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Sacerdotes neotestamentarios del evangelio, Lospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-3970-4
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Actualmente disponible en: Capítulo 9 de 11 Sección 2 de 2

LOS CUATRO PASOS PRINCIPALES
QUE DAN LOS CREYENTES
PARA EDIFICAR EL CUERPO DE CRISTO

La luz que el Señor nos ha mostrado en cuanto a la manera en la cual los creyentes deben reunirse y servir, según se revela en el Nuevo Testamento, puede dividirse en los siguientes cuatro pasos principales. Primero, ustedes personalmente deben salir a visitar a las personas, para predicarles el evangelio y conducirlas a la salvación, y luego presentar a estos pecadores como ofrendas a Dios. El segundo paso es alimentar y cuidar a los nuevos creyentes. Ésta no es una tarea exclusiva de los ancianos y colaboradores, sino el deber que tiene que cumplir cada santo. El tercer paso es enseñar y perfeccionar. No sólo las personas dotadas deben perfeccionar. Aún más, una vez que alguien es perfeccionado por las personas dotadas, debe también perfeccionar a otros. Así pues, ustedes deben salir y perfeccionar y enseñar a otros, a fin de que todos los hermanos y hermanas puedan hacer lo mismo. El cuarto paso es profetizar. Pablo dijo que todos pueden profetizar uno por uno (1 Co. 14:31), y también dijo: “Si todos profetizan” (v. 24). Esto nos muestra que es posible. Más aún, en estos cuatro pasos, la función de profetizar es la más elevada.

Pablo era un gran apóstol. Él estuvo en Éfeso por tres años enseñando de casa en casa, amonestando a los santos con lágrimas noche y día, sin dejar de anunciarles nada del consejo de Dios (Hch. 20:31, 27). La obra de Pablo consistía en alimentar, cuidar, enseñar y perfeccionar a otros. Esto es lo que Pablo hacía, y también lo que nosotros debemos hacer. Él es el modelo que nosotros, los creyentes, debemos seguir. Pablo no sólo estuvo allí dando unos cuantos mensajes para suministrar un poco de vida, pues Colosenses 1:28-29 dice: “A quien anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en Cristo a todo hombre; para lo cual también trabajo, luchando según la operación de Él, la cual actúa en mí con poder”. Es por medio de esta clase de labor que todo hombre puede ser presentado perfecto en Cristo.

PROFETIZAR EN LA REUNIÓN DE LA IGLESIA

Después de que una persona ha recibido cierto cuidado y perfeccionamiento, podrá profetizar en las reuniones de distrito. Profetizar es hablar por el Señor, proclamar al Señor e impartir al Señor en otros, a fin de que ellos reciban el suministro. Nuestras palabras deben tener un rico contenido. Además, nuestro espíritu debe ser fuerte. Sólo entonces, podremos recibir inspiración. Además, también debemos ser personas que han sido disciplinadas delante del Señor y que tienen una visión clara. Si tenemos estas tres cosas, estaremos capacitados para profetizar. No sólo debemos aprender a profetizar, sino que además, debemos ayudar a otros a ver cuál es el profetizar apropiado que edificará la iglesia.

El camino de la enseñanza mutua, y de hacemos preguntas y contestarnos mutuamente en la reunión de los grupos pequeños, también puede estimular la capacidad de profetizar en nosotros. La vieja manera que sigue el cristianismo ha anulado la función orgánica de todos los santos. Pero la nueva manera que nos ha mostrado el Señor es un camino de estímulo. En el pasado estábamos bajo la influencia de la tradición, pues pensábamos que cada vez que asistíamos a una reunión, acudíamos a un servicio de adoración, donde un solo hombre estaría dirigiendo y enseñando. Hoy nuestro camino consiste en que todos hablen. Esto dará oportunidad para que todos sean motivados. Después de cierto tiempo, vendrá a ser una costumbre el que las personas profeticen en las reuniones. Ésta es la manera, según se revela en la Biblia. Actualmente, cada semana tomamos un capítulo de las Escrituras. Cada mañana, tomamos un pasaje y escogemos de allí dos versículos para orar-leer. Luego ponemos por escrito la inspiración que recibimos. El sábado entonces reunimos todas estas inspiraciones y redactamos una profecía. Esto mejora el contenido de nuestro profetizar. Sin embargo, no debemos contentarnos con esto. Tenemos que seguir practicando hasta que podamos eliminar estas ayudas. Los ancianos y colaboradores deben ser los primeros en ejercitarse en esto, y luego deben ayudar a los santos a avanzar y a desarrollar la función orgánica que está en ellos.

Conforme a la Biblia, la reunión cristiana donde la Palabra es liberada es la reunión de 1 Corintios 14 en la cual cada uno de los miembros profetiza. Sin embargo, habrá momentos en que después de una hora de haber empezado la reunión, el contenido del profetizar continúe débil y carente de vida. En ese momento, no deben dejar que la reunión siga su curso; tienen que aprovechar la oportunidad para dar un mensaje de cinco minutos que esté lleno del rico contenido del material que hayan usado. También pueden dar una conclusión. De esta manera, cada vez que los asistentes vengan, no se irán a casa con las manos vacías. Las reuniones entonces tendrán el rico profetizar, y los profetas serán producidos. Con el tiempo, el profetizar se volverá una tradición entre nosotros. Espero que algún día, en todas las iglesias del recobro del Señor, el profetizar llene la atmósfera. Después de que una persona nueva asista a nuestras reuniones por unos cuantos meses, comprenderá que nuestro profetizar no tiene nada que ver con testimonios de cómo ser ricos o ser sanos, sino que consiste en hablar por el Señor y en proclamar al Señor. Como un paso más, ella también podrá profetizar en las reuniones.

EN EL CELO NO PEREZOSOS,
SINO FERVIENTES EN ESPÍRITU SIRVIENDO AL SEÑOR

Hermanos y hermanas, el camino que debemos seguir nos ha sido presentado claramente. En primer lugar, es necesario que todos los ancianos y colaboradores sean diligentes, que luchen y se esfuercen, y abunden en la obra del Señor, sabiendo que nuestro trabajo en el Señor no es en vano; pues será recordado aun en la eternidad. Si laboramos paso a paso, predicando el evangelio, alimentado y cuidando a los nuevos creyentes, edificando y perfeccionando a otros, y motivando a otros a que profeticen, es decir, si laboramos eficazmente en estos cuatro asuntos, la recompensa será imperecedera. Ahora nos toca a nosotros laborar. Pablo exhortó a los santos en Romanos 12:11, diciendo: “En el celo, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor”.

Además, la nueva manera es definitivamente factible. Si las iglesias en el recobro del Señor avanzan conforme a estos cuatro pasos, es decir, si llevan una vida en la que predican el evangelio, alimentan, enseñan y profetizan, creo firmemente que al final, el Señor obtendrá un recobro completo. La verdad es la verdad; sólo existe una manera que es orgánica. Si ustedes no ponen en práctica esta manera de reunirnos y de servir, no tendremos ningún otro camino que seguir. Por consiguiente, todo está aquí puesto delante de ustedes. Tenemos que laborar con la profunda convicción de que éste es el camino del Señor. Sin duda alguna, Él ciertamente ganará un recobro completo. Que el Señor tenga misericordia de nosotros.


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