Cristo maravilloso en el canon del Nuevo Testamento, Elpor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-7796-6
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Ahora entendemos el significado de la ascensión de Cristo: ella fue Su investidura oficial. En primer lugar, Él fue hecho el Señor. Como Dios, antes de Su encarnación, el Señor Jesús ya era el Señor; pero después de Su encarnación, este mismo Dios se había hecho hombre. Dios era el Señor, pero el hombre no lo era. Sin embargo, el Señor se hizo hombre, y este hombre fue crucificado, sepultado y resucitó de los muertos. Fue entonces que el hombre Jesús llegó a ser el Señor. Para que Dios sea el Señor, no se requiere ninguna clase de investidura. Pero para que un hombre insignificante procedente de un pueblo humilde de una región menospreciada fuese hecho el Señor, se requería una verdadera ceremonia de investidura. Él no fue hecho el Señor en Su condición de Dios; como Dios Él ya era Señor. Ahora este hombre de Nazaret fue investido para ser el Señor de todo.
Pedro, en su predicación en el día de Pentecostés, dijo: “Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo” (Hch. 2:36). Pedro no sólo predicó a Cristo como Salvador, sino también como Señor de todo. Antes de la ascensión, él nunca vio que Jesús fuese tan grande. Pero para el tiempo de la ascensión, él comprendió que el hombre Jesús, a quien había estado siguiendo por tres años y medio, ¡había sido investido para ser Señor de todo!
Pedro también declaró el día de Pentecostés que Jesús era el Cristo. Él fue hecho Señor y Cristo. En Mateo 16 Pedro había dicho que Jesús era el Cristo: “Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (v. 16). Sin embargo, en ese momento, Jesús no era oficialmente el Cristo. La palabra Cristo significa “el Ungido”. El Ungido es también Aquel que ha sido designado. Dios ungió a este hombre, lo cual significa que lo designó. Cristo era el Ungido de Dios y Aquel a quien Dios designó. Esta designación fue hecha oficial por medio de la ascensión de Cristo. Por medio de la ascensión, Dios oficialmente designó a Jesús como Cristo.
Cristo fue ungido y designado para llevar a cabo el propósito eterno de Dios, que consiste en edificar Su templo, la Nueva Jerusalén. ¡Alabado sea el Señor! Dios designó a Jesús para hacer esto, y esta designación fue hecha oficial mediante Su ascensión. Cuando Jesús ascendió a lo alto, Dios hizo esta designación oficial. Así, Dios le hizo saber al universo entero que éste es Aquel a quien Él designó para llevar a cabo Su plan eterno. De este modo, Jesús llegó a ser el Cristo de Dios oficialmente en Su ascensión.
Pero eso no es todo, pues Él también fue hecho el Príncipe, que significa Autor, Originador. Todas las cosas de la vieja creación se habían vuelto viejas e inútiles para Dios. Pero ahora Dios tiene una nueva creación donde todo es nuevo. Por medio de Su ascensión, Jesús fue investido para ser el Autor y Originador de todo lo nuevo. Él no sólo es el Autor de la vida, sino de todas las cosas.
Supongamos que nosotros fuéramos a pedirle a Jeremías que nos explique qué significa ser un miembro de Cristo. Él diría que sencillamente no sabe. Si le hiciéramos la misma pregunta a Moisés, también nos diría que no sabe. Asimismo, si le preguntáramos a Adán qué es un apóstol, no sabría de qué le estamos hablando. Esto se debe a que un apóstol es algo nuevo; un evangelista es algo nuevo; y un miembro de Cristo es algo nuevo. Ellos no tenían ninguna de estas cosas en el Antiguo Testamento.
Son tantas las cosas nuevas en la vida de iglesia hoy. Estas cosas nuevas han sido originadas por Cristo. Dios invistió a Cristo en el cargo de originar tantas cosas nuevas. Efesios contiene muchos términos que pertenecen a muchas cosas nuevas. Elías, David, Moisés y Adán no sabían de ninguna de estas cosas, pero hoy el más pequeño entre nosotros sabe acerca de cada una de ellas. Es por eso que Jesús les dijo a Sus discípulos que el más pequeño en el reino es mayor que los que vivieron en la época del Antiguo Testamento (Mt. 11:11). Nosotros somos mayores que Moisés, David o Elías. Ellos vivieron en los tiempos del Antiguo Testamento antes de la venida del nuevo Originador. Después de ellos, Jesús fue investido como Originador, como Autor, para dar origen a tantas cosas nuevas. ¡Aleluya!
Un día Andrés trajo a su hermano Pedro al Señor Jesús. Inmediatamente, el Señor Jesús le dijo a Simón que su nombre sería llamado Cefas, que significa “una piedra”. Esto era algo nuevo. En la vieja creación de Dios, todos los hombres eran de barro. Pero en la nueva creación de Dios, Cristo da origen a algo más. Debemos ser una piedra porque Cristo mismo es una piedra. Más tarde, Pedro dijo: “Este Jesús es la piedra menospreciada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hch. 4:11-12). Jesús era una piedra, así que Él hizo de todos nosotros piedras. Esto es algo nuevo. Él es el Autor; es el Originador.
En el Antiguo Testamento no encontramos ningún versículo que nos diga que debemos recibir a Cristo en nuestro ser como nuestro todo. Pero Jesús vino con algo nuevo; pues dijo que Él es el pan de vida, y que el que le come vivirá por causa de Él (Jn. 6:35, 57). Esto es realmente nuevo. Desde Adán hasta Juan el Bautista, ningún hombre era comestible. Pero ahora Jesús vino y nos dijo que le comiéramos. Él es el verdadero Originador. No sólo Él nos dijo que le comiéramos, sino también que viniéramos a Él y le bebiéramos: “En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a Mí y beba” (7:37). Esto también es completamente nuevo.
El Señor Jesús dio origen a todas las cosas nuevas y las transmitió a la iglesia. Pero la iglesia se degradó y finalmente lo perdió todo. De ese modo, la iglesia en su condición de pobreza regresó a las cosas viejas del Antiguo Testamento, principalmente a las doctrinas y profecías. Pero hoy en el recobro del Señor, debemos regresar al origen. El Señor Jesús es el Autor de Su recobro. Él es el Originador. Nosotros no empezamos el recobro del Señor; ¡fue Él quien lo hizo!
Hoy el Señor nos dice que regresemos a comerle, a beberle y a inhalarle. Estas cosas no sólo eran nuevas para Moisés y Elías, sino que incluso son nuevas para los cristianos de hoy. En algunos lugares donde hemos compartido de estas cosas, nos han reprendido. Algunos pensaban que era terrible decir que el Señor hoy quiere que le comamos. Pero esto fue algo originado completamente por el Señor Jesús. Él fue y sigue siendo el Originador, y este Originador fue investido en Su ascensión. Él fue hecho Señor, el Designado y el Originador o Autor.
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