Estudio-vida de los Salmospor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-0265-4
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Los Salmos fueron escritos según dos tipos de conceptos. Necesitamos comprender este punto también. De otra manera, no podremos entender adecuadamente los Salmos.
El primer concepto según el cual se escribieron los Salmos, es el concepto humano de los escritores santos. Su concepto humano era el producto de su naturaleza buena creada por Dios, formado con las tradiciones de su linaje santo, constituido de las enseñanzas de las santas Escrituras, promovido por la práctica de una vida santa, y expresado a partir de sus sentimientos e impresiones santos. Estos son los componentes del concepto humano de los escritores de los Salmos. Eran de una raza santa, que poseía el Pentateuco, los primeros cinco libros de Moisés. Eran un pueblo muy culto. Las tradiciones de su linaje santo formaron su concepto humano según lo cual fueron escritos muchos salmos.
Los Salmos también fueron escritos según el concepto divino de Dios, como revelación divina en cuanto a Su economía eterna en Cristo, donde Cristo es la centralidad y universalidad, y con respecto a Cristo en Su divinidad, Su humanidad, Su vivir humano, Su muerte todo-inclusiva, Su resurrección que imparte vida y produce simiente, Su glorificación, Su ascensión, Su manifestación en gloria, y Su reino eterno. En los Salmos todos estos puntos se revelan clara y detalladamente. El concepto divino en los Salmos también tiene que ver con el deseo que Dios tiene en Su corazón, Su beneplácito, que está en Cristo como Su centralidad y universalidad, en la iglesia como Su plenitud para expresarle, en el reino para Su administración eterna, y en la restauración de la tierra para Su reino eterno que perdurará por la eternidad. Este concepto divino fue expresado por los escritores piadosos que produjeron los Salmos, como parte de lo que asentaron en los escritos santos. Los mismos escritores expresaron dos tipos de conceptos: el humano y el divino.
Necesitamos aplicar estos dos tipos de conceptos a los Salmos 1 y 2. El Salmo 1 dice:
¿Según cuál concepto se escribió el salmo 1? ¿Es este salmo bueno o no lo es? Ciertamente es un buen salmo; no obstante, fue escrito según el concepto humano. En el salmo 1 el salmista dijo que el que se deleita en la ley de Jehová prosperará en todo lo que hace, pero con el tiempo, los salmistas no prosperaron; más bien, sufrieron. En el salmo 73, el salmista estaba inquieto. Pensaba que en vano había limpiado su corazón porque era azotado y castigado todo el día (vs. 13-14). Por otro lado, vio la prosperidad de los impíos (v. 3). Todo esto le molestaba hasta que entró en el santuario de Dios, el templo de Dios (v. 17). Entonces recibió la revelación, y fue llevado a no tener nada en el cielo ni en la tierra fuera de Dios (v. 25). Así que, declaró que Dios era su porción viva (v. 26); Dios mismo era su porción, no la ley.
Esto nos muestra que el salmo 1 es bueno, pero que fue escrito según un concepto incorrecto. La ley no fue dada para que la guardáramos a fin de prosperar. Al contrario, la ley fue dada para exponernos. David, el escritor del Salmo 1, fue expuesto por la ley como homicida y uno que toma la esposa de otro. Por lo que había hecho, la situación de toda su familia se complicó en gran manera. Entre sus hijos hubo fornicación y homicidio (2 S. 13:1-29), y de su hijo Absalón surgió la rebelión (15:7-12). El tercer salmo fue un salmo que David escribió cuando huía de su hijo rebelde. Por lo tanto, no debemos elogiar mucho el Salmo 1. Fue escrito equivocadamente según un concepto incorrecto, un concepto humano.
Ahora leamos el Salmo 2:
El Ungido de Jehová, mencionado en el versículo 2, y el Rey, mencionado en el versículo 6, son Cristo. El Hijo al que se refiere el versículo 7 también es Cristo como el Resucitado. El no sólo era el Hijo unigénito de Dios desde la eternidad (Jn. 1:18; 3:16), sino que también necesitaba ser engendrado de nuevo en Su resurrección para ser el Hijo primogénito de Dios (Hch. 13:33; Ro. 8:29). En Salmos 2:8 se dice que se le darán a Cristo las naciones y la tierra. Las naciones serán Su herencia, y la tierra Su posesión.
Necesitamos preguntarnos por qué el orden de los Salmos tiene el salmo 1 como el primero y luego el salmo 2. El salmo 1 no tiene nada que ver con el salmo 2. David decía que el que se deleita en la ley y medita en ella, será bienaventurado y en todo prosperará. Mientras declaraba esto, Dios vino para hacer una declaración en el salmo 2 acerca de Cristo, diciendo: “Lo he ungido y lo he puesto como Rey. Prosperará porque obtendrá toda la tierra como posesión, y obtendrá todas las naciones como herencia. Bienaventurados todos los que en El confían. Hay que besarle”.
Los dos salmos son dos clases de declaraciones. Una proviene del salmista según su concepto humano, y la otra proviene de Dios según Su concepto divino, acerca de Cristo como Su centralidad y universalidad. Tenemos que decir “amén” al concepto divino de Dios en el salmo 2. A los ojos de Dios, no es asunto de guardar la ley. A los ojos de Dios, es un asunto de refugiarnos en Cristo y besarle. Refugiarnos en Cristo quiere decir creer en El, y besarle significa amarle. Esto es conforme al concepto divino del Nuevo Testamento. Necesitamos creer en Cristo y amarlo. Haciendo esto somos bienaventurados.
¿Ha visto usted la diferencia entre los dos conceptos que se expresan en los Salmos? A través de un solo escritor, David, procedieron dos declaraciones diferentes en los salmos 1 y 2. El salmo 1 fue una declaración de parte de David, y lo fue también el salmo 2. El salmo 1 fue declarado según su concepto humano. El salmo 2 también fue su declaración, pero según el concepto divino. Primero, el concepto humano procedió de este orador; pero mientras hablaba lo humano, ¡el tono cambió! Surgió otra manera de hablar conforme al concepto divino.
Muchos predicadores han hablado acerca del salmo 1, elogiando este salmo. Pero es difícil encontrar a alguien que haya dicho lo correcto acerca del salmo 2. Parece que no hay muchos que entiendan el salmo 2. Antes, al leer Salmos 1 y 2, tal vez apreciábamos mucho el primero. ¡Cuán bueno era para nosotros el salmo 1! Pero tal vez clasificamos el salmo 2 como una de las porciones de las Escrituras que no entendíamos. Todos necesitamos ver los dos tipos de conceptos que existen en los Salmos, el concepto humano y el concepto divino, como nos lo presentan los salmos 1 y 2.
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