo hacerlo. Además, todo lo que haga en público, debe ser lo mismo que hago a solas. Ésta es la sinceridad de la cual estamos hablando. Sólo esta clase de corazón podrá brindarle a la iglesia un verdadero beneficio. La administración de la iglesia no es una cuestión de especulación; usted no puede jugar a la política y pensar que mientras sea exitoso en ello, nada más importa. Eso no funcionará, pues no resistirá jamás la prueba del tiempo. Si usted es una persona de doble cara, los demás quizás no lo sepan por ahora, pero a su tiempo todos lo sabrán. El tiempo pone todo a prueba. A fin de que la iglesia obtenga un beneficio, un anciano debe aprender a ser una persona que tiene un corazón sincero.
Cuando decimos que el corazón de una persona debe ser recto, no queremos decir simplemente que no debe ser torcido. Lo que queremos decir es que no debe haber ningún motivo o propósito escondido en su corazón. A fin de velar por la iglesia, los ancianos deben tener un corazón tal que puedan decir delante de Dios que la ayuda que les brindan a los hermanos y hermanas y la dirección que les dan en su búsqueda espiritual no tienen en absoluto motivos ocultos. Eso es lo que significa ser recto. Muchas veces los ancianos visitan a otros con algún otro motivo. A veces invitan a los hermanos a un ágape también con cierta motivación. Parece que cuando invitan a alguien, esa persona debe someterse a su control. Eso es tener una motivación; en esto consiste la política. Esto no es ser rectos. Cuando invitemos a otros a un ágape para tener comunión con ellos, debemos invitarlos con ese único propósito. Si tenemos otro motivo, debemos decírselo claramente. Eso es ser rectos. En la iglesia —y especialmente respecto a los hermanos que toman la delantera y los que están a cargo de la administración de la iglesia—, nadie debe tomar ventaja de las oportunidades. Incluso si la oportunidad está disponible, no deben sacar provecho de ella. De lo contrario, su corazón no será recto.
A fin de manejar los asuntos de la iglesia, los ancianos deben tener un corazón recto y la manera en que se conducen debe ser recta. No deben andar por una senda torcida. Supongamos que usted tiene dificultades con un hermano y no puede hallarle solución al problema. Así que usted acude al cuñado de ese hermano para que hable con la esposa del hermano, y ella a su vez hable con su esposo. Nunca debemos hacer tal cosa. Si el Señor lo dirige a usted a hablar con el cuñado de ese hermano, eso es diferente; pero si no es así, nunca debe conducirse como la gente del mundo, que se vale de atajos u otros recursos.
Creo que después de hablarles de todas estas cosas, ustedes pueden entender lo que quiero decirles. Los ancianos de la iglesia deben aprender a ensanchar continuamente sus corazones. Es correcto no ser presuntuosos, jactanciosos ni desear ser grandes; pero, al mismo tiempo, nuestro corazón debe ser ensanchado. Además de esto, nuestro corazón debe ser sincero y recto, y no debemos tratar de usar a otros. Si usted necesita que alguien lo ayude con algo, simplemente dígaselo claramente. Si no es conveniente para la otra persona, entonces no debe tratar de forzar el asunto. No evada los asuntos, ni tampoco trate de usar a otros. Debemos tomar medidas con nuestro corazón delante del Señor hasta este grado.
Originalmente, yo quería decirles también que nuestro corazón debe ser puro. Pero no necesitamos hablar de ello por ahora, porque la pureza está incluida en la sinceridad y la rectitud. Si usted puede ser sincero, veraz, recto e íntegro, su corazón ciertamente será puro. Si usted tiene este tipo de corazón, Dios encontrará en usted un camino por el cual avanzar; Él podrá usarlo para velar por la iglesia, y usted llegará a ser de mucho beneficio para todos los hermanos y hermanas.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.