Cristo es todas las cosas y los asuntos espiritualespor Watchman Nee
ISBN: 978-0-7363-0698-0
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Quisiera recalcar que las propias palabras del Señor Jesús no son las únicas que confirman esto, pues también Pablo habló de lo mismo. El conoció bien al Señor y nos mostró algo muy interesante cuando le dijo a Timoteo: “Cristo Jesús nuestra esperanza” (1 Ti. 1:1). Me gusta esta expresión. ¿Les gusta a ustedes? El no dijo que nuestra esperanza se encontraba en Cristo Jesús, sino que Cristo Jesús es nuestra esperanza. No tenemos que poner nuestra esperanza en El ni obtenerla, sino que El mismo es nuestra esperanza.
En otro pasaje de la Palabra de Dios, Pablo dice a los Colosenses: “Cuando Cristo, nuestra vida, se manifieste...” (Col. 3:4). El no dijo: “Cuando Cristo se manifieste”, sino “cuando Cristo, nuestra vida, se manifieste”. Declaró, entonces, que Cristo es nuestra vida. Un creyente no debe tener muchos asuntos; lo único que debe tener es a Cristo.
Lo mencionado anteriormente no lo abarca todo. En estos mensajes, el versículo que más recalcaremos es 1 Corintios 1:30, donde leemos: “Mas por El estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho de parte de Dios sabiduría: justicia y santificación y redención”. Dios no nos dio justicia, ni santidad ni redención ni sabiduría, sino que nos dio a Cristo, quien es nuestra justicia, nuestra santificación, nuestra redención y nuestra sabiduría. Esta es la razón por la cual decimos que el Cristo de Dios equivale a todo lo que se relaciona con Dios. El Cristo de Dios es todos los asuntos y las cosas de Dios; y aparte de El, Dios no tiene nada más.
Si Dios nos hubiera dicho: “Yo he hecho a Jesús el Señor de justicia, y El os justificará”. ¿Qué responderíamos? Diríamos: “Sí, El nos justificó”. Pero Dios no le pidió al Señor Jesús que fuera nuestro justificador, sino que sea nuestra justicia. ¿Es esto bueno? ¡Es excelente! El no es simplemente el que nos justifica, sino que es nuestra justicia. ¡Aleluya! Cristo es nuestra justicia.
Pablo no dijo que el Señor Jesús fuera “el que santifica”; dijo que Cristo es la santificación. El Señor Jesús no nos santifica, sino que El mismo es nuestra santificación. Dios hizo que el Señor Jesús fuese nuestra santificación, la cual no es un proceso ni una acción ni un tipo de conducta, sino una persona; es Cristo.
Pablo tampoco dijo que el Señor es sólo nuestro Redentor; dijo que el Señor es nuestra redención. ¿No es esto extraño? En 1 Corintios 1:30 no dice que Dios haya designado al Señor Jesús como el Redentor, sino que el Señor Jesús es nuestra redención.
Damos gracias a Dios porque Cristo lo es todo; El es nuestro Redentor y también nuestra redención. Además, El nos santifica y también es nuestra santificación. El nos justifica, y a la vez es nuestra justicia. Y El nos da sabiduría, pero esa sabiduría también es El mismo.
Si les dijera: “El Señor Jesús es nuestro Salvador”, ustedes responderían: “Es cierto; El es nuestro Salvador”. Sin embargo, en Salmos 27:1 se nos dice que el Señor Jesús es nuestra salvación. En Salmos se nos muestra que el Señor es nuestra salvación y no sólo nuestro Salvador. El Señor sí es nuestro Salvador, pero aquí Dios le muestra a David que el Señor es nuestra salvación. El es ambas cosas. El Señor Jesús es todos los aspectos de Dios, así como también todos los asuntos de Dios. Esto significa que todo lo que Dios nos da es el Señor Jesús.
No quiero ahondar mucho en este tema; sólo quiero establecer un fundamento. Si escudriñan la Palabra de Dios, descubrirán que Cristo es todos los aspectos de Dios. Dios no sólo nos dio a Cristo para que fuera nuestro Salvador y Redentor, ni para que fuese el Señor de la santificación y la justicia, sino para que llegara a ser el todo para nosotros. La justicia, la santificación y la justificación son sólo cosas o asuntos; pero Cristo es la realidad de todas ellas.
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