Información del libro

Espíritu divino con el espíritu humano en la Epístolas, Elpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-7893-2
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

    Por favor, utilice Firefox o Safari
Actualmente disponible en: Capítulo 7 de 13 Sección 3 de 4

EL ESPÍRITU QUE UNE

El Espíritu Santo también obra para hacer que sean uno todos aquellos a quienes Él les revela las cosas del misterio de Dios y el misterio de Cristo. El versículo 18 del capítulo 2 dice: “Por medio de Él los unos y los otros tenemos acceso en un mismo Espíritu al Padre”. Los unos y los otros se refiere a los creyentes judíos y gentiles. Anteriormente, los judíos estaban separados de los gentiles, pero ahora en un solo Espíritu los creyentes judíos son uno con los creyentes gentiles. Ellos llegan a ser uno no en doctrinas, enseñanzas o formas, sino en un solo Espíritu. Por lo tanto, el Espíritu que mora en todos los creyentes es el Espíritu de la unidad.

Si meramente estudiamos las enseñanzas de la Biblia, luego de un corto tiempo podríamos entrar en desacuerdo unos con otros y dividirnos. Sin embargo, cuanto más nos volvamos del mero estudio a orar en el Espíritu, más tendremos al Espíritu que une, Aquel que nos hace uno. Cuando nos enfocamos en las meras enseñanzas, somos divididos, pero cuando estamos en el espíritu somos uno. El Espíritu Santo en nosotros es el Espíritu que une, pero quizás no le demos la oportunidad de hacernos uno porque estamos ejercitando nuestra mente con la mera intención de conocer las enseñanzas doctrinales. Los dos pueblos, los judíos y los gentiles, fueron unidos como uno solo por el único Espíritu que mora en los creyentes. El versículo 3 del capítulo 4 habla de la unidad del Espíritu. El Espíritu es Aquel que nos hace uno. Primero, Él nos revela las cosas de Cristo, que incluyen el misterio de Cristo, la iglesia. Luego, Él nos hace uno como Su único Cuerpo.

EL ESPÍRITU QUE EDIFICA

El Espíritu también nos edifica juntamente. El versículo 22 del capítulo 2 dice: “En quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el espíritu”. El espíritu aquí es el espíritu humano de los creyentes, en el cual mora el Espíritu Santo de Dios. El Espíritu Santo, al mezclarse con nosotros, obra en nosotros para revelarnos las cosas de Dios, unirnos juntamente y edificarnos juntamente como morada de Dios en el espíritu. El versículo 4 del capítulo 4 habla de “un Cuerpo, y un Espíritu”. Esto indica que el Espíritu es el Espíritu que edifica para el Cuerpo, el Espíritu que revela, une y edifica el Cuerpo. Cuanto más prestemos atención a las enseñanzas doctrinales, los dones y el poder exterior, más seremos divididos. Sin embargo, si todos nos volvemos de estas cosas hacia el Espíritu que mora en nosotros, nos sella y edifica, gradual y espontáneamente seremos juntamente edificados.

EL ESPÍRITU QUE FORTALECE

El Espíritu en nosotros también es el Espíritu que fortalece. El versículo 16 del capítulo 3 dice: “Para que os dé, conforme a las riquezas de Su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por Su Espíritu”. Los dos espíritus —el Espíritu que mora en nosotros y nuestro espíritu humano, el cual es nuestro hombre interior— están mezclados juntamente. Sin embargo, si no le damos al Espíritu el terreno adecuado en nosotros, Él queda confinado y restringido en nuestro espíritu. Por tanto, nuestro espíritu podría estar débil. Es por esto que necesitamos que el Espíritu Santo fortalezca nuestro espíritu regenerado.

El versículo 17 continúa, diciendo: “Para que Cristo haga Su hogar en vuestros corazones por medio de la fe”. Nuestro corazón consiste principalmente en el alma, que es la parte de nuestro ser que rodea nuestro espíritu. Que Cristo haga Su hogar en nuestro corazón equivale a que Él se extienda a nuestra alma. Cuando el Espíritu Santo fortalece nuestro espíritu, Él gana más terreno en nosotros y tiene más oportunidad de extenderse desde nuestro espíritu para saturar nuestro corazón. Entonces Él puede establecerse y hacer Su hogar en nuestro corazón. El resultado, el producto, del fortalecimiento que efectúa el Espíritu en nuestro hombre interior es que somos llenos hasta la medida de toda la plenitud de Dios (v. 19).

EL ESPÍRITU QUE RENUEVA

El siguiente aspecto de la obra que efectúa el Espíritu Santo es que Él renueva todas las partes de nuestra alma, a saber, nuestra mente, parte emotiva y voluntad. El versículo 23 del capítulo 4 dice: “Os renovéis en el espíritu de vuestra mente”. A medida que nuestro hombre interior es fortalecido y el Espíritu obtiene la oportunidad de extenderse a todas las partes de nuestra alma, Él llega a ser el Espíritu que renueva. El espíritu de vuestra mente es un término particular. Originalmente, el Espíritu estaba solamente en nuestro espíritu; pero después de fortalecer nuestro espíritu, Él se extiende a nuestra mente, la cual es la parte principal del alma y del corazón. De este modo, nuestro espíritu mezclado llega a ser el espíritu de la mente. Originalmente, Él era el Espíritu únicamente en nuestro espíritu, pero ahora Él llega a ser el Espíritu que renueva en nuestra mente. Podemos probar esto por nuestra experiencia. Cuando le damos el terreno, la oportunidad, de extenderse a todas las partes de nuestro ser, experimentamos la renovación del Espíritu en nuestra mente, parte emotiva y voluntad.


Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.

Back to Top