Información del libro

Busqueda del cristiano, Lapor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-4158-5
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

    Por favor, utilice Firefox o Safari
Actualmente disponible en: Capítulo 6 de 8 Sección 3 de 4

LOS CRISTIANOS ESTÁN LLENOS DE CONTRADICCIONES

Sin embargo, antes de que llegue el día en que disfrutaremos plenamente de la salvación de Dios, nuestra vida cristiana es una vida llena de contradicciones. Como ya hemos dicho, los cristianos poseen cuatro cosas —tienen a Cristo, la Biblia, la iglesia y a otros cristianos por compañeros— y también son personas peculiares. Pero eso no es todo; los cristianos también tienen muchas contradicciones. Poco después que una persona se hace cristiana, empieza a experimentar, desde la mañana hasta el anochecer, una vida caracterizada por un sinnúmero de contradicciones. Antes de ser salvo, su ser interior era constante, es decir, no experimentaba altibajos ni ningún tipo de conflictos. Por ejemplo, iba al oriente si quería ir al oriente, e iba al occidente si quería ir al occidente; iba adonde quería. Sin embargo, es muy curioso que a partir del día en que es salvo y se hace cristiano, internamente empieza a experimentar muchas contradicciones. Pareciera que siempre que tiene el sentir de hacer algo, también tiene otro sentir, y que éstos por lo general son contrarios.

Si una persona es cristiana pero no experimenta ninguna contradicción, podríamos poner en duda si realmente es cristiana. Por ejemplo, cuando usted y otro hermano discuten sobre cierto asunto, después de unas cuantas frases, tendrán el sentir de que es mejor no decir nada más. Así pues, surge una contradicción en su interior. En la etapa inicial de la salvación, un cristiano normal experimenta muchas contradicciones; si no es así, tal vez no haya sido salvo. Todos hemos tenido esta clase de experiencia. Siempre que sentimos afecto desmedido por cierta persona, cosa o asunto, surge en nuestro interior un sentir que nos limita y restringe, y nos lleva a oponernos a esa clase de amor. Este sentir interior de desaprobación da origen a una contradicción en nosotros.

Hay momentos en los que un hermano nos amonesta o nos prohíbe hacer algo, pero nosotros encontramos una o dos o hasta diez razones por las cuales deberíamos hacerlo. Aunque el hermano nos ha aconsejado que no lo hagamos, nosotros aún pensamos que deberíamos hacerlo. Sin embargo, a medida que razonamos, el sentir interior empieza a oponérsenos. Cuando presentamos nuestra primera razón, el sentir interior la rechaza. Luego, cuando presentamos la segunda, tercera, cuarta o incluso la décima razón, el sentir interior sigue rechazando cada una de ellas. Decimos con nuestra boca que aún queremos hacerlo, pero algo en nuestro interior discrepa con nosotros. Por tanto, surge una contradicción en nuestro interior.

A veces nos sometemos interiormente pero con nuestros actos desobedecemos, y a veces externamente nos sometemos pero interiormente desobedecemos. Algunas veces incluso decimos: “Siento en mi interior que no debo decir nada, pero por otro, también siento que tengo que decir algo para no dejar que mi oponente se salga con la suya”. Éste es el tipo de contradicción que experimenta un cristiano. De este modo, podemos ver a un cristiano que externamente discute y pelea, pero que internamente experimenta un sentimiento de desaprobación. Todo cristiano experimenta este tipo de contradicciones entre el sentir interno y la acción externa. Por tanto, cuando una pareja de cristianos discute, no es necesario que nadie venga a arbitrar en el conflicto. Cuando la discusión empieza a acalorarse, algo en el interior de cada uno de ellos los incomodará y les impedirá seguir discutiendo. Esta clase de contradicción demuestra que ellos son cristianos genuinos.

PERDIDOS EN CRISTO

Poniéndome yo mismo de ejemplo, puedo decirles que la experiencia que tuve de este tipo de contradicciones en los primeros años después de que fui salvo, era insoportable. En cuanto acababa de vestirme y estaba listo para salir, surgía en mí un sentir interno que me decía que no debía salir, y luego cuando regresaba a mi estudio para leer, percibía otro sentir que me decía que no debía leer. Sencillamente no sabía qué hacer. Esta contradicción se debe a dos personas: nosotros mismos y Cristo. Quizás deseemos visitar a un amigo según nuestra preferencia, pero Cristo nos diga: “Eres tú quien prefiere visitar a tu amigo; Yo no estoy de acuerdo”. Puesto que Él no está de acuerdo, decidimos quedarnos en casa y leer un libro, pero Él nos dice: “Ésa todavía es tu preferencia”. Poco a poco, aprenderemos que cada vez que tengamos un sentir interior, lo mejor es que nos arrodillemos y oremos hasta estar en armonía con el sentir interior. Entonces, ya no estaremos en un estado de contradicción, sino que cuanto más oremos, más sentiremos la presencia de Dios; cuanto más oremos, más dulce será Su presencia. De esta manera, una parte de nuestro ser se habrá perdido y se habrá disuelto en Cristo.

Ninguno que sea cristiano está exento de experimentar contradicciones. Todo cristiano pasa por un estado de continuas contradicciones en la etapa inicial de su salvación, y el grado de contradicciones puede ser bastante intenso hasta que alcance cierto nivel de madurez cuando el Señor y él lleguen a ser uno solo. Al llegar a esa etapa, el grado de contradicciones disminuirá debido a que ha madurado al punto donde él está totalmente perdido en Cristo. Todo aquel que no haya llegado a esta etapa continúa siendo espiritualmente inmaduro.

Después de que somos salvos, por lo general experimentamos ciertas contradicciones porque Cristo en nosotros desea que lo ganemos a Él, y Él también desea ganarnos a nosotros. Su intención es que nosotros nos mezclemos con Él. Sin embargo, debido a que no conocemos Su intención ni estamos acostumbrados a ella, cuanto más buscamos al Señor, más contradicciones experimentamos. Es como si hubiera en nosotros una persona que continuamente se nos opone. Es como si Él desaprobara todo lo que hacemos en nuestra vida diaria. En particular, pareciera que cuando no pasamos un buen tiempo de oración por la mañana buscando al Señor, no experimentamos muchas contradicciones durante el día; pero que cuando hemos pasado un buen tiempo de oración y nuestra comunión con el Señor aumenta, las contradicciones que experimentamos durante el día también aumentan. Si no oramos ni tenemos comunión con el Señor por un mes, nuestro vivir será relajado y descuidado. Pero si tenemos buenos momentos de oración y una comunión muy buena con el Señor, nuestras contradicciones ciertamente aumentarán. Estoy seguro de que todos hemos tenido este tipo de experiencias. Si hoy pasamos un tiempo muy dulce delante del Señor en comunión íntima con Él orando cabalmente, entonces sorprendentemente sentiremos que todo lo que tratamos de hacer está mal. A veces somos perturbados al punto en que dudamos y preguntamos: “¿Qué será mejor, orar o no orar?”. ¿Por qué cuando no oro, me siento calmado y todo lo veo tan claro, pero cuando oro, me siento confundido?”. Todas estas confusiones son una manifestación de las contradicciones que experimentamos interiormente. La razón por la cual nos sentimos confundidos es que hay un conflicto interno. Por tanto, cuanto más confusión y contradicciones experimentemos, mejor. Más bien, lo que debemos temer es no experimentar ningún tipo de confusión ni contradicción. Todos aquellos que experimentan confusión son personas que experimentan contradicciones, y todos los que experimentan contradicciones son personas que tienen a Cristo en su interior como su Señor.


Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.

Back to Top