Espíritu y el cuerpo, Elpor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-4516-3
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Después de la unción viene el sellar. El sellar es relativamente fácil de entender. El hecho de aplicar pintura a algo es una especie de sellar. A veces marcamos las cosas pintándolas. Marcar algo con un sello es declarar que ese objeto en particular nos pertenece. Aunque puede haber miles de copias de cierto libro, al poner mi marca, mi sello, en uno de ellos, declaro que me pertenece. De igual manera, la unción en nosotros como el sello declara a todo el universo que pertenecemos a Dios. Dios nos posee, y Él se ha puesto sobre nosotros como un sello. Este sello es, de hecho, Dios mismo. Oh, quisiera proclamar a todos, a los ángeles, a los demonios y al universo: “¡No me toquen! Tengo una marca sobre mí, y esta marca es Dios, el Espíritu todo-inclusivo”. ¿Tienen sobre ustedes esta marca, la cual muestra que pertenecen a Dios? Por supuesto que sí, porque han sido sellados con Dios. Por consiguiente, la unción está dentro de ustedes, y la marca está sobre ustedes.
Si ustedes ponen su sello sobre un pedazo de papel, quedará en el papel la imagen del sello. La unción dentro de nosotros llega a ser el sello y el sello exhibe la misma imagen de Dios. De este modo, nosotros tenemos la imagen de Dios. Esto significa que nosotros expresamos a Dios al ser ungidos y al ser sellados. Debido a que Dios nos selló, o sea, nos marcó consigo mismo, la imagen de Dios permanece sobre nosotros. No obtenemos la imagen de Dios tratando de imitar a Dios. A muchos cristianos se les ha enseñado a imitar a Cristo. Les han dicho: “Ahora que usted es un hijo de Dios, debe glorificarlo mejorando su conducta”. Este mejoramiento de la conducta no es Cristo, sino religión. No es necesario que usted trate de mejorar su conducta. Dios lo ha sellado consigo mismo, quien es la pintura todo-inclusiva. ¿Acaso no lo ha pintado Dios? ¿No se ha aplicado Él mismo sobre usted? ¿No se ha depositado Él mismo en usted? Usted ha sido sellado con Dios por dentro y por fuera. Todos hemos sido sellados, pintados, ungidos con Dios, interior y exteriormente. Por consiguiente, tenemos la imagen de este sello.
Considere el ejemplo de un joven que recientemente ha sido salvo. En cierto sentido, después que alguien es salvo, no necesita que nadie le enseñe, pues espontáneamente, religiosamente y naturalmente tendrá el concepto de que necesita mejorar su conducta. Una hermana joven podría decir: “Antes no trataba bien a mi madre; pero ahora que soy salva, debo ser una buena hija. Tengo que ser delicada y dulce con mi madre. Así que, me propondré no volver a ser grosera con ella. Oh, Señor Jesús, Tú sabes que soy muy débil y pecaminosa. Señor, ayúdame a ser dulce y amable con mi madre de ahora en adelante”. Sin embargo, después de orar de esta manera, ella se comportará como un escorpión o una tortuga, no como una paloma dulce y delicada.
Yo intenté cambiar mi comportamiento por muchos años, pero nunca lo logré. Un día me di cuenta de que había sido ungido y sellado. Cuando vi esto, me sentí muy contento, enloquecido de alegría y lleno de alabanzas al Señor. Parecía que se me había olvidado dónde estaba. Espontáneamente empecé a ser amable con mi madre, pero sin darme cuenta de que estaba siendo amable. Fue de esta manera que se manifestó la imagen del sello. Un día escuché que mi madre le decía a una amiga: “¿Sabes? Mi hijo Witness es una persona de un genio muy vivo. Pero no sé que le habrá pasado, pues en las pasadas semanas se ha portado muy amable conmigo”. Cuando le escuché decir esto, le dije: “Madre, en realidad no soy tan amable. No he cambiado”. A mi parecer, yo no había cambiado, pero en realidad era otra persona, una persona que portaba la imagen de Dios. Éste no fue el resultado de un esfuerzo mío por mejorar mi conducta, sino el resultado de la unción del Señor.
No intente ser bueno ni mejorar su conducta. Si le molesta su mal genio, no trate de corregirlo, ya que cuanto más intente hacerlo, peor ser comportará. Olvídese de su mal genio y de su comportamiento, y alabe al Señor por Su unción. Alábelo porque ha sido adherido, ungido y sellado. Si una hermana casada hiciera esto, espontáneamente sería una excelente esposa. Sin embargo, si trata de ser una buena esposa, se volverá una peor esposa. Algunos quizás pregunten: “¿Qué clase de enseñanza es ésta? Les hemos estado enseñando a las personas a que mejoren su conducta, y ahora usted les dice que no traten de cambiar”. Es cierto que digo que no deben esforzarse por cambiar. En lugar de ello, simplemente disfruten la unción y el sellar. Si una pareja de casados hiciera esto, tendrían la mejor vida matrimonial. Pero si se olvidan de alabar al Señor por Su unción, la esposa se comportará como una tortuga, y el esposo será como un gato que intenta atrapar la tortuga. Debemos alabar al Señor por la unción que nos trae el elemento divino y por el sellar que nos da la imagen de Dios.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.