Predicar el evangelio en el principio de la vidapor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-3771-7
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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En cuarto lugar, necesitamos ejercer nuestra función, necesitamos servir en el Cuerpo. Como miembros de la iglesia que somos, debemos descubrir cuál es nuestra función y qué clase de miembros somos. ¿Tiene usted algún miembro de su cuerpo que no cumpla ninguna función? Si su pie no cumple su función será una carga para usted. Asimismo, si no ejercemos nuestra función, llegaremos a ser una carga para el Cuerpo de Cristo, pues otros tendrán que cargarnos. Incluso podríamos enfermarnos de forma incurable al grado en que seamos cortados del Cuerpo. El Señor habló de esto en Juan 15:6, que dice: “El que en Mí no permanece, es echado fuera como pámpano, y se seca”. Ser echado fuera como pámpano es ser cortado del Cuerpo. Por lo tanto, debemos ejercer nuestra función, debemos servir.
El aspecto principal del servicio en la iglesia es predicar el evangelio. Ya que somos el Cuerpo, ¿cuál es el propósito de nuestra existencia? Estamos aquí con el propósito de pelear la batalla para subyugar al enemigo y traer a las personas de vuelta a Dios. Ésta no es la clase de obra evangelizadora que existe en el cristianismo. Es el testimonio de la iglesia, y todos los miembros son testigos vivientes. Estos miembros comunican cierto testimonio, y este testimonio está presente en la verdadera predicación del evangelio. La verdadera predicación del evangelio es la vida que llevan los miembros. Todos los miembros viven para este propósito. Su vivir es lo que ellos predican.
Así pues, necesitamos conocer al Señor como la vida que está en nuestro interior, necesitamos recibir suficiente luz de la Palabra, debemos estar en la iglesia y tenemos que ejercer nuestra función en la iglesia como miembros vivos que somos. De este modo, llegaremos a ser un Cuerpo vivo que siempre coopera y coordina junto para subyugar al enemigo y liberar las almas. Liberar las almas es la meta suprema de nuestro servicio. Esto no es simplemente una obra de predicación, sino que es la meta vital y suprema de nuestra vida cristiana.
¿Cuál es el propósito por el cual vivimos? Este propósito es derrotar al enemigo y liberar las almas que están en sus manos. En Mateo 12:29 el Señor dice: “O ¿cómo puede alguno entrar en la casa del hombre fuerte, y arrebatar sus bienes, si primero no ata al hombre fuerte? Entonces saqueará su casa”. El hombre fuerte es Satanás, y sus bienes son personas vivas. Tenemos que saquear su casa y liberar sus bienes; debemos liberar las preciosas almas que están en sus manos. Una vez más, pareciera que esto no tiene diferencia con la obra evangelizadora del cristianismo; pero en realidad, es muy distinto. Esto no es simplemente una labor, sino un vivir. Vivimos por causa de la predicación del evangelio.
Todas estas palabras son apropiadas —evangelizar, evangelio y predicar—, no obstante, no se usan de manera acertada en el cristianismo actual. El cristianismo considera la obra evangelizadora simplemente como una labor, como una actividad o como cierta clase de programa. Sin embargo, el Nuevo Testamento nos muestra que la predicación del evangelio debe ser cierta clase de vivir. Ésta es nuestra vida. Vivimos aquí por esta causa. Predicar el evangelio es nuestra vida y nuestro vivir. ¿Cuál es la razón por la cual vive usted? Si dice que vive para estudiar en la universidad, está equivocado. Como cristiano, usted no vive para estudiar; más bien, usted estudia para vivir a fin de predicar el evangelio. Es por eso que usted siente que tiene que predicar el evangelio en su escuela, no sólo con palabras, sino también con su conducta, con su vivir y con su labor.
Ustedes tienen que hablar. Algunos dicen que no debemos hablar demasiado; sin embargo, ustedes tienen que hablar mucho. Cuanto más hablen, mejor. Si hablan diez mil palabras, y los demás sólo reciben una de ellas, valió la pena. Eso es mejor que nada. Los comunistas adiestran a la gente a hablar por su causa. Sin embargo, si usted estudia la historia de la humanidad, podrá darse cuenta de que la predicación, o “propaganda”, fue inventada por la iglesia. ¿Sabe usted cómo fue inventado el periódico? Fue inventado en gran medida por la Reforma. Los reformadores fueron los primeros en usar los periódicos con el propósito de predicar el evangelio. Lamentablemente, el cristianismo actual ha perdido esta herencia, y el enemigo, el diablo y las personas del mundo han usado el periódico para su provecho. La iglesia está muy atrasada en este asunto. Tenemos que “hacer propaganda”, tenemos que predicar. Predicar es la invención de la iglesia. Nosotros perdimos esto, pero ahora tenemos que recobrarlo. Por consiguiente, salgamos a predicar el evangelio.
Si queremos ser una persona viviente que predica el evangelio, tenemos que predicarlo con nuestra boca, oídos, ojos, nariz, manos y pies. Con nuestras manos debemos escribir, y con nuestros pies tenemos que viajar. Tenemos que usar todo nuestro ser para la predicación del evangelio. Somos predicadores vivientes, no predicadores profesionales. Si usted conoce la economía de Dios, entonces comprenderá que el propósito por el cual existe la iglesia en esta tierra es predicar el evangelio. La labor de la predicación no es simplemente una obra evangelizadora, sino que es más bien el vivir de todos los miembros vivientes del Cuerpo de Cristo. Todo el Cuerpo, con todos los miembros vivientes, vive para el propósito de subyugar al enemigo, liberar las almas, conducirlos a Cristo y edificar el Cuerpo con estas personas como los materiales.
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