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Vencedores que Dios busca, Lospor Watchman Nee

ISBN: 978-0-7363-0651-5
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Actualmente disponible en: Capítulo 3 de 8 Sección 3 de 8

III. QUIENES SON LOS VENCEDORES QUE DIOS BUSCA

Lectura bíblica: Ap. 2:7, 11, 17, 26; 3:5, 12, 21

El fracaso de la iglesia

La iglesia se halla en la tierra con el fin de mantener la victoria que Cristo obtuvo en la cruz y para atar a Satanás en cada localidad, como el Señor lo ató en el Calvario. El Señor condenó en la cruz a Satanás en conformidad con la ley, y ahora Dios desea que la iglesia ejecute este juicio en la tierra.

Satanás sabe que la iglesia ocasionará su derrota, y por eso la persigue y trata de engañarla con sus estratagemas. El es homicida y mentiroso. La iglesia no le teme a su semblante enojado, sino a su cara sonriente. Los Hechos de los Apóstoles narran la manera en que la iglesia pasó de muerte a vida. Dios usó el ataque de Satanás para exhibir la victoria de Cristo. Sin embargo, la iglesia se fue degradando lentamente. Por ejemplo, la mentira de Ananías y Safira, la codicia de Simón, la administración de los hermanos falsos, la preocupación por sus intereses personales y el hecho de que muchos abandonaran a Pablo cuando estuvo en la cárcel.

Dios busca vencedores

Después de que la iglesia fracasó, Dios buscó en ella un remanente para que fuesen vencedores, quienes habían de llevar la responsabilidad que la iglesia debió haber tomado y no lo hizo. Dios desea un pequeño grupo de fieles en representación de la iglesia para que ellos mantengan la victoria de Cristo. En las siete eras de la iglesia, Dios llama personas a vencer. La estirpe de vencedores nunca ha dejado de existir. Los vencedores no son personas especiales. Los vencedores que Dios busca son un grupo de personas que se unen incondicionalmente al propósito original de Dios.

El principio fundamental de los vencedores

En la Biblia vemos que cuando Dios desea hacer algo, primero escoge un pequeño remanente y luego extiende el logro de éste al resto del pueblo. Los anales de la era de los patriarcas prueban la validez de este principio. En esos días, Dios escogió hombres de varias partes. Hubo hombres como Abel, Enoc, Noé y Abraham. De Abraham, la crónica bíblica pasa a los israelitas; de los patriarcas a la ley; de la dispensación de la ley pasa a la dispensación de la gracia, y de ésta al reino; finalmente, del reino, a los cielos nuevos y la tierra nueva. El reino es el precursor de los cielos nuevos y la tierra nueva. El altar y el tabernáculo que se ven en la dispensación de la ley tipifican los aspectos de la dispensación de la gracia. Este es el principio de la obra de Dios; siempre va de los pocos a los muchos.

Colosenses 2:19 dice: “Asiéndose de la Cabeza, en virtud de quien todo el Cuerpo, recibiendo el rico suministro y siendo entrelazado por medio de las coyunturas y ligamentos, crece con el crecimiento de Dios”. Las coyunturas producen el suministro, mientras que los ligamentos entrelazan. La Cabeza abastece a todo el Cuerpo y entrelaza a todos los miembros por medio de las coyunturas y los ligamentos. Solamente los vencedores pueden ser las coyunturas que abastecen y los ligamentos que conectan.

Jerusalén tipifica la iglesia. En Jerusalén estaba el monte de Sion. Jerusalén tipifica el Cuerpo, la iglesia, mientras que el monte de Sion tipifica a los vencedores que hay en la iglesia. Jerusalén es grande, y Sion es pequeña. La fortaleza de Jerusalén es Sion. Siempre que hay algo relacionado con el deseo del corazón de Dios, se menciona a Sión. Cuando se habla de los fracasos y de los pecados de los judíos, se menciona a Jerusalén. Dios siempre permite que Jerusalén sea hollada, mas protege a Sión. Se habla de una nueva Jerusalén, pero nunca habrá una nueva Sion, porque Sion nunca se envejece. Cada vez que el Antiguo Testamento habla de la relación entre Sion y Jerusalén, nos muestra que las características, la vida, la bendición y el establecimiento de Jerusalén provienen de Sion. En 1 Reyes 8:1 los ancianos estaban en Jerusalén, y el arca del pacto estaba en Sion. En Salmos 51:18 dice que Dios hizo bien a Sion y edificó los muros de Jerusalén. En Salmos 102:21 dice que el nombre del Señor estaba en Sion y que Su alabanza estaba en Jerusalén. En Salmos 128:5 dice que el Señor bendijo desde Sion y que el bien sean visto en Jerusalén. Dice en Salmos 135:21 que el Señor mora en Jerusalén, pero que El es bendecido desde Sion. En Isaías 41:27 la Palabra primero se enseñó en Sion, y luego se predicó en Jerusalén. Joel 3:17 dice que cuando el Señor more en Sion, Jerusalén será santa.

Hoy día Dios busca ciento cuarenta y cuatro mil entre la iglesia derrotada, que estén de pie en el monte de Sion (Ap. 14). Dios siempre usa una pequeña cantidad de creyentes para que comuniquen el fluir de vida a la iglesia a fin de avivarla. Como el Señor lo hizo una vez, asimismo los vencedores tienen que derramar la sangre para que la vida fluya a otros. Por causa de la iglesia, los vencedores toman la posición de victoria y sufren tribulación y desprecio.

Así que, los vencedores que Dios busca deben abandonar lo que ellos juzgan correcto. Tienen que pagar el precio de permitir que la cruz elimine de ellos la antigua creación y prevalezca contra las puertas del Hades (Mt. 16:18).

¿Está usted dispuesto a sufrir aflicciones para ganar el corazón de Dios? ¿Está dispuesto a dejarse derrotar para que el Señor sea el victorioso? Cuando nuestra obediencia sea perfecta, Dios castigará toda desobediencia (2 Co. 10:6).

(26 de enero, por la tarde)


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