Expresión práctica de la iglesia, Lapor Witness Lee
ISBN: 978-0-87083-905-4
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Los problemas más prevalecientes de hoy en el cristianismo se deben principalmente a las diferentes opiniones, y estas opiniones surgen porque hay una escasez de Cristo en los creyentes. Todos tenemos nuestros propios gustos y conceptos acerca de muchos asuntos, pero si nos aferramos a esas opiniones, sólo causaremos problemas. Por ejemplo, en cuanto al bautismo, existen muchas opiniones diferentes que han causado bastantes problemas; sin embargo, si estamos llenos de Cristo, esas cosas no nos importarán.
La actitud del apóstol Pablo en Romanos 14 en cuanto a las diferentes comidas y a la observancia de ciertos días era bastante amplia y liberal. Según lo que la Biblia enseña, se entiende claramente que estamos bajo la gracia de Dios y que no hay necesidad de hacer distinciones acerca de lo que comemos. Tanto la carne como las legumbres se pueden comer; no hay diferencia a los ojos de Dios. Podemos comer legumbres y también podemos comer cualquier clase de carne. Aunque el apóstol Pablo sabía esto mejor que nadie, en este capítulo él no profirió ninguna palabra conforme a la doctrina. Por el contrario, dijo: “El que come, no menosprecie al que no come, y el que no come, no juzgue al que come” (Ro. 14:3). Si usted come de todo, no menosprecie al que no lo hace; si usted no come de todo, no critique al que sí lo hace. ¡Qué actitud tan tolerante nos muestra el apóstol y nos exhorta a tomar! No dijo ni una palabra en cuanto a la doctrina.
En cuanto a la observancia de ciertos días, el apóstol dijo: “Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente” (Ro. 14:5). De nuevo, el apóstol tomó una actitud muy amplia y no dijo lo que era correcto ni lo que era equivocado. Conforme a las Escrituras, en la era neotestamentaria no debemos guardar ningún día ya que hoy, bajo la gracia del Señor, todos los días son iguales. Aun el sábado, el séptimo día, no difiere de ningún otro día. El apóstol conocía esto muy bien pero no habló acerca de la enseñanza correcta. El no dijo si era correcto valorar un día sobre otro, o si era correcto estimar todos los días iguales. El sólo dijo: “El que hace caso del día, lo hace para el Señor; el que come, para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor no come, y da gracias a Dios” (Ro. 14:6). ¡Su actitud era verdaderamente amplia!
¿Podemos ser nosotros tan liberales? Por la misericordia y la gracia del Señor, debemos serlo. No quiero decir que debemos ser indiferentes en cuanto al Señor; al contrario, debemos ser absolutamente firmes y definitivos en cuanto al Señor y a la iglesia como Su expresión. Pero, ¿podemos ser flexibles y comprensivos en cuanto a todas las otras cosas? Los hermanos o hermanas deben actuar según los guía el Señor personalmente. Si ellos tienen la convicción de hacer algo, entonces debemos permitirles que lo hagan para el Señor; si ellos sienten en su comunión con el Señor que no deben hacer algo, debemos permitirles que no lo hagan.
No debemos imponer reglamentos sobre otros ni tampoco tratar de hacer que todos sean iguales. Seremos legalistas si insistimos en que las cosas se hagan de la misma forma. Por ejemplo, si alguno come legumbres e insiste que todos también deben comerlas, entonces causará problemas. Con tal que los hermanos y hermanas no hagan cosas pecaminosas, no debemos corregirlos. Sólo debemos ser firmes en cuanto a Cristo como vida y a la iglesia como la expresión de Cristo. Con respecto a las otras cosas, aprendamos del apóstol Pablo a ser amplios y liberales.
No debemos insistir en nada; debemos guardar la unidad en la vida de iglesia, a pesar de todo lo que se nos opone. Debemos ser librados de los elementos sectarios que están en todas las opiniones discrepantes. ¿Cómo podemos ser librados? ¡Es posible si sólo nos preocupamos de Cristo y de la iglesia! Debemos llenarnos de Cristo y ser fervientes en nuestro espíritu para practicar la vida de iglesia.
Supongamos que soy un hermano a quien le gusta practicar algo bíblico, y me reúno con una iglesia local que se opone a esa práctica. Aunque no están de acuerdo con ese asunto, reconozco que ellos siguen siendo la iglesia en esa ciudad. Yo me deleito en esa práctica porque me ayuda a disfrutar a Cristo; pero como la iglesia no lo aprueba, no debo insistir en practicarlo durante las reuniones públicas. Sin embargo, cuando estoy en casa lo practico bastante, y por consiguiente, estaré ardiendo con Cristo a tal grado que vendré a las reuniones ardiendo. Aunque no hable de esa práctica, resplandeceré al estar lleno de Cristo. De hecho, a la menor oportunidad esparciré el fuego de Cristo a la reunión y toda persona con la cual tenga contacto, ya sea anciano o hermano, arderá. Quizá después de cierto tiempo, toda la iglesia arderá.
Sólo debemos insistir en Cristo y la iglesia. Si soy obstinado con relación a ciertas doctrinas y enseñanzas, de seguro causaré problemas en la iglesia. Por ejemplo, si llego a una iglesia local y siento que no tienen orden, los corregiré. Pero esta reprensión comprueba que no conozco bien a Cristo como vida y que no estoy fortalecido en mi espíritu a fin de practicar la vida de iglesia. Por el contrario, si estoy lleno de Cristo y fortalecido en mi espíritu, no me quejaré de lo que la iglesia haga o de la doctrina que tenga; sólo alabaré al Señor que existe una iglesia local en el debido terreno donde puedo ministrar a Cristo. Estaré ardiendo en mi espíritu y tan lleno de Cristo que, al venir a las reuniones, ministraré Cristo a otros. Estaré entregado a Cristo y la iglesia y nada más. No me importará lo correcto o lo equivocado; sólo me preocuparé por Cristo y la iglesia.
Si soy tal persona, tarde o temprano ayudaré a la mayoría de los que buscan al Señor, y el Cristo que yo experimento y ministro también será la experiencia viviente de ellos. Esto guardará la unidad y fortalecerá la vida de iglesia. La iglesia será enriquecida si guardamos la unidad de Cristo; el Cuerpo será dañado si nos centramos en las doctrinas o las diferentes opiniones. Finalmente, los creyentes en aquel lugar no se preocuparán de nada más que Cristo y la iglesia. No se preocuparán por lo que es correcto o equivocado; sólo les importará Cristo y la iglesia.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.