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Agresividad apropiada que requieren los que sirven al Señor, Lapor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-4972-7
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Actualmente disponible en: Capítulo 6 de 8 Sección 4 de 4

ORAR CON AYUNO PARA QUE AUMENTE
LA ASISTENCIA EN LA REUNIÓN DE ORACIÓN

Debido a que es difícil tener una reunión cristiana de oración, la asistencia en la reunión de oración de casi todos los grupos cristianos es bastante baja. Por esta razón, nuestra responsabilidad es averiguar cómo aumentar la asistencia a la reunión de oración. Si todos fuésemos avivados en nuestro espíritu, la asistencia a la reunión de oración se doblaría. Cada persona que ora sabe que la oración personal tiene cierto sabor, pero la oración que se ofrece en una reunión tiene un sabor muy rico y fuerte. Por esta razón, yo valoro mi tiempo personal de oración y también valoro la reunión de oración; lo uno no puede reemplazar lo otro. Una persona que ore mucho a solas asistirá a la reunión de oración. Por lo tanto, no podemos esperar que la asistencia a la reunión de oración aumente si nosotros mismos no pasamos tiempo con el Señor. Debemos pedirle al Señor que nos avive, diciendo: “Oh Señor, aviva nuestra reunión”. Incluso debemos apartar tiempo para ayunar y orar. De esta manera, el número de los que asisten a la reunión de oración aumentará.

TODOS LOS QUE ASISTAN A LA REUNIÓN DE ORACIÓN
NECESITAN UN ESPÍRITU DE ORACIÓN

Por sesenta años, desde el día en que fui salvo hasta el presente, he asistido a las reuniones de oración. Primero asistí a las reuniones de oración de una denominación, luego a las reuniones de oración de una Asamblea de los Hermanos, y posteriormente a las reuniones de oración de la iglesia. Según mi experiencia, todos los que vienen a la reunión de oración deben tener un espíritu de oración. En cuanto entramos a la reunión, no nos debe importar otra cosa que orar. Si alguien está orando, debemos esperar hasta que dicho hermano termine para luego continuar la oración. No debemos depender demasiado de que los hermanos responsables dirijan la reunión. No debemos esperar a que ellos pidan un himno, empiecen a orar o anuncien los asuntos por los cuales orar. Una reunión de oración así no será fuerte.

En las reuniones de oración de las iglesias en los Estados Unidos, el primer hermano que llega empieza a orar, y los que llegan más tarde se unen a la oración; todos oran. Nadie espera hasta que sean las siete y media para empezar a orar; tampoco cantan primero y luego ofrecen una oración para empezar la reunión, ni se da un mensaje ni se anuncian los asuntos por los cuales orar. Ellos simplemente oran. Esta clase de reunión de oración es poderosa y muy viviente; a menudo la oración dura por una hora y media.

Por lo general, si alguien se pone de pie para anunciar los asuntos por los cuales se debe orar o pide un himno en medio de la reunión de oración, eso constituye una interrupción. El espíritu de oración no debe ser interrumpido. Una vez que se interrumpe, no es fácil levantar la reunión. Por consiguiente, cuando nos reunamos a orar, debemos tener esta meta. No debemos depender de un programa, ni tampoco debemos depender de unas cuantas personas designadas. Tan pronto como estemos reunidos, debemos empezar a orar.

No considerar la reunión
de oración como algo rutinario

Quizás alguien pregunte por qué asuntos debemos orar si éstos no son anunciados. Puesto que todos estamos en la vida de iglesia, debemos conocer las necesidades de la iglesia. Cuando venimos a la reunión de oración, no debemos orar por cosas triviales sino por asuntos importantes, tales como la voluntad de Dios, el reino de Dios y la propagación de la iglesia. Por ejemplo, la iglesia en Taipéi se encuentra ahora en un momento decisivo, pues está teniendo un nuevo comienzo; por lo tanto, debemos orar fervientemente por esto. Sin embargo, eso no significa que nadie deba presentar una petición personal de oración. Si un familiar está muy enfermo, un santo puede buscar la oportunidad de tener comunión sobre este asunto siguiendo la dirección del Espíritu Santo. En ese momento puede presentar su petición de oración.

La reunión de oración caerá en muerte si oramos conforme a una lista de peticiones que se distribuye en cada salón o distrito. No estoy diciendo que no debamos tener tal lista, pero no debemos permitir que esto se convierta en una rutina. Cuando los hermanos y hermanas se reúnen para orar, deben orar principalmente por el reino de Dios, la propagación del evangelio y la edificación de la iglesia. Además, también deben orar por el crecimiento en vida de los santos y por el mover de la iglesia. Estos asuntos son nuestras principales preocupaciones y debemos recordarlos en nuestra oración. Si los ancianos, los colaboradores y los diáconos se enteran de algo crucial en la iglesia que hay que dar a conocer en las reuniones de oración de la iglesia, entonces es apropiado hacer un anuncio. Además, también es bueno permitir que los santos tengan comunión sobre algunas cargas personales. Es posible que ellos tengan un familiar o un amigo que necesita ser salvo y requiere la intercesión de los santos en la reunión de oración. Esto es aceptable. En cualquier caso, la reunión de oración debe ser viviente y no debe ser considerada como algo rutinario.

Las oraciones deben ser breves
y a la vez fuertes

Además, no se deben hacer oraciones largas. Cuando era joven, asistí a la reunión de oración de una asamblea de los Hermanos. En cada ocasión, había docenas de santos que venían a orar. Siempre que alguien oraba, su oración se prolongaba mucho, por lo que muchos hermanos se quedaban dormidos en sus rodillas. Debemos evitar esto. Las oraciones fuertes por lo general no son largas. Yo oro con dos frases, otro hermano ora con otras dos frases y un tercer hermano continúa orando también con dos frases. Después de orar de esta manera por un asunto, podemos empezar a orar por otro asunto. Al final todos los santos orarán como un solo hombre. Ésta es la mejor reunión de oración. Cuanto más oremos, más viviente se hará la oración, y cuanto más oremos, más elevada y fuerte se hará la oración. Debemos aprender y ejercitarnos para ofrecer oraciones sencillas que sean fuertes y elevadas. No debe preocuparnos saber cuál es el siguiente asunto por el cual debemos orar. El Espíritu Santo nos guiará a orar por diferentes cargas una por una.


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