Cumplimiento del tabernáculo y de las ofrendas en los escritos de Juan, Elpor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-7380-7
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Al comienzo de este capítulo desearía que presten su atención a Juan 3:16, un versículo muy conocido por todos nosotros: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a Su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no perezca, mas tenga vida eterna”. Por favor noten que este versículo comienza con la palabra porque. Aquí la palabra griega traducida “porque” es gar, que se usa a menudo con mucho significado, especialmente en los escritos de Pablo. Las epístolas de Pablo muestran que él era una persona muy lógica y razonable. Con frecuencia él usa la palabra porque para explicar sus pensamientos. Por ejemplo, en Romanos 8:1-27 hay doce versículos que comienzan con esta palabra.
El uso de la palabra porque al comienzo de Juan 3:16 indica que éste no es un versículo aislado. Al contrario, éste es un versículo que depende de la palabra que le precede. Con base en lo que se abarca en 3:1-15, el versículo 16 explica: “Porque de tal manera amó Dios al mundo...”.
Antes de seguir considerando este asunto, desearía hablarles acerca de la gracia. La gracia se refiere a un regalo, algo que se da gratuitamente. Si usted le diese un regalo a alguien, ese don puede considerarse como gracia. Cáris, la palabra griega para gracia, puede traducirse “gracia” o “regalo”. Un don es siempre una gracia. Según el concepto común entre los cristianos, la gracia denota un favor inmerecido.
El Evangelio de Juan usa la palabra gracia de una manera muy enfática. Juan 1:14 dice que la Palabra, que es Dios, se hizo carne y fijó tabernáculo entre nosotros, lleno de gracia. Luego en 1:16 y 17 Juan continúa y dice: “De Su plenitud recibimos todos, y gracia sobre gracia. Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la realidad vinieron por medio de Jesucristo”. La ley no tiene vida; por ende, fue dada. Pero la gracia es una persona; por ende, se nos dice que la gracia vino. Los que estudian la Biblia saben que la ley es un asunto importante, pero la gracia es un asunto aún más importante. Podemos decir que la Biblia enseña principalmente dos cosas: la ley de la vieja dispensación y la gracia de la nueva dispensación. Ningún otro libro en el Nuevo Testamento pone tanto énfasis en la gracia como lo hace el Evangelio de Juan. Si queremos conocer lo qué es la gracia, necesitamos acudir a este evangelio, un evangelio que enfatiza la gracia hasta el máximo, e inquirir del apóstol Juan que es lo que quiere decir con la palabra gracia.
En el capítulo 3 de Juan tenemos una definición de la gracia, aun cuando la palabra gracia no se usa en este capítulo. Juan 3:16 dice que de tal manera amó Dios al mundo que dio a Su Hijo unigénito. Aquí no nos dice que Dios nos dio un favor inmerecido; sino que nos dice que Él nos dio a una persona, a Su Hijo. Esta persona que Dios da es el don, y este don es la gracia.
En Juan 3 tenemos un vínculo que une este capítulo con Juan 1. En el capítulo 1 de Juan tenemos la gracia, y en el capítulo 3 tenemos el don de Dios. La gracia es el don, y este don es la gracia.
Hemos visto que 3:16 comienza con porque, y esto indica que aquí tenemos una explicación de la palabra antes dicha. Por consiguiente, debemos considerar lo que dice el versículo 15, a saber: “Para que todo aquel que en Él cree, tenga vida eterna”. La palabra para al comienzo del versículo 15 indica también que este versículo es una continuación de lo que se ha dicho antes. Tanto el versículo 15 como el versículo 16 finalizan con las palabras vida eterna. Éste es otro indicio de que el versículo 16 es una explicación del versículo 15. Sin embargo, el hecho que el versículo 15 comience con la palabra para indica que este versículo también es una continuación. Por lo tanto, a fin de entender el versículo 15 debemos leer el versículo 14.
Juan 3:14 dice: “Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado”. Noten que este versículo comienza diciendo: “Y”. Esto es una indicación de que el versículo 14 no es un versículo aislado. Si leemos los versículos 14 y 15 juntos, veremos que el Hijo del Hombre fue levantado para que todo aquel que en Él cree, tenga vida eterna. Esto comprueba que el resultado de que el Hijo del Hombre sea levantado es la vida eterna. Si el Hijo del Hombre no hubiera sido levantado en la forma de una serpiente de bronce, no sería posible darle la vida eterna a nadie. Sin embargo, debido a que Cristo fue levantado como la serpiente de bronce, ahora podemos recibir la vida eterna al creer en Él.
Ya hemos señalado que, debido a que el versículo 14 comienza con la conjunción y, no está aislado del contexto. Este versículo es la continuación del versículo 13. Pero el versículo 13 comienza con la palabra nadie, y el versículo 12 comienza con la preposición si. Esto nos hace regresar al versículo 11, que dice: “De cierto, de cierto te digo, que lo que sabemos hablamos, y lo que hemos visto, testificamos; y no recibís nuestro testimonio”. Aquí el Señor Jesús no dijo: “Yo hablo”; Él dijo: “Hablamos”. ¿A quiénes alude el pronombre “nosotros”, implícito en “hablamos”? Alude a Juan el Bautista y al Señor Jesús. Si leemos los capítulos 1 y 3 de Juan, veremos que Juan el Bautista vino antes de que viniera el Señor Jesús. Según Mateo 3:11, Juan el Bautista les dijo a los fariseos y saduceos: “Yo os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, a quien yo no soy digno de llevarle las sandalias, es más fuerte que yo; Él os bautizará en el Espíritu Santo y fuego”. Según Juan 1:33, Juan el Bautista dijo: “El que me envió a bautizar en agua, Él me dijo: Sobre quien veas descender al Espíritu y que permanece sobre Él, ése es el que bautiza en el Espíritu Santo”. Por consiguiente, Juan dejó bien claro que él había venido para bautizar en agua, pero Aquél que iba a venir, Él bautizaría a Sus creyentes en el Espíritu. Juan parecía decir: “Aquél que es más fuerte que yo, quien viene tras mí, Él os bautizará en el Espíritu. Puesto que vosotros sois pecaminosos, yo os bautizo en agua para arrepentimiento. El propósito de mi bautismo es darles sepultura. Ustedes solo sirven para ser sepultados. Yo os llamo al arrepentimiento. ¿Realmente desean arrepentirse? ¿Saben lo que significa arrepentirse? Arrepentirse es darse cuenta de que uno es pecaminoso y que no sirve para nada, sino para morir y ser sepultado. Si verdaderamente desean arrepentirse, entonces dejen que los sepulte en agua. Lo único que yo puedo hacer es darles fin al sepultarlos. Yo no puedo darles vida. Pero la muerte trae resurrección. Después de que yo los sepulte en agua, el que viene tras mí, Él será levantado y los pondrá en el Espíritu. Entonces ustedes llegarán a ser una nueva creación, un nuevo linaje”. ¿Saben lo qué es esto? Esto es la regeneración.
Los versículos del 1 al 16 de Juan 3 forman una sección completa. Esto significa que el versículo 16 es la conclusión de esta sección. No obstante, por siglos los cristianos han considerado esta conclusión como si fuese algo independiente de los versículos anteriores. Por supuesto, muchos han tomado en cuenta el asunto de la regeneración. Sin embargo, todavía es necesario que veamos el cuadro completo presentado en estos dieciséis versículos.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.