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Centralidad y universalidad de Cristo, Lapor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-3968-1
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CAPÍTULO TRES

CONTACTAR AL SEÑOR
ORANDO EN EL ESPÍRITU

En este capítulo siento la carga de tener comunión con ustedes con respecto a cómo contactar al Cristo todo-inclusivo y subjetivo.

En los capítulos anteriores vimos claramente no sólo lo que Cristo es en Sí mismo, sino también lo que Él es para nosotros. Él es el centro, la Cabeza, la vida y la esperanza. Él es una persona que experimentamos de manera muy subjetiva. Cristo es más una persona que experimentamos de modo subjetivo que una persona objetiva. Nosotros tenemos que conocerlo y experimentarlo como el Cristo subjetivo. Todas nuestras experiencias de Cristo se basan en nuestro verdadero conocimiento de Él en el aspecto subjetivo. Nuestra necesidad más urgente hoy es conocerlo de modo subjetivo. Si deseamos llevar una genuina vida de iglesia, es preciso que comprendamos que todos los asuntos relacionados con la vida dependen de que experimentemos verdaderamente al Cristo subjetivo.

Ciertamente tenemos al Cristo que es central, universal, quien es todo-inclusivo y subjetivo, pero ¿cuál es la manera apropiada de contactar a este Cristo? Esto es algo que se revela claramente en las Escrituras, y también es algo que muchos cristianos de experiencia han visto con claridad. Sin embargo, el común de los cristianos no entiende este asunto. Muchos cristianos no saben cómo contactar a Cristo de una manera viva y práctica.

CRISTO ES EL ESPÍRITU VIVIFICANTE

Ante todo debemos saber que si queremos contactar a Cristo, al Cristo vivo, al Cristo subjetivo, tenemos que conocer lo que Él es. No digo quién Él es, sino lo que Él es. Hablar de lo que Él es, es diferente de hablar de quién es Él. Por ejemplo, aquí tenemos una mesa. Esta mesa está hecha de madera; así que, decimos que es de madera. ¿Qué es Cristo? Debemos conocer primero lo que Él es, y luego sabremos cómo contactarlo.

Leamos 1 Corintios 15:45: “Así también está escrito: ‘Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente’; el postrer Adán, Espíritu vivificante”. Este versículo habla de dos Adanes: el primer Adán y el postrer Adán. El primer Adán fue hecho alma viviente, y el postrer Adán, Cristo, fue hecho Espíritu vivificante. La palabra griega traducida “vivificante” es la forma verbal del sustantivo vida. Cristo es el Espíritu que da vida o el Espíritu vivificante. Esto es muy importante. Yo estuve en el cristianismo por muchos años bajo la influencia de algunos buenos maestros. Ellos me enseñaron que Cristo es Dios, el Señor, la Cabeza, el Amo y muchas cosas más, pero nunca me enseñaron que Cristo es el Espíritu. Me enseñaron que el Espíritu Santo es parte de la Deidad, pero jamás me enseñaron que Cristo es el Espíritu, el Espíritu vivificante.

Hay otros versículos que nos confirman el hecho de que Cristo es el Espíritu. En 2 Corintios 3:17 se nos dice: “El Señor es el Espíritu”. Según el contexto de este versículo, el Señor aquí se refiere a Cristo el Señor (2:12, 14-15, 17; 3:3-4, 14, 16; 4:5). Esto es, pues, una prueba contundente en la Biblia que nos dice categóricamente que Cristo es el Espíritu.

Luego tenemos Romanos 8:9, que dice: “Mas vosotros no estáis en la carne, sino en el espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Él”. Primero dice: “El Espíritu de Dios mora en vosotros”, y luego añade: “Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo”. Primero tenemos que “el Espíritu de Dios mora en vosotros”, y luego esto cambia a “el Espíritu de Cristo”. Esto demuestra que el Espíritu de Cristo es el Espíritu de Dios. No debemos considerarlos dos Espíritus diferentes. Luego, el versículo 10 dice: “Pero si Cristo está en vosotros”. En el versículo 9 tenemos “el Espíritu de Dios”; luego “el Espíritu de Cristo”; y después, en el versículo 10, “Cristo” mismo. ¿Será que éstos —el Espíritu de Dios, el Espíritu de Cristo y Cristo— son tres o son uno? Por supuesto, si leemos el contexto de este pasaje comprenderemos que estos tres son uno. El Espíritu de Dios es el Espíritu de Cristo, y el Espíritu de Cristo es Cristo mismo. Así que, estos versículos nos permiten saber con certeza que Cristo es hoy en día el Espíritu, el Espíritu vivificante. Luego tenemos que leer Juan 6:63, que dice: “El Espíritu es el que da vida”. ¿Quién es este Espíritu? La respuesta la encontramos en 1 Corintios 15:45: “Fue hecho [...] el postrer Adán, Espíritu vivificante”.

Cuando yo era joven en la vida cristiana, siempre tenía el concepto equivocado de que Cristo y el Espíritu Santo eran dos personas diferentes. Es preciso comprender que Cristo mismo es el Espíritu vivificante. Si usted tiene al Espíritu, tiene a Cristo porque el Espíritu es Cristo mismo. El Espíritu es la realidad de Cristo. Aparte del Espíritu Santo, usted no puede hallar a Cristo ni reunirse con Cristo. Aparte del Espíritu Santo, no hay Cristo. Cristo es el Espíritu. Si queremos contactar a Cristo, tenemos que saber que Él es el Espíritu.


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