Presentación actual de la manera ordenada por Dios y las señales acerca de la venida de Cristo, Lapor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-6646-5
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Oración: Señor, Tú eres Aquel a quien buscamos; sabemos que estás escondido en Tu Palabra santa. Por tanto, te pedimos que te liberes a Ti mismo y salgas de Tu Palabra. Todos deseamos escucharte, verte y ganar algo de Ti. Señor, nos ponemos delante de Ti para que nos ilumines y penetres en nuestro ser. Te pedimos que descubras nuestra verdadera condición, para que en Tu luz podamos conocernos a nosotros mismos así como te conocemos a Ti. Amén.
En esta reunión quisiera tener comunión con ustedes acerca de varios pasajes de la Palabra que son muy fundamentales y prácticos, y a la luz de los cuales podamos examinar nuestro servicio y nuestra obra hoy, a fin de ver claramente el camino que debemos seguir.
Romanos 15:16 dice: “Para ser ministro de Cristo Jesús a los gentiles, un sacerdote que labora, sacerdote del evangelio de Dios, para que los gentiles sean ofrenda agradable, santificada por el Espíritu Santo”. Laborar es ser diligentes y no perezosos; incluye el hecho de luchar, realizar un gran esfuerzo y procurar avanzar por todos los medios. Podemos comparar esto con la manera en que se esforzaban los atletas de antaño en las olimpiadas de Grecia. Desafortunadamente, la mayoría de las versiones no incluyen las palabras “que labora”; una de ellas traduce esta frase simplemente como “ministrando a manera de sacerdote el evangelio de Dios”. Ya sabemos que todos los creyentes neotestamentarios son sacerdotes, pero hace cinco años no hicimos notar qué es lo que hacen los sacerdotes neotestamentarios. Lo que principalmente hacían los sacerdotes del Antiguo Testamento era ofrecer sacrificios y manipular las ofrendas, pero ¿qué hacen los sacerdotes del Nuevo Testamento?
En Éxodo 19 Dios llamó a los hijos de Israel, diciendo: “Ahora, pues, si en verdad obedecéis Mi voz y guardáis Mi pacto, vosotros seréis Mi tesoro personal entre todos los pueblos, porque Mía es toda la tierra. Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes y nación santa” (vs. 5-6a). Al principio, Dios dispuso que todos los del pueblo de Israel fueran sacerdotes. Sin embargo, no mucho después, ellos adoraron al becerro de oro y blasfemaron contra Dios. Esto hizo que Moisés rompiera en pedazos las tablas de piedra y mandara al pueblo que se pusiera del lado de Dios y matara a sus hermanos. En aquel tiempo, únicamente los levitas hicieron lo que Moisés había pedido (32:25-29). Luego, en Deuteronomio 33:8-9 Dios bendijo a Leví por medio de Moisés, diciendo: “Tu Tumim y Tu Urim sean para Tu hombre fiel, [...] / quien dijo de su padre y de su madre: / A él no lo tomo en cuenta; / y no reconoció a sus hermanos, / y a sus propios hijos desconoció. / Pues ellos guardaron Tus palabras / y observaron Tu pacto”. A partir de entonces, sólo los levitas podían ser sacerdotes, y una nación de sacerdotes se redujo a una sola tribu sacerdotal. Además, sólo los de la casa de Aarón podían ser sacerdotes; el resto de los levitas únicamente se ocupaban del servicio del tabernáculo. Más tarde, en Números 16 vemos que Coré y su séquito se rebelaron porque no estaban contentos con permanecer en un segundo plano en el servicio. Por lo tanto, Moisés los reprendió, diciendo: “Oíd ahora, hijos de Leví: ¿Os es poco que el Dios de Israel os haya separado de la asamblea de Israel, acercándoos a Él para que cumpláis el servicio del tabernáculo de Jehová y estéis delante de la asamblea a fin de ministrarles [...] ¿Pretendéis también el sacerdocio?” (vs. 8-10). Esto nos muestra que los hijos de Israel en el Antiguo Testamento estaban divididos en tres clases: el sacerdocio de la casa de Aarón, los levitas servidores y el común del pueblo.
Sin embargo, en el Nuevo Testamento, todos los creyentes que están en la iglesia son sacerdotes. Esto nos lleva nuevamente a la intención original de Dios. Después de la partida de los primeros apóstoles, las personas gradualmente fueron perdiendo claridad en cuanto al servicio a Dios; fue así como surgió la enseñanza de “clérigos y laicos”. En primer lugar, Ignacio en el siglo II enseñó que uno que vigila, un obispo, está por encima de un anciano. De esta enseñanza provino la organización religiosa de obispos, arzobispos, cardenales y el papa. Esta enseñanza también es la fuente del sistema episcopal del gobierno eclesiástico. Luego, en el año 590 d. C. el arzobispo de Roma fue reconocido por las iglesias orientales y occidentales como el papa, y de ese modo fue formada oficialmente la Iglesia Católica Romana. Más tarde, después de un desarrollo gradual, llegó a haber no sólo obispos, cada uno de los cuales gobernaba un distrito, sino también arzobispos, los cuales tenían jurisdicción principalmente sobre un país. Luego, en un rango aún más alto, estaban los cardenales, quienes están más cerca del papa para gobernar todas las iglesias católicas sobre la tierra y, por tanto, pueden ser considerados como los miembros del gabinete del papa. Si el papa llega a morir, los cardenales entonces eligen de entre ellos a un nuevo papa. En el siglo XVI, surgió Martín Lutero e hizo reformas, con lo cual se originaron las iglesias protestantes a partir de la Iglesia Católica. En su etapa inicial, las iglesias protestantes fueron iglesias estatales en naturaleza. Un buen número de países del norte de Europa empezaron a formar iglesias estatales, tales como la Iglesia Anglicana, conocida también como la Iglesia Episcopal de Inglaterra, y la Iglesia Luterana en Alemania. Los reyes de estos estados se convirtieron en los líderes de las iglesias estatales. Esta manera de gobernar a las iglesias no se diferenciaba en nada de la práctica de la Iglesia Católica. Un siglo después, aproximadamente en el año de 1690, algunos vieron la verdad en cuanto a que la iglesia debía ser gobernada por los ancianos, no por los obispos y, como resultado, se estableció la Iglesia Presbiteriana. Éste fue el comienzo de las iglesias independientes. Después de esto, algunos vieron la verdad en cuanto al bautismo por inmersión (en vez de aspersión) y formaron la Iglesia Bautista. Posteriormente, hubo un recobro gradual de la iglesia, pero en lo referente al servicio, la iglesia aún no consiguió escapar de la influencia del sistema de clérigos y laicos.
En el siglo XVII, se levantaron los hermanos moravos. Debido a la persecución por parte de la Iglesia Católica, de las iglesias estatales y de las iglesias independientes, los hermanos tuvieron que huir a la hacienda del hermano Zinzendorf. A partir de entonces, empezó el recobro de la vida de iglesia. En 1828 surgieron algunos hermanos en Inglaterra. Ellos se separaron del entorno en que habían crecido y vivieron y sirvieron absolutamente conforme a la verdad de la Biblia; no negaron el nombre del Señor y guardaron la palabra del Señor. Desafortunadamente, después de menos de medio siglo, ellos se degradaron. Luego en 1922 el Señor nos levantó a nosotros en el Lejano Oriente. Al comienzo, nosotros adoptamos principalmente las prácticas de la Asamblea de los Hermanos; pero más tarde descubrimos que en un buen número de áreas aún no habíamos profundizado debidamente en las verdades bíblicas. En primer lugar, en 1934 el hermano Nee publicó un libro titulado The Meeting Life [La vida de reuniones], en el cual habló acerca del nombramiento de los ancianos y el gobierno de la iglesia. Luego, en 1948 él publicó otro libro titulado Los asuntos de la iglesia en el que decía enfáticamente que la reunión tradicional del día del Señor, que era semejante a lo que hicieron los hijos de Israel en el Antiguo Testamento al seguir las costumbres de las naciones (2 R. 17:8), era abominable a Dios. Por lo tanto, dijo que debíamos deshacernos de dicha reunión para que todos pudieran ejercer su función. Sin embargo, debido a que la manera tradicional de efectuar las reuniones se había convertido en un hábito y en una costumbre firmemente establecidos entre la humanidad, e incluso se hallaba en la misma sangre de los cristianos, dicha manera tradicional no pudo ser desarraigada de forma inmediata. Más tarde, el recobro del Señor fue a Taiwán. Debido a que aún no era el momento propicio para hacer un cambio, seguimos adelante conforme a las prácticas antiguas; y después de treinta años, fuimos retrocediendo gradualmente a la condición que actualmente impera en el cristianismo, y nos quedamos estancados.
Espero que todos ustedes puedan ver en qué consiste el recobro del Señor. Empezando con la Asamblea de los hermanos, el recobro del Señor primeramente consistió en recobrar la unidad del Cuerpo de Cristo, y después en eliminar todas las prácticas que no eran bíblicas. Por este motivo, nos separamos de las denominaciones, y deseamos tener únicamente el nombre del Señor y la palabra del Señor. Lo único que deseábamos tener era Cristo y la iglesia, y no quisimos tener parte con ninguna división. Cuanto más avanzamos con el Señor, más descubrimos que en nuestro servicio y en nuestras reuniones, nuestra práctica no era en absoluto conforme a la Palabra del Señor. Nos dimos cuenta de que no habíamos empezado de una manera absolutamente pura, sino que simplemente habíamos heredado las costumbres del pasado y, por eso, cuanto más las practicábamos, más inútiles resultaban ser y más problemas teníamos.
El Señor en efecto bendijo Su recobro, de manera que para 1984 ya se habían levantado entre ochocientas o novecientas iglesias en toda la tierra, abarcando los seis principales continentes. Sin embargo, sin darnos cuenta caímos en una condición en la que había una carencia; en otras palabras, nuestra vida interior no era lo suficientemente fresca y viviente. Todas las iglesias, tanto en el oriente como en el occidente, se hallaban en un estado de adormecimiento, en una condición como la de Sardis. Además, el crecimiento del número de creyentes era muy lento. Por ejemplo, entre las iglesias de los Estados Unidos, la tasa anual de crecimiento de 1962 a 1977 fue aproximadamente del treinta por ciento, lo cual es probablemente muy raro en la historia de la iglesia. Pero más tarde, debido a los ataques de los difamadores, la iglesia fue afectada y, por tanto, de 1977 a 1984 la tasa de crecimiento de los creyentes se redujo a no más de dos o tres por ciento anual. Fue por esto que en octubre de ese año, después que terminé el último estudio-vida del Nuevo Testamento, tomé la decisión de regresar a Taipéi para estudiar nuevamente este asunto a fondo.
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