Ley del avivamiento, Lapor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-7399-9
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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En la vida de iglesia, los santos no tienen ni la luz ni la revelación adecuadas acerca del Señor. Ellos conocen al Señor principalmente según los sentimientos que percibieron en sus experiencias. Tal conocimiento llega a su plenitud cuando experimentan al Señor en calidad de un manzano. Muchos santos dicen: “Oh Señor, mejores son Tus amores que el vino. Atráeme, y en pos de ti correré. Quiero ser satisfecho y tener Tu presencia”. Ciertamente, ellos han disfrutado la presencia del Señor y han gustado Su dulzura. Basados en su experiencia, también pueden decir que interiormente el Señor es como la mirra, y como las flores de alheña exteriormente. Otros también pueden testificar que han disfrutado la dulzura del Señor, han recibido Su protección y bajo Su sombra han gustado del rico fruto. Muchos santos pueden dar este testimonio. Sin embargo, muy pocos han recibido una revelación, una visión, del Señor que, como un cervatillo lleno de vigor, viene saltando sobre los montes y brincando sobre los collados.
El Señor quiere darnos una visión nueva. No desea solamente que experimentemos Su dulzura y disfrutemos Sus riquezas; Él quiere que veamos Su resurrección, que veamos que Él es la cierva de la aurora. Él cargó con nuestros pecados en la cruz, fue abandonado por Dios y entró en resurrección, a fin de llegar a ser la cierva de la aurora (Sal. 22, título). El Señor nos está llamando a que veamos que Él, como la cierva de la aurora, está lleno de vigor y vitalidad y viene a nosotros. Él está saltando sobre los montes y brincando sobre los collados. En El Cantar de los Cantares, el amado le dice a la doncella: “Levántate [...] y ven. / Porque ya ha pasado el invierno; / la lluvia ha cesado y se fue. / Han aparecido las flores en la tierra, / el tiempo de la canción ha venido / y en nuestra tierra se ha oído la voz de la tórtola” (2:10-12). Esto indica que el Señor nos está conduciendo a recibir la visión de la resurrección y nos está sacando de nuestra propia experiencia y disfrute espiritual, de modo que sigamos adelante con Él en resurrección. Éste es el llamamiento que el Señor nos hace hoy.
Debemos experimentar la muerte si queremos conocer la resurrección del Señor. Pablo era espiritual, pero también necesitaba experimentar muchos sufrimientos, incluyendo la cárcel. El encarcelamiento representa la esclavitud y la restricción que nos hacen imposible seguir disfrutando la libertad que teníamos antes. Anteriormente, teníamos “alas” y podíamos volar a donde quisiéramos sin ninguna restricción. Sin embargo, el Señor ahora nos ha puesto en una cárcel bajo restricción. Estar encarcelados conlleva grandes implicaciones. Estamos en una cárcel cuando nos sentimos abatidos o cuando nuestro espíritu no puede animarse. Estas experiencias son necesarias, porque es mientras estamos en la cárcel que experimentamos la muerte del Señor y el poder de Su resurrección. Lo que padecemos en la cárcel no son meramente persecuciones ni dificultades; padecemos una muerte espiritual que anula los elementos naturales presentes en nosotros de manera que seamos liberados del yo y conformados a la muerte del Señor. Su muerte es un molde que pone a muerte todo lo que nos pertenece y resucita todo lo que le pertenece a Él.
Cuando el Señor nos coloca en la cárcel de las pruebas, Él nos da una visión de Sí mismo como una gacela y un cervatillo. Podemos estar encarcelados detrás de los muros, pero a Él no le obstruyen los montes ni los collados, porque Él salta en los montes y brinca en los collados. Cuando Él nos muestra esta visión, nos llama a levantarnos y a irnos con Él porque ha pasado el invierno y la lluvia ha cesado (v. 11). Esto significa que la muerte se fue. Según nuestro sentir, aún nos hallamos en la muerte, pero Él parece decir: “Todas las cosas de la muerte han cesado y se fueron, así que tienes que levantarte y venir conmigo”. Ésta es la resurrección. Por esta razón, cuando Pablo escribió el libro de Filipenses, estando en la cárcel, varias veces dijo que se regocijaba y exhortaba a los creyentes a regocijarse en el Señor también (2:17-18; 4:4). Pablo lo trascendía todo. No estaba atado a su entorno aquí en la tierra, porque él conocía la resurrección, y sabía cómo aplicar el poder de la resurrección a todos los padecimientos de su encarcelamiento. Estos padecimientos, por un lado, hicieron que los elementos naturales de Pablo fuesen puestos a muerte y, por otro, hicieron que los elementos de Dios fuesen expresados en el vivir de Pablo. Esto es ser conformado a la muerte de Cristo.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.