Cristo crucificado, Elpor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-3691-8
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Hemos visto en este pasaje de Efesios cómo podemos ser llenos del Dios Triuno más y más, al morar Él en nosotros, es decir, cómo podemos ser llenos de Dios, Cristo y el Espíritu. Aquí se menciona la Trinidad Divina y también los dos pasos, factores o requisitos necesarios para que podamos experimentar al Dios Triuno: uno es la fe, y el otro es el amor. El primer paso es la fe: para que Cristo haga Su hogar en nuestros corazones por medio de la fe; y el segundo paso es el amor: para que seamos arraigados y cimentados en amor. A fin de experimentar a Cristo en plenitud, necesitamos tener tanto fe como amor.
Debemos tener fe y amor para con el Dios Triuno. Tener fe es creer en la palabra de Dios, esto es, creer que Cristo está haciendo Su hogar en nuestros corazones. Muchos de nosotros que somos salvos descuidamos esta fe, es decir, creemos en muchísimas cosas, tales como el reino de los cielos, el lago de fuego, la existencia de Dios, la muerte del Señor por nosotros, el perdón de los pecados y la vida eterna. Sin embargo, son muy pocos los que dicen: “Creemos que Cristo está haciendo Su hogar en nuestros corazones y que Dios en Cristo mora en nosotros mediante el Espíritu”. Todas las experiencias espirituales se basan primeramente en la fe. Sin la fe, nuestras experiencias espirituales no tendrían ninguna base. Si no creemos que Dios mora en nosotros, no tendríamos nada que decir, puesto que no tendríamos ninguna base para lo que decimos.
La razón por la cual podemos decir esto y aquello es que creemos que Dios, en Cristo, mora en nosotros mediante el Espíritu. Debemos aceptar este hecho por la fe. Si no lo aceptamos, ¿cómo podríamos experimentar el hecho de que Dios mora en nosotros? Sin tal fe, no podríamos hablar acerca de ningún asunto espiritual. Antes de poder experimentar las riquezas de Dios en nosotros al grado en que seamos llenos hasta la medida de toda la plenitud de Dios, debemos tener esta fe. Espero que todos los que escuchamos este mensaje nos arrodillemos delante de Dios y lo alabemos teniendo plena certeza de que el Dios Triuno vive en nosotros.
Yo me he arrodillado delante del Señor muchas veces, no para pedirle algo ni para confesar mis pecados, sino para alabarlo específicamente por este asunto. Este asunto es extremadamente importante. Algunos, mientras se encontraban gravemente enfermos, oraron pidiendo sanidad. Después que fueron sanados, alabaron al Señor sobremanera. Otros, al afrontar una dificultad, le pidieron al Señor que los ayudara. Después que el Señor les respondió sus oraciones, también le alabaron sobremanera. Todos ellos testifican que lo que experimentaron fueron “buenas nuevas de gran gozo” (Lc. 2:10). Sin embargo, espero que todos sepamos que las noticias más agradables, las verdaderas buenas nuevas de gran gozo, es que el Dios de la gloria, el Dios que llena todas las cosas, vive en nosotros. Por favor, consideren cuán glorioso es este milagro, cuán gloriosa es esta maravilla.
En Filipenses Pablo nos dijo que todas las cosas son basura y que únicamente Cristo es la Persona más excelente (3:8). Sin embargo, los cristianos de hoy consideran como algo excelente y como lo más precioso aquello que es basura. Aunque no podríamos afirmar que consideran basura a Aquel que es lo más excelente, lo más precioso, al menos sí podríamos decir que son como niños que valoran la caja que contiene el diamante, más que el diamante mismo. Dios está en nosotros, pero parece que eso no importara. ¿Qué es lo que valoramos? Valoramos nuestras lágrimas y nuestra tristeza. ¿Qué es lo que valoramos? Valoramos nuestra capacidad y nuestro futuro. Cuando perdemos nuestro empleo, le pedimos a Dios que nos provea uno, y cuando lo conseguimos, desbordamos de alabanzas y acciones de gracias a Dios. Cuando un miembro de nuestra familia se enferma, oramos a Dios con lágrimas, y cuando se sana, lo alabamos llenos de gozo. Tal vez hayamos alabado a Dios incontables veces, pero ¿alguna vez lo hemos alabado por morar en nosotros como el Dios de gloria?
D. L. Moody, un predicador estadounidense famoso, una vez dijo que el milagro más grande que Dios hace es que nosotros, quienes estábamos muertos en pecados, hayamos sido avivados al recibir Su vida. Hoy en día diríamos que el milagro más grande que Dios hace en nosotros es mucho más grandioso que lo que proclamó Moody. Nosotros, quienes estábamos muertos, no sólo fuimos avivados por Dios con Su vida, sino que además estamos siendo llenos hasta la medida de toda la plenitud de Dios. Dios mismo es la plenitud, y Dios mismo es la gloria. Esta Persona tan maravillosa mora en nosotros. Si realmente hemos recibido la luz y hemos visto la visión, nos volveremos locos. Quiera el Señor tener misericordia de nosotros. Todos necesitamos apartar un tiempo para alabar a Dios específicamente por el hecho de que Él mora en nosotros, y no por ninguna otra cosa.
Dios nunca nos abandonará, así que no debemos preocuparnos por nada. En el Evangelio de Mateo, el Señor nos dijo que si buscábamos primeramente Su reino y Su justicia, todo lo que necesitáramos nos sería añadido (6:33). ¿Qué significa la palabra añadido? Por ejemplo, supongamos que usted va a un almacén para comprarse una tela, y que el dueño de la tienda le da como “añadidura” un calendario. Usted no compró el calendario, pero por haber comprado la tela, el dueño le regaló un calendario como añadidura. Luego, si compra más tela, él le regalará otro calendario como añadidura. El Señor dijo que si buscábamos primeramente Su reino y Su justicia, la comida, la bebida y el vestido, todo ello, nos sería añadido. Pero lamentablemente, nosotros siempre despreciamos la “tela” y únicamente mostramos interés por el “calendario”. No mostramos aprecio por la “tela” ni la valoramos; lo único que nos interesa es el “calendario”. En realidad, ¿de qué tenemos que preocuparnos? Nosotros no creamos la tierra, ni tampoco inventamos la luz del sol ni la lluvia. Tampoco hicimos crecer ni un solo grano de trigo. Todas estas cosas fueron creadas y hechas por Dios. Dado que Dios es capaz de crear todas estas cosas, ¿acaso no puede Él enviarnos todas estas cosas para nuestro disfrute? Tal vez algunos pregunten: “¿Quiere decir eso que no necesitamos hacer nada, sino que simplemente debemos esperar a que Dios nos envíe todas estas cosas?”. Debemos darnos cuenta que ninguna persona que tiene temor de Dios diría tal cosa.
Delante de Dios, debemos despreocuparnos por las cosas materiales. En el pasado hubo muchos que tuvieron en poco el disfrute material por causa de Dios y Su reino, pero al final Dios les concedió muchas cosas materiales para su disfrute. El Dios a quien servimos nunca nos falla. Aun cuando algunas veces nos haga pasar por pruebas, con todo, debemos alabarlo y darle gracias por la relación que tenemos con Él. Hoy en día muchos cristianos desconocen al Dios que creó todas las cosas, y en vez de ello valoran sobremanera todas las cosas que Él creó. Pablo dijo que tenía por basura todas las cosas. Dios nunca ha valorado estas cosas. No obstante, tenemos un tesoro en nosotros al cual Pablo calificó de excelente. ¡Dios es el excelente! ¡Cristo es el excelente! ¡Y esta Persona vive en nosotros! ¡Cuán glorioso es este hecho!
Debemos conocer, apreciar, recibir y creer el hecho de que este glorioso Dios vive en nosotros. Sin esta fe, no podríamos hablar de ninguna experiencia espiritual. Una persona puede considerar una experiencia espiritual si después de orar fervientemente por su hijo para que el Señor lo protegiera durante un viaje, el Señor en efecto lo guarda de un peligro. Esta persona se sentiría muy gozosa después de tener tal “experiencia espiritual”. Ciertamente, un cristiano debe tener esta clase de experiencia, pero ésta no puede contarse como una verdadera experiencia espiritual.
El primer paso que tenemos que dar para tener una verdadera experiencia espiritual es creer que Dios mora en nosotros. Debemos postrarnos en señal de adoración a Dios y elevar nuestros corazones a Él para alabarle, diciendo: “Oh Dios de la gloria, Tú, siendo el Señor de todo el universo, vives en mí. Tú estás en el trono, pero también estás en mí. Te alabo porque Tu deseo es llenarme hasta que sea Tu plenitud. ¡Qué gloria es ésta!”. Un cristiano normal debe ofrecer esta clase de alabanza. La razón por la cual no nos sentimos liberados ni tenemos paz es que no hemos visto ni hemos dado importancia al hecho de que el Dios de gloria vive en nosotros. Sin fe es imposible ver y recibir este hecho.
Hay quienes dicen que nuestra enseñanza es demasiado elevada y demasiado profunda, y que si cambiáramos nuestra enseñanza tan sólo un poco, más personas nos escucharían. Sin embargo, si no damos este tipo de mensajes, el Dios de gloria en nosotros no estaría complacido, ya que ésta es Su intención según se revela en las Escrituras. Si verdaderamente sabemos que el Dios de la gloria vive en nosotros y tenemos comunión con Él, se acabarán todos nuestros problemas, en particular aquellos relacionados con los pecados, el mundo, las situaciones adversas, nuestro alimento, el vestido, la vivienda y el transporte. El Dios de gloria, Aquel de inigualable valor en todo el universo, vive en nosotros. ¡Cuán tremendo es esto!
Observemos cuán vasto y maravilloso es este universo. Dios es quien creó este vasto y maravilloso universo, y ahora este mismo Dios creador vive en nosotros. Él es ciertamente una Persona de inigualable valor. ¿Es precioso el oro? Sí, lo es, fue creado por Dios. No obstante, el Dios que creó el oro mora en nosotros. Él no sólo es nuestro Señor, nuestro Padre y nuestro Dios, sino que además vive en nosotros, y nosotros estamos siendo llenos hasta la medida de toda Su plenitud. Si vemos esto, experimentaremos un cambio radical en todo nuestro ser.
Hace muchos años en Chifú, durante la comunión que tuvimos en un banquete de amor, un hermano que recientemente había sido salvo vio lo precioso que era que el glorioso Dios viviera en él. Después de ver esto, a él no le importó que en ese momento se estuviera repartiendo la herencia de su familia; él simplemente renunció a todo. Ésta es la personalidad propia de un cristiano. Esto se debe únicamente al hecho de que él vio y creyó que el Dios de la gloria moraba en él. La fe es el primer paso que tenemos que dar.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.