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Busqueda del cristiano, Lapor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-4158-5
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La Biblia fue inspirada por Dios

Algunos podrían preguntar: ¿cómo puede la Biblia ser la palabra de Dios? ¿No fue la Biblia escrita por hombres? Esto no es difícil de explicar. Por ejemplo, cuando alguien lo llama a usted por teléfono y usted escucha la voz por el auricular, ¿diría usted que esa voz es la voz del auricular? Todos sabemos que la voz que se escucha por el auricular es la voz de la persona que está hablando por la línea telefónica. Aparentemente, la Biblia es la palabra de los hombres; pero en realidad, es Dios mismo que habla en los hombres y por medio de ellos. En 2 Timoteo 3:16 dice: “Toda la Escritura es inspirada por Dios” (Reina-Valera, 1995). En griego, la frase inspirada por Dios significa “dada por el aliento de Dios”. La Escritura es la palabra que Dios infundió en los hombres por medio de Su aliento y luego fue escrita por los hombres. Ella contiene los pensamientos de Dios, los cuales fueron “escritos” en los hombres y luego comunicados por medio de ellos. Podemos usar como ejemplo una grabadora. La voz que es exhalada por un cantante, se guarda en un disco y luego se puede escuchar nuevamente a través de un tocadiscos. Todos sabemos que la voz y las palabras que son guardadas en el disco son exactamente iguales a la voz y a las palabras del cantante. Lo mismo sucedió en el principio cuando Dios exhaló Sus pensamientos para que éstos fuesen recibidos por los hombres y luego comunicados por medio de ellos.

Todo escritor de las Escrituras confesaría con reverencia que lo que escribió no fueron sus propias palabras, sino las palabras de Dios. En el Antiguo Testamento se menciona frecuentemente que los hombres fueron inspirados por Dios. Balaam, quien fue un profeta perverso, originalmente se había propuesto maldecir a los israelitas, pero luego comprendió que esto no dependía de él, pues cada vez que abría su boca, salían palabras de bendición en vez de palabras de maldición. Éstas no eran las palabras que él se había propuesto hablar; al contrario, ellas fueron más allá de lo que él esperaba (Nm. 23—24). De este modo, nosotros podemos entender lo que significa ser inspirado por Dios. Dios habló por medio de los hombres al inspirarlos. Esto significa que el Espíritu de Dios vino sobre los hombres y escribió la palabra de Dios por medio de ellos. La Biblia fue escrita de esta manera.

El origen de la Biblia es Dios

Los escritores de la Biblia fueron aproximadamente cuarenta. Entre ellos, algunos eran hombres de noble estirpe, como el rey David, mientras que otros eran de una condición humilde, como Pedro; algunos eran pastores, como Amós, y otros eran muy cultos, como Moisés; algunos eran muy sabios, como Pablo; y otros personas muy sencillas, como Juan. Algunos vivían en palacios y otros en el desierto; algunos estuvieron en Judea y otros en Arabia. Todos tenían diferentes estilos, estuvieron en diferentes lugares, y escribieron en diferentes épocas, pero cuando juntamos todos sus escritos, ellos conforman la Biblia completa con una línea de pensamiento muy coherente. Esto nos muestra que la Biblia ciertamente fue producto de la inspiración de Dios. Dios primero escribió una porción por medio de Moisés, después de cierto tiempo, escribió otra porción por medio de Isaías; más tarde escribió por medio de Jeremías, y después lo hizo por medio de Daniel; finalmente, escribió por medio de Juan. Hubo por lo menos cuarenta escritores, pero todos ellos escribieron bajo la inspiración divina durante un periodo de más de 1500 años. El primer libro fue escrito por Moisés aproximadamente en el año 1500 a. C.; y el último libro fue escrito por el apóstol Juan entre el año 94 y 96 d. C., unos 1500 o 1600 años después de que fue escrito el primer libro. Toda la Biblia se compone de sesenta y seis libros. Estos libros fueron escritos en diversos lugares, tales como Palestina, Roma y Éfeso. Sin embargo, aunque fueron escritos en tantos lugares, durante un periodo de tiempo tan largo, y por medio de tantas manos, después de que fueron compilados, formaron la Biblia completa, en la cual todos los pensamientos coinciden. Esto es una prueba muy completa de que verdaderamente el origen la Biblia es Dios.

LA MANERA EN QUE LA BIBLIA FUE TRANSMITIDA

Es verdaderamente asombroso que la Biblia pudiera ser transmitida hasta nosotros. El primer libro del Antiguo Testamento, Génesis, fue escrito aproximadamente en el año 1500 a. C., y el último, Malaquías, fue escrito alrededor del año 400 a. C. En otras palabras, el Antiguo Testamento ya había terminado de escribirse en el año 400 a. C. Después de que el Señor Jesús vino, Él en Su predicación a menudo citaba las palabras del Antiguo Testamento. Esto comprueba que en Su época el Antiguo Testamento ya se había terminado de escribir.

Cuando el Señor Jesús estuvo en la tierra, puesto que la imprenta aún no había sido inventada, la Biblia tenía que ser copiada a mano en pieles de cordero. Los escribas judíos hacían las copias de las Escrituras con mucha reverencia. La historia nos cuenta que ellos escribían en pergaminos hechos de la mejor piel de cordero y tenían sumo cuidado al copiar los textos. Ellos contaban no sólo las palabras, sino cada una de las letras de cada línea. Si descubrían que una letra había quedado mal escrita, desechaban toda la copia. Se dice que los escritores también tenían que pronunciar cada palabra en voz alta antes de escribirla. Otro requisito era que tenían que limpiar la pluma antes de escribir el nombre de Dios en cualquiera de sus formas, y lavar todo su cuerpo antes de escribir la palabra Jehová. Esto nos muestra cuánta reverencia tenían ellos por las Santas Escrituras. Después de que el Señor Jesús partió de este mundo, los apóstoles fueron inspirados a escribir el Nuevo Testamento. Para el año 100 d. C. ya estaba completo todo el Nuevo Testamento. En el segundo siglo, las personas temerosas de Dios a menudo citaban las palabras del Nuevo Testamento en sus escritos. Esto demuestra que tan sólo cien años después de que el Señor partió, ya existía el Nuevo Testamento.

El Antiguo Testamento fue escrito en hebreo, el antiguo idioma de los judíos. Sin embargo, los siguientes cuatro pasajes, fueron escritos en arameo: Jeremías 10:11; Daniel 2:4—7:28; Esdras 4:8—6:18; y Esdras 7:12-26. Estos pasajes contienen relatos de eventos relacionados con los babilonios, quienes hablaban en el idioma arameo; es por eso que fueron escritos en arameo y no en hebreo. Los caldeos también adoptaron el idioma arameo. En la época del Señor Jesús, muchos judíos aún hablaban el idioma arameo. Para ese entonces el Imperio Romano ya había conquistado la tierra de Israel. Cuando el Imperio Romano conquistó todas las áreas alrededor del mar Mediterráneo y propagó la cultura griega a todos esos lugares, el idioma griego vino a ser la lengua común del Imperio Romano de ese tiempo. Por esta razón, los apóstoles emplearon el idioma griego al escribir el Nuevo Testamento.

Sin embargo, la Biblia que comúnmente usamos hoy no fue traducida de los manuscritos originales porque todos ellos se perdieron. Según los eruditos de los antiguos manuscritos, el manuscrito más antiguo que se ha descubierto data de los siglos III y IV d. C. En otras palabras, los manuscritos más antiguos sólo tienen entre 1500 y 1600 años de antigüedad. Aunque los manuscritos originales ya no existen, hay tres manuscritos antiguos que todavía existen. Se cree que estos tres son parte de las cincuenta copias de la Biblia que fueron hechas por edicto del emperador Constantino en el año 330 d. C.

De estos tres manuscritos, el más antiguo y más completo se le conoce con el nombre de Vaticanus y está guardado en la biblioteca del Vaticano. Fue hecho alrededor del año 350 d. C. y descubierto hace más de 500 años. La segunda copia, que fue maravillosamente escrita, es el manuscrito Sinaiticus. Fue descubierto en 1844 por el doctor Tischendorf, un reconocido erudito alemán, en un monasterio ubicado al pie del monte de Sinaí. Más tarde, fue puesto en la Biblioteca Real de Rusia hasta 1933, cuando fue vendida al museo de Londres por 100,000 libras esterlinas. La tercera copia es el manuscrito Alexandrinus. Esta copia fue presentada al rey Carlos I en 1628 por Cirilo Lucar, un patriarca griego de Alejandría, y también se halla guardada en el museo británico, en Londres. Por consiguiente, dos de estos tres manuscritos antiguos están en Londres y uno está en el Vaticano.


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