Lo ilimitado y todo-inclusivo que es Cristopor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-3946-9
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Como hemos dicho, el tema general de estos mensajes es que Cristo es todo-inclusivo e ilimitado. En el primer mensaje hablaremos acerca de Su persona. Ya hemos cubierto lo que Él es en tres aspectos: Dios, hombre y el Redentor. Primero lo veremos como Dios; éste es un aspecto que Él tiene en la eternidad. ¿Qué es la eternidad? La eternidad es la eternidad pasada, la cual no puede ser escudriñada en el tiempo; se refiere a un pasado que no tiene comienzo, medida ni límite. Por lo tanto, en la eternidad, esto es, en la eternidad pasada, en el infinito que existía antes del tiempo, Cristo era Jehová Dios. Él era Dios, cuyo nombre era Jehová. Este Dios es la fuente de todas las cosas en el universo. Él es el Creador, y todas las cosas fueron creadas por Él. Cuando Él creó, no usó materiales existentes; más bien, Él creó todo de la nada. De ahí que Él es el Creador, el origen de todas las cosas.
El Creador es Dios. La palabra hebrea para Dios es Elohim, un nombre compuesto de dos palabras que significan “el fiel, el poderoso”. Él es el poderoso, uno que tiene poder. Además, Él es el poderoso que cumple Su promesa. Elohim significa Dios es el fiel, el poderoso, cuyo nombre es Jehová.
El título Jehová es también una palabra hebrea la cual es básicamente la misma palabra que el verbo ser. El nombre Jehová simplemente quiere decir “ser”. ¿Qué significa esto? Esto significa que éste, Aquel que es fiel y poderoso, es el que es. En el universo solamente Él es, y todo lo demás no es. “Ser” equivale a “existir”. Él existe; por tanto, Él es. Si Él no existiera, Él no sería. El nombre Jehová significa “ser”, y este “ser” no tiene principio ni fin. Por eso, la versión china de la Biblia traduce este nombre como “Aquel que existe en Sí mismo y para siempre”. Existir en Sí mismo es no tener comienzo, y existir para siempre es no tener fin. Su ser, Su existencia, es sin principio y sin fin. Este Creador existe en Sí mismo y para siempre.
Este podio es de madera; esto existe y ya ha estado aquí, pero no podemos garantizar que estará aquí en los próximos cuarenta o cincuenta años; no continuará existiendo para siempre. No podemos decir que estará aquí después de cincuenta años. En otras palabras, pronto dejará de ser; ya no existirá. Tal vez alguien tenga un gato bonito en su casa, pero lo más que logrará vivir será un poco más de diez años; después de esto, dejará de ser o dejará de existir. Por lo tanto, “Ser” no puede ser su nombre. Pasa lo mismo con nosotros los seres humanos. La duración de nuestra vida humana es el límite de nuestra existencia. Si la duración de nuestra vida es de cien años, entonces existiremos por cien años. Sólo podremos celebrar el año nuevo cien veces, y no más. Después de cien años, ya no existiremos y dejaremos de ser. Por tanto, no se nos puede llamar por el nombre de “Jehová”; solamente se nos puede llamar por el nombre de “No-Jehová”. El nombre Jehová significa “Ser”, pero nuestro nombre es “No ser”. Jehová significa “existir”, pero nuestro nombre es “No-existir”. El nombre Jehová significa “estar presente”, pero nuestro nombre es “No-presente”.
La versión china de Apocalipsis 1:4 habla de Aquel que existe ahora, que existe en el pasado y que existirá en el futuro. En hebreo Jehová significa “Él era, Él es y Él será”. Por esto, Él es digno de confianza. Él no sólo es el Fiel, el Poderoso, sino también es el Poderoso que existe para siempre. Por lo tanto, el Señor Jesús le dijo a los fariseos en Juan 8:24: “Si no creéis que Yo soy, en vuestros pecados moriréis”. ¿Quién nos puede salvar? Solamente “Yo Soy” nos puede salvar. ¿Quién es “Yo Soy”? “Yo Soy” es Jehová. En el nombre Jesús, Je- es la forma simplificada de Jehová y -sús significa Salvador. El nombre Jesús significa “Jehová el Salvador”; Aquel que existe en Sí mismo, para siempre, sin principio, sin final, siempre-viviente; el que siempre es y quien es siempre-presente, ha llegado a ser nuestro Salvador. Éste es el significado del nombre Jesús.
Entonces le podríamos preguntar: “Señor, Tú dijiste que Tú eres, pero ¿qué eres Tú?”. El Señor diría: “Yo soy todo lo que tú quieras, y soy todo lo que tú necesitas. ¿Qué deseas tú? ¿Quieres vida? Bien, Yo soy vida”. Pudiéramos decir: “Señor, quiero salvación”, y Él diría: “Eso está bien. Yo soy salvación”. Un hermano diría: “Señor yo no puedo amar a mi esposa”, y el Señor contestaría: “Eso es maravilloso, porque Yo soy amor”. Entonces las hermanas podrían decirle: “No solamente los maridos son los que no pueden amar; tampoco nosotras las hermanas nos podemos sujetar. Pero Señor, Tu Biblia dice que nos debemos sujetar. ¿Qué debemos hacer? Por lo tanto, queremos sujeción”. El Señor les diría: “Yo soy sujeción”. Los jóvenes pudieran decir: “Estudiar es muy intenso para nosotros los estudiantes. Quiero pasar el examen de entrada a esta buena escuela. Por lo tanto, necesito sabiduría”. El Señor les diría: “¡Eso es maravilloso! Mi nombre es Jehová. Yo soy tu sabiduría y tu inteligencia”.
¡Le agradecemos al Señor que Él es! En Juan 8 el Señor mencionó tres veces que Él es “Yo Soy” (vs. 24, 28, 58). En el versículo 24, Él dice: “Si no creéis que Yo soy, en vuestros pecados moriréis”, y en el versículo 28 dice: “Cuando hayáis levantado al Hijo del Hombre, entonces conoceréis que Yo soy”. Parecía que el Señor les estaba diciendo: “El día que ustedes me levanten sobre la cruz para matarme, se sentirán contentos al pensar que han ganado la victoria por terminar conmigo. Pero no saben que Yo siempre soy; ¡nunca puedo ser terminado! Cuando ustedes me maten, aparentemente estaré muerto; pero en verdad estoy vivo. Al matarme, ustedes me dan la oportunidad de vivir. Finalmente, viviré y saldré del Hades y de la tumba”. Esto es lo que quiso decir el Señor cuando habló estas palabras en Juan 8. El día que los judíos crucificaran a Jesús, sabrían que este Jesús es Jehová, el Yo soy que existe en Sí mismo y para siempre.
Entre los judíos, por lo menos Saulo de Tarso era uno de ellos. Los judíos ya habían matado al Señor Jesús, pero Saulo continuaba en ese camino a fin de destruir la iglesia y perseguir a los creyentes de Jesús. Sin embargo, en su camino a Damasco, el Jesús a quien él perseguía se le apareció desde el cielo y le dijo: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?” (Hch. 9:4). Saulo se quedó atónito y debió haber pensado: “Yo perseguí a Esteban, pero ¿cuándo perseguí a alguien del cielo?”. Por lo tanto, le preguntó: “¿Quién eres, Señor?”. El Señor le dijo: “Yo soy Jesús, a quien tú persigues” (v. 5). Solamente entonces Saulo se dio cuenta de que este Jesús era Jehová, el Yo Soy a quien sus padres adoraron. Por esta razón, el Señor dijo: “Después que me hayan crucificado, ustedes sabrán que Yo soy. Si no me matan, ustedes no sabrán que Yo soy el Yo Soy. No me pueden matar. Mientras más me maten, más vivo. El hecho de que ustedes me maten resultará en que venga a vivir dentro de ustedes”. Al final, nosotros sólo podemos inclinar nuestras cabezas en adoración y decir: “Señor Jesús, ahora sé que Tú eres. Tú verdaderamente eres”. Le damos gracias al Señor y lo alabamos por esto.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.