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Vida cristiana normal de la iglesia, Lapor Watchman Nee

ISBN: 978-0-87083-495-0
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A SU REGRESO

Pero surge la pregunta: ¿Cómo fueron pastoreados e instruidos estos nuevos conversos? ¿Cómo fueron establecidas las iglesias recién fundadas? Al estudiar la Palabra encontramos que la jira misionera de los apóstoles consistió en un viaje de ida y otro de regreso. En su viaje de ida su interés primordial era fundar iglesias. En su viaje de retorno su ocupación principal era edificarlas.

“Y después de anunciar el evangelio a aquella ciudad y de hacer muchos discípulos, volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía, confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la fe, y diciéndoles: Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios” (14:21-22). Aquí vemos que Pablo y Bernabé regresan para hacer obra de construcción en las iglesias ya fundadas; pero como antes, en su viaje de ida, así ahora, en el de regreso, nunca se arraigan en un solo lugar.

Está claro entonces que los apóstoles no se movían de lugar en lugar simplemente fundando iglesias; también hacían obra definida de construcción. El simple hecho de fundar iglesias sin establecerlas sería como dejar a los niños recién nacidos a sus propios recursos. El punto a notar aquí es que, mientras que la instrucción de los nuevos conversos y la edificación de las iglesias era una parte vital de la obra de los apóstoles, ellos no lo hacían arraigándose en un lugar, sino más bien visitando los lugares donde habían estado antes. Ni en la obra inicial de la predicación del evangelio, ni en su obra subsecuente de establecer las iglesias, se radicaban los apóstoles permanentemente en un solo lugar.

Antes de irse de un sitio en donde había sido fundada una iglesia y se había realizado alguna obra de construcción, nombraban ancianos para que tomaran la responsabilidad allí (14:23). Esta es una de las partes más importantes de la obra de un apóstol. (Este asunto será considerado más a fondo en un capítulo posterior).

Así trabajaron los primeros apóstoles, y la bendición del Señor reposaba sobre sus labores. Bien haremos si seguimos sus pasos, pero debemos comprender claramente que, aun cuando adoptemos métodos apostólicos, a menos que tengamos una consagración apostólica, una fe apostólica, y poder apostólico, no veremos los resultados apostólicos. No nos atrevemos a menospreciar el valor de los métodos apostólicos —son absolutamente esenciales si vamos a tener frutos apostólicos— pero no debemos pasar por alto la necesidad de la espiritualidad apostólica, y no debemos temer la persecución que recae sobre los apóstoles.

DE REGRESO A ANTIOQUIA

“De allí navegaron a Antioquía, desde donde habían sido encomendados a la gracia de Dios para la obra que habían cumplido. Y habiendo llegado, y reunido a la iglesia, refirieron cuán grandes cosas había hecho Dios con ellos, y cómo había abierto la puerta de la fe a los gentiles” (14:26-27). A su regreso a Antioquía los apóstoles “refirieron cuán grandes cosas había hecho Dios con ellos”. Fue desde Antioquía que salieron Pablo y Bernabé, de manera que era justo que a su retorno dieran cuenta de cómo los había tratado el Señor, a aquellos de entre los cuales habían partido. Dar informes de la obra a aquellos que verdaderamente llevan la carga con nosotros es autorizado por la Palabra de Dios. No es solamente permisible, sino necesario, que los hijos de Dios en la base de la obra sean informados de los hechos de Dios en el campo de la obra; pero bien haremos al asegurarnos de que nuestros informes no tengan carácter de propaganda.

En la cuestión de informes, debemos evitar, por una parte, toda reticencia fingida así como reservas y exclusividades personales; por otra, debemos evitar cuidadosamente la intervención de cualquier interés personal. En todos los informes de la obra nuestra meta debe ser glorificar a Dios y traer enriquecimiento espiritual a todos que los comparten. Utilizar informes como medio de propaganda, con las miras a una ganancia material, es de una vileza extremada, y es indigno de todo cristiano. Cuando el motivo es el de glorificar a Dios y beneficiar a Sus hijos, pero al mismo tiempo dar a conocer las necesidades de la obra con la intención de recibir ayuda material, todavía dista mucho de ser aceptable al Señor, y es indigno de Sus siervos. Nuestra meta debe ser únicamente que Dios sea glorificado y Sus hijos bendecidos. Si hubiera esta pureza perfecta de motivo en nuestros informes, ¡cuán diferente lenguaje tendrían muchos de ellos!

Cada vez que escribamos o hablemos de nuestra obra hagámonos estas preguntas: (1) ¿Estoy dando informes con el fin de obtener publicidad para mí y mi obra? (2) ¿Estoy dando informes con el doble propósito de glorificar al Señor y anunciar la obra? (3) ¿Estoy dando informes con esta sola meta, que Dios sea glorificado y Sus hijos bendecidos? ¡Que el Señor nos dé gracia para informar con motivos no mezclados y con perfecta pureza de corazón!


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