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Visión del edificio de Dios, Lapor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-6775-2
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CAPÍTULO TRES

LAS FALSIFICACIONES PRODUCIDAS
POR SATANÁS

Hemos visto que la intención de Dios es obtener un grupo de personas que sean edificadas como edificio espiritual para que expresen a Dios y representen a Dios al subyugar al enemigo y al recobrar esta tierra perdida. Sin embargo, antes que Dios pudiera lograr esta meta, el maligno, Satanás, intervino.

Hay un principio básico con respecto a Satanás: él siempre se adelanta para producir una falsificación de lo que Dios quiere hacer. Satanás sabía que la intención de Dios era obtener un edificio, así que él se le adelantó a Dios y produjo un edificio falso. Dios tenía que esperar, pero Satanás nunca espera. En el huerto del Edén, Satanás hizo daño al hombre a quien Dios había hecho para Su edificio. Finalmente, con este hombre que fue dañado, Satanás produjo una falsificación. Antes que llegara a existir el edificio de Dios, la Nueva Jerusalén, fueron edificadas las ciudades falsas de Satanás.

LA CIUDAD DE ENOC EN CONTRASTE
CON EL ARCA DE NOÉ

“Salió Caín de la presencia de Jehová y habitó en la tierra de Nod, al oriente del Edén. Y conoció Caín a su mujer, la cual concibió y dio a luz a Enoc; y edificó una ciudad, y llamó el nombre de la ciudad según el nombre de su hijo, Enoc” (Gn. 4:16-17). No mucho después que el hombre cayó, Caín salió de la presencia del Señor para habitar en una tierra llamada Nod. Nod significa “errante” o “vagabundo”. Caín andaba errante, por cuanto había salido de la presencia del Señor. En tales condiciones, edificó una ciudad aparte de la presencia de Dios, y llamó el nombre de la ciudad, no según el nombre de Dios, sino según el nombre de su hijo, Enoc. Los capítulos del 4 al 6 de Génesis revelan que la ciudad de Enoc llegó a ser el centro de la primera civilización instituida por la humanidad caída. Ésta era una ciudad contraria a Dios, una ciudad pecaminosa, una ciudad por la cual el hombre se hizo un nombre para sí mismo. Toda suerte de invenciones humanas tuvo origen en esta ciudad.

Esta ciudad fue el primer edificio falso producido por Satanás. Él sabía que Dios tenía la intención de edificar a los seres humanos como una sola persona que expresaría a Dios, y sabía muy bien que Dios quería derrotarlo a él para tomar posesión nuevamente de la tierra perdida. Por lo tanto, él asumió el control: edificó a los hombres caídos para su propio propósito, para expresarse a sí mismo y oponerse a Dios. Es por eso que Dios juzgó aquella ciudad y aquella dispensación con el diluvio.

Sin embargo, antes que Dios juzgara a la perversa ciudad de Enoc con el diluvio, llamó a un hombre justo que caminaba en Su presencia y lo designó para que se encargara de la construcción de un edificio que estaba en contraste con la ciudad falsa de Satanás. Dios le mandó a Noé, diciendo: “Hazte un arca de madera de gofer; harás aposentos en el arca, y la cubrirás con brea por dentro y por fuera. De esta manera la harás: de trescientos codos la longitud del arca, de cincuenta codos su anchura y de treinta codos su altura. Le harás al arca una abertura para que entre la luz, y la acabarás a un codo de la parte más alta; y pondrás la entrada del arca a su costado; y le harás piso bajo, segundo y tercero” (6:14-16).

Los detalles del arca edificada por Noé son muy significativos. Era de madera de gofer y estaba cubierta de brea por dentro y por fuera. En el hebreo la palabra brea está relacionada con la palabra expiación. Así que en tipología, toda el arca estaba cubierta con expiación. Cada una de las dimensiones y especificaciones está llena de significado. Su longitud era de trescientos codos, su anchura de cincuenta codos y su altura de treinta codos. Por lo tanto, las dimensiones eran cien veces tres, diez veces cinco o diez veces tres. Además, el arca era de tres pisos o niveles. Éste fue el diseño del primer edificio de Dios.

¿Cuál es el verdadero significado del arca? En conjunto ella es un tipo de Cristo. Pero en esta arca, en este Cristo, tenemos a las tres personas de la Deidad. El Dios Triuno está en Cristo y se ha mezclado con la naturaleza humana. Esto es tipificado por los tres pisos del arca: el piso bajo, el segundo y el tercero. Cristo en Su naturaleza humana es tipificado por la madera que fue usada en la construcción del arca. La madera, como sabemos, tipifica la humanidad.

En las dimensiones del arca se repiten varias veces los números tres y cinco. En las Escrituras el número tres simboliza al Dios Triuno. Para entender el significado del número cinco, debemos considerar que este número se compone de cuatro más uno. Cuatro simboliza la creación, como lo testifican los cuatro seres vivientes mencionados en Apocalipsis y los cuatro vientos de la tierra, etc. Y el número uno simboliza al Dios único. Por lo tanto, la creación más Dios nos provee el significado del número cinco. Los Diez Mandamientos se dividían en dos grupos de cinco. El número cinco también se menciona muchas veces en la edificación del tabernáculo. Y en el Nuevo Testamento las diez vírgenes se dividían en dos grupos de cinco. El número cinco simboliza, por tanto, la mezcla de Dios con el hombre; significa que el hombre con quien Dios se ha mezclado debe asumir la responsabilidad.

El arca, como hemos visto, tipifica a Cristo en Su naturaleza humana con las tres personas de la Deidad: Dios mezclado con Su creación. En el arca que Noé edificó se ven todos los principios básicos del diseño de Dios para Su edificio, el cual existirá por toda la eternidad. El edificio de Dios es un edificio de Cristo en Su naturaleza humana con las tres personas de la Deidad, es decir, la divinidad mezclada con la humanidad. Posteriormente en otros capítulos veremos el pleno desarrollo de estos principios vitales en el edificio final, la Nueva Jerusalén.

Todos debemos estar en esta arca, en Cristo. Todas nuestras actividades, todo nuestro diario andar, todo lo que hagamos, debe pegarse a estos principios de Cristo en Su naturaleza humana, lo cual incluye las tres personas de la Deidad, Dios mezclado con la humanidad. Debemos predicar el evangelio conforme a estos principios, y debemos practicar la vida de iglesia según estos principios.

Al comienzo de las Escrituras encontramos un contraste entre el primer edificio producido por el linaje humano caído, una ciudad llamada Enoc, y el primer edificio de Dios, un arca construida conforme a Su diseño.

Es preciso que comprendamos que desde los tiempos de Noé, siempre ha habido en esta tierra sólo dos clases de edificios: uno de Dios y otro de Satanás. Uno se halla en manos del linaje humano y es muy utilizado por el enemigo como falsificación para hacer daño al edificio de Dios; el otro, el edificio de Dios, es completamente ajeno al edificio de los hombres, como lo es el arca de Noé. Estas dos clases de edificios continúan en la tierra hoy, incluso hasta el tiempo presente. ¿A cuál de ellos pertenece usted? Alabado sea el Señor porque en el edificio de Dios tenemos un lugar que nos sirve de refugio.

Noé participó en la construcción de este edificio, y después del diluvio él sabía lo que debía continuar haciendo. “Construyó Noé un altar a Jehová y [...] ofreció holocaustos en el altar” (8:20). Más tarde leemos que Noé y sus hijos habitaron en tiendas (9:21, 27). Después de vivir en el arca, la vida de Noé giraba en torno al altar y la tienda. Más tarde veremos que el tabernáculo de Dios consistía de una tienda y un altar. La tienda de Noé no era solamente el lugar donde él moraba, sino que también debe de haber sido la morada de Dios, donde Noé vivía en la presencia de Dios; donde Noé estaba, allí estaba Dios. La tienda de Noé junto con el altar era una miniatura del tabernáculo venidero con el altar del holocausto.

Hemos visto claramente un contraste muy marcado: el contraste entre el edificio del linaje humano y el edificio de Dios. El edificio de Caín fue el producto del linaje humano caído, una ciudad llamada Enoc. Pero Dios escogió a Noé para que construyera una estructura totalmente diferente: un arca conforme a las especificaciones de Dios. Y cuando Noé desembarcó después del diluvio, no construyó otra ciudad, sino que erigió un altar junto con una tienda para habitar allí. Por lo tanto, éste es el primer contraste: una ciudad frente a un arca, un altar y una tienda.


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