Tener comunión con el Señor para la mezcla de Dios con el hombrepor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-6534-5
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Efesios 4:23 también habla de la mente y el espíritu: “Y os renovéis en el espíritu de vuestra mente”. La expresión el espíritu de vuestra mente es diferente de la frase la mente puesta en el espíritu, la cual aparece en Romanos 8:6. La experiencia de Efesios 4:23 es más avanzada que la que se describe en Romanos 8. La mente puesta en el espíritu indica que la mente es encaminada al espíritu, pero el espíritu de la mente indica que el espíritu ha entrado en la mente. En Romanos 8 el Espíritu de Dios ha entrado en nuestro espíritu, pero nuestra mente aún no es ocupada por el espíritu; pero en Efesios 4 nuestro espíritu mezclado está en nuestra mente, la cual representa nuestra alma. En otras palabras, el Espíritu en nuestro espíritu se ha extendido a nuestra mente y ha entrado en ella. Por esta razón, nuestra mente es llamada el espíritu de nuestra mente.
Si de manera regular hacemos que nuestra mente se vuelva para contactar nuestro espíritu, nuestra mente llegará a ser la mente de nuestro espíritu. Y si continuamos ejercitándonos de esta manera, gradualmente nuestro espíritu ocupará nuestra mente, porque el Espíritu de Dios, que está mezclado con nuestro espíritu, se extenderá a nuestra mente. Así, tendremos el espíritu de nuestra mente.
Romanos 8 también nos habla acerca de poner la mente en las cosas de la carne y de la mente puesta en la carne (vs. 5, 7). Cuando ponemos la mente en las cosas de la carne, nuestra mente llega a ser la mente de la carne. El Señor nos libra cuando hacemos que nuestra mente se vuelva a las cosas de nuestro espíritu (v. 5). Cuando ponemos la mente en la carne, nuestra mente se aleja de nuestro espíritu, pero cuando la ponemos en nuestro espíritu, nuestra mente se vuelve a las profundidades de nuestro ser. Al poner la mente en el espíritu, ella llega a ser la mente del espíritu, y el espíritu recupera su lugar apropiado. Además, el resultado de poner la mente en el espíritu es vida y paz. Esto significa que al volvernos a nuestro espíritu, contactamos la comunión, y recibimos el suministro de vida.
No debemos pensar que estamos entrando en demasiados detalles o que nuestro análisis es muy fino y detallado. Las experiencias espirituales genuinas son muy finas. En Marcos 12:30 el Señor citó el Antiguo Testamento, diciendo: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas”. ¡Cuán fino es esto! El Señor habló de nuestro corazón, nuestra alma, nuestra mente y nuestras fuerzas. El corazón incluye el alma, y la mente es una parte del alma. El corazón, el alma y la mente están relacionados. No obstante, el Señor habló de cada una de estas partes por separado. Nuestro ejercicio en comunión debe ser fino; de lo contrario, nuestra experiencia no será genuina. Las cosas que hemos mencionado aquí no son doctrina; son asuntos prácticos en nuestra experiencia espiritual. Debemos ejercitarnos de manera práctica.
Volver nuestra mente a nuestro espíritu es volver nuestro ser a Dios, porque Él está en nuestro espíritu. Por lo tanto, la comunión de nuestra vida espiritual es la comunión de Dios. Dios no sólo está en el Espíritu; Él es el Espíritu. Asimismo Él es la vida. Según Su persona, Dios es Espíritu, y según Su contenido, Él es vida. Cada vez que contactamos la comunión de vida o la comunión del Espíritu, contactamos la comunión de Dios; es decir, tocamos a Dios.
Podemos usar la electricidad como ejemplo. Cuando contactamos una corriente eléctrica, tocamos la electricidad. La electricidad puede ser tocada únicamente a través de su corriente. Siempre que hay una corriente eléctrica, hay electricidad. De manera semejante, si tenemos la comunión de Dios, Dios está presente; y si no tenemos la comunión de Dios, Dios no está presente. Podemos contactar a Dios de manera práctica únicamente cuando estamos en comunión. En la comunión de Dios tocamos al Espíritu y la vida divina.
Dios puede tener una relación con nosotros porque Él es el Espíritu y también la vida. Génesis 6:3 dice: “No contenderá Mi Espíritu con el hombre para siempre, porque ciertamente él es carne”. Estas palabras revelan claramente que el deseo de Dios de tener una relación con el hombre tiene que ver con el Espíritu. A fin de tener una profunda relación con el hombre, Dios debe entrar en él. Cuando Dios entra en el hombre, Él no es solamente el Espíritu como una persona, sino también la vida, que es el contenido de Dios. Cuando Dios entra en nosotros, tenemos a Su Espíritu como a una persona en nosotros, y tenemos vida como contenido de Dios. En cuanto a Su persona, Dios está en nosotros como Espíritu; y en cuanto a Su contenido, Dios está en nosotros como vida. El hecho de que Dios sea el Espíritu se refiere a Su persona y naturaleza, y el hecho de que sea vida se refiere a Su contenido. Por lo tanto, la comunión del Espíritu es la comunión de vida, y esto también es la comunión de Dios. El fluir divino en nosotros es el Espíritu y también la vida. Este fluir es mutuo; por consiguiente, es llamado comunión. Este fluir mutuo, esta comunión, está en nuestro espíritu.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.