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Cristo que mora en nosotros seqún se ve en el canon el Nuevo Testamento, Elpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-4916-1
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LA MENTE DE CRISTO

Luego en el capítulo 2, Pablo nos dice que debemos tener la mente de Cristo. “Haya, pues, en vosotros esta manera de pensar que hubo también en Cristo Jesús” (v. 5). Esto concuerda con lo mencionado en Romanos 12:2. Allí vemos que nosotros debemos ser transformados por medio de la renovación de nuestra mente. Esto significa que nuestra mente es reemplazada con la mente de Cristo. En otras palabras, debemos tomar la persona de Cristo. Debemos olvidarnos de nuestra mente y tomar la mente de Cristo. Esto es como una especie de reemplazo. Nosotros rechazamos nuestra propia persona y tomamos a Cristo como nuestra persona. De ese modo, Su mente llega a ser nuestra mente.

DIOS OPERA EN NOSOTROS

Después de esto, el versículo 13 del mismo capítulo añade: “Dios es el que en vosotros realiza así el querer como el hacer, por Su beneplácito”. En este libro, algunos versículos hablan del hecho de que Cristo mora en nosotros; uno de ellos habla acerca de la abundante suministración del Espíritu, y aquí encontramos un versículo que dice que Dios opera en nosotros. ¿Quién está operando, Dios, Cristo o el Espíritu? La respuesta es muy sencilla: cuando el Espíritu opera, es Cristo quien opera, y cuando Cristo opera, es Dios quien opera. Ellos son tres en uno. En nosotros no moran tres personas; tenemos una sola. Dios en Cristo como el Espíritu mora en nosotros y opera en nosotros.

A todos nos gusta Filipenses 2:13 porque dice que Dios opera en nosotros. Pero el versículo siguiente es muy práctico. Tal vez pensemos que éste debiera decirnos que hagamos todas las cosas para la gloria de Dios. Sin embargo dice así: “Haced todo sin murmuraciones y argumentos” (v. 14). Ésta es la verdadera prueba de si estamos disfrutando o no la operación de Dios en nosotros. ¿Estamos murmurando o argumentando? Estas dos cosas son muy prácticas y ordinarias. Si usted dejara de murmurar por una semana, se destacaría entre los santos.

En este libro no encontramos doctrinas elevadas. Únicamente encontramos asuntos prácticos que nos ayudan en la vida de iglesia. ¿Alguna vez ha visto un libro del cristianismo que se titule Sin murmuraciones? Necesitamos publicar un libro así. Ésta no es una enseñanza de gran trascendencia, sino un asunto muy práctico. ¿Murmura usted en cuanto a su esposa o su esposo? ¿Murmura acerca de los hermanos y hermanas, o del servicio en la iglesia? Pablo fue muy sabio; él sabía que en la vida práctica de iglesia el mayor estorbo son las murmuraciones y los argumentos. Esto se aplica especialmente a las hermanas. A ellas no les gusta argumentar verbalmente, pero lo hacen en su interior. Aunque externamente no critiquen ninguno de los anuncios que hacen los ancianos, hay disputas en su interior. Es por ello que Pablo nos dice que permitamos que Dios opere en nosotros sin expresar murmuraciones y argumentos.

¿Cómo puede ser esto posible? Únicamente al hacer un intercambio de personas. Todos tenemos que ser reemplazados en nuestro modo de pensar, en nuestros conceptos y en nuestras ideas. Es mejor no saber mucho. Lo único que necesitamos es aprender a tomar a Cristo como nuestra persona y ministrarlo a otros.

ESTIMAR COMO PÉRDIDA TODAS LAS COSAS

Ahora llegamos al capítulo 3. Todos amamos este capítulo porque Pablo nos dice cuán resuelto estaba con respecto a ganar a Cristo. “Ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo [...] A fin de conocerle, y el poder de Su resurrección, y la comunión en Sus padecimientos, configurándome a Su muerte” (vs. 8, 10).

Pablo dice que él estimaba como pérdida todas las cosas religiosas por amor a Cristo. Cuando él comparó su religión con Cristo, comprendió que cada aspecto de su vieja religión era una pérdida. Así que lo dejó todo por Cristo. Más aún, él estimó como pérdida todas las cosas por amor de Cristo. No solamente estimó como pérdida las cosas religiosas, sino todas las cosas. Estimar todo como pérdida significa estimar como pérdida toda la cultura humana. Esto incluye la religión y todas las cosas de la vida humana. Pablo estimó todas estas cosas como estiércol. Esta palabra en lenguaje moderno significa basura o desechos. Así que, Pablo estimó todas las cosas como basura, para ganar a Cristo.


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