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LA NOVIA VESTIDA DE LINO FINO,
RESPLANDECIENTE Y LIMPIO

El sexto aspecto se halla en el capítulo 19, donde vemos que la novia se prepara para una boda al vestirse de lino fino, resplandeciente y limpio (vs. 7-8). El atrio del tabernáculo también estaba cubierto de lino fino (Éx. 26:1). El lino representa la expresión de Cristo en la justicia de los santos. Hoy la iglesia como el testimonio de Jesús debe estar vestida de lino fino, al ser justa, resplandeciente, pura, limpia, clara y sin mixtura ni mancha ni cosa semejante (Ef. 5:6-27).

La novia será la iglesia en el milenio, el reino milenario. No todos los cristianos formarán parte de esta novia. Antes bien, solamente aquellos que están verdaderamente en la iglesia y expresan a Cristo como el lino fino estarán ahí. No debiéramos decir que siempre y cuando estemos en las iglesias locales estaremos ahí. Debemos ser las iglesias locales, pero también debemos expresar a Cristo como nuestro lino fino. Entonces estaremos preparados y hechos aptos para ser la novia en el día de bodas de Cristo. Los mil años serán un día de bodas, ya que para el Señor un día es como mil años (2 P. 3:8). En el día de bodas, la mujer es la novia, pero al día siguiente, ella se convierte en la esposa. En esos mil años todos los santos vencedores serán la novia y disfrutarán el banquete nupcial. Sin embargo, aquellos que no expresen a Cristo como el lino fino, no estarán preparados y no podrán participar de ese banquete nupcial. No pregunten: “Acaso, ¿no son ellos salvos?”. Sí, son salvos, sin embargo, al no tener parte en la expresión de Cristo, ellos tampoco tendrán parte en ese día de bodas.

EL EJÉRCITO VENCEDOR QUE COMBATE
CONTRA EL ANTICRISTO

El séptimo aspecto del testimonio de Jesús es el ejército vencedor que combate contra el anticristo. La parte fuerte de la iglesia, el hijo varón que combate contra Satanás en los cielos, también formará parte del ejército que junto con Cristo combatirá contra Satanás en la tierra (Ap. 19:14-19). El ejército celestial de Cristo estará compuesto de todos los vencedores, aquellos que son llamados y escogidos y fieles (17:14). Después de que todos los santos arrebatados hayan sido juzgados delante del tribunal de Cristo (2 Co. 5:10), los vencedores regresarán a la tierra con Cristo en calidad de ejército celestial para combatir contra el anticristo y sus ejércitos terrenales. El Cristo falso será tan osado que luchará contra el Cristo verdadero; pero el Cristo verdadero hará guerra contra el falso. Eventualmente, al final de esta guerra, Cristo derrotará al anticristo (Ap. 19:20).

LA NUEVA JERUSALÉN TIENE LA APARIENCIA DE DIOS
COMO CUMPLIMIENTO DEL PROPÓSITO DE DIOS
PARA EL HOMBRE

El octavo aspecto del testimonio de Jesús es la Nueva Jerusalén. El muro de la Nueva Jerusalén es edificado con jaspe (21:11, 18-19). Cuando miramos a la novia, vemos el lino fino como la expresión de Cristo, y cuando miramos la ciudad santa, vemos jaspe. La apariencia de Dios en el trono es como jaspe (4:3a). Por consiguiente, jaspe denota la apariencia preciosa y divina de Dios, Su semejanza, expresión e imagen. El hecho de que la Nueva Jerusalén tenga la apariencia de jaspe significa que ella es el cumplimiento de Génesis 1:26. El hombre fue hecho a la imagen de Dios con el fin de expresar a Dios, y en la Nueva Jerusalén este propósito será cumplido. Todo el linaje humano redimido expresará a Dios. La apariencia de Dios es como jaspe, y la Nueva Jerusalén tendrá esa misma apariencia. Debido a que la Nueva Jerusalén es la expresión de Dios, ella será Su testimonio consumado y corporativo.

En este capítulo hemos visto a la iglesia en los ocho aspectos del testimonio de Jesús. Además, Apocalipsis también nos muestra otra mujer, la gran ramera, o sea Babilonia, que está llena de abominaciones y fornicación (17:1-5; 18:2a, 4). Babilonia representa la religión y el mundo, que es la generación actual junto con sus políticas, diplomacias y asuntos mundanos. Vemos la iglesia en los candeleros, la gran multitud de redimidos, la mujer resplandeciente, la labranza que crece, los vencedores que están sobre el mar de vidrio, la novia ataviada con Cristo, el ejército vencedor y la Nueva Jerusalén con la apariencia de Dios. Y como tal, la iglesia protesta contra la generación actual. En oposición a la iglesia, está la religión, que incluye el judaísmo, el catolicismo y el protestantismo, así como el mundo con sus políticas y asuntos mundanos. En un extremo está la iglesia, y en el otro, la generación presente. A fin de estar en el lado de la iglesia, tenemos que ser de oro y del cielo, tenemos que crecer en vida y estar a orillas del mar cantando, regocijándonos por haber sido rescatados de la otra orilla. Antes estábamos en la otra orilla, pero fuimos bautizados y trasladados a esta orilla; estábamos en Egipto, pero hemos sido bautizados por medio del mar Rojo. Ahora cantamos el cántico de Moisés y el cántico del Cordero. En este lado expresamos a Cristo como el lino fino y, al final, seremos la Nueva Jerusalén. Además, en este lado, nosotros protestamos contra la religión, la política y los asuntos mundanos. ¿En qué lado estamos? ¡Aleluya, estamos en el lado de la iglesia como el testimonio de Jesús!

Esto no es de nuestros propios conceptos, sino que proviene del libro de Apocalipsis. Necesitamos una visión para ver lo que hay en este libro. Apocalipsis ha estado aquí por cientos de años, más la gente no ha visto su contenido. Ellos no han recibido la visión, pero hoy nosotros que estamos en la iglesia tenemos un “tragaluz”, una apertura celestial para que entre la luz (Gn. 6:16a). Yo mismo nunca antes había visto algunos de los puntos de este capítulo. Fue mientras hablaba de estas cosas que llegué a estar claro al respecto, y cuanto más hablo, más cosas adicionales tengo qué hablarles. Ciertamente nuestros ojos y oídos han sido bendecidos en gran manera. ¡Aleluya por la presente y actualizada revelación del Señor acerca de la iglesia como testimonio de Jesús! Ahora todos nosotros debemos seguir esta visión.