Ejercicio del reino a fin de edificar la iglesia, Elpor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-3898-1
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Los versículos del 21 al 26 no sólo revelan las puertas del Hades, sino también las llaves. La primera llave es la de negar el yo. El yo es una puerta abierta, pero negar el yo es la llave que la cierra. La segunda llave es tomar la cruz. Eso significa que la cruz es una llave que encierra al yo, al alma y a la mente. La tercera llave es perder el alma. Por consiguiente, las tres llaves que vemos aquí son: negar el yo, tomar la cruz y perder el alma. Cada día debemos usar estas tres llaves. Sin duda alguna, Pedro usó las llaves en el Día de Pentecostés y en la casa de Cornelio. Pero también necesitamos las tres llaves subjetivas que se encuentran en este pasaje de la Palabra.
Los principados y potestades en los lugares celestiales son puertas del Hades; pero, además de esto, el yo, el alma y la mente son tres puertas subjetivas muy cruciales. Si estas puertas subjetivas se cierran con llave, los principados o potestades no podrán entrar.
En este mensaje mi carga no es interpretar la Palabra sino aplicarla. A lo largo de la historia, lo que principalmente ha perjudicado a la iglesia no ha sido el judaísmo o el gnosticismo, sino el yo. Martín Lutero una vez dijo que aunque le temía al Papa, temía aún más al Papa más fuerte, al yo, que estaba en su propio corazón. Nada perjudica y estorba tanto la edificación de la iglesia como el yo, el cual es la corporificación del alma y se expresa por medio de la mente. Por consiguiente, el yo, el alma y la mente son tres en uno. Y detrás de estos tres está Satanás, quien manipula el yo para perjudicar la vida de iglesia. Todos debemos prestar atención a esta palabra y aplicarla a nosotros mismos.
Algunos santos han abandonado la vida de iglesia simplemente a causa del yo. En 1948 había cierto hermano de Shanghái que estaba completamente sumido en su yo, cuya alma era una puerta abierta que nadie podía cerrar. Él tenía la ambición de ser anciano, y a menudo se quejaba de la situación de la iglesia. Un día él se puso de pie en la reunión para hablar muchas cosas negativas. Después de su hablar negativo, yo dije: “Hermano, no es necesario que perdamos nuestro tiempo. Si usted puede encontrar un mejor lugar, por favor, dígame dónde para que yo también vaya allí con usted. Pero si no puede encontrar un mejor lugar, por favor, quédese callado y permanezca aquí”. Él no tuvo nada más que decir. Después de poco tiempo, dejó de venir a las reuniones de la iglesia, empezó una reunión en su casa y contrató a un predicador ambulante. Con el apoyo económico de este hermano disidente, este predicador escribió un artículo bastante largo en contra del hermano Nee. Sin duda alguna, este hermano causó daño a la vida de iglesia. Además de esto, él mismo perdió la vida de iglesia. Esto se debió al yo. Con respecto a este hermano, no hubo ninguna edificación, puesto que no llegó a ser un Pedro, sino que siguió siendo un Barjona. Éste fue el resultado de que Satanás saliera por medio del yo.
Permítanme darles a todos ustedes una exhortación franca y amorosa: es algo muy grave ofenderse. No diga tan libremente: “Me ofendieron en la vida de iglesia. Los ancianos y otros hermanos líderes me ofendieron”. Aunque los demás lo ofendan, usted siempre debe ser el primero en sufrir. Por un lado, condeno todas las ofensas; pero por otro, debo decirle que no hay ninguna excusa para que uno se ofenda. Si no estuviéramos sumidos en nosotros mismos, no nos ofenderíamos. Si yo uso la llave de negar el yo para encerrarlo, me resultará imposible ofenderme. La razón por la cual nos ofendemos es que la puerta del yo está muy abierta y es muy prevaleciente. Por medio de la puerta abierta del yo, Satanás sale, y nosotros nos ofendemos.
Es posible que en ciertos aspectos la iglesia esté equivocada; sin embargo, no piense que la iglesia deja de ser la iglesia por el hecho de estar equivocada. Por ejemplo, cuando su hijo comete un error, de todos modos sigue siendo hijo suyo. Sea que la iglesia está en lo correcto o está equivocada, sigue siendo la iglesia. Aunque algo o alguien pueda ofenderlo, no lo use como una excusa para el yo; esto es algo que estorba la edificación de la iglesia.
Como hemos visto, Mateo 16 habla de la edificación de la iglesia y también de las puertas del Hades y de las llaves del reino. Sin las llaves, con las cuales se cierran las puertas del Hades, la iglesia no puede ser edificada. Debido a que se han usado tan poco estas llaves, la iglesia aún no ha sido edificada. Podemos hablar mucho acerca de la edificación, sin embargo, en cuanto sucedan ciertas cosas que nos afecten, se abre nuestro yo. Debido a que estamos abiertos al Hades, algo del Hades, Satanás, se presenta. ¡Cuánto necesitamos usar la llave de negarnos a nosotros mismos para encerrar el yo! La manera de evitar ofenderse con otros es que usted se encierre a sí mismo, negando su yo. Bienaventurados son aquellos que no se ofenden.
No hay excusa alguna para ofenderse. Cuando el Señor Jesús venga y establezca Su tribunal, Él nos pedirá que arreglemos cuentas con Él. Nos preguntará por qué nos ofendimos en ciertos lugares. Pero si damos excusas, el Señor no aceptará nuestros argumentos. El problema no es la ofensa; es el yo. Ciertos virus son muy contagiosos, sin embargo, ningún virus puede hacer que una mesa se enferme. Si usted se ofende, eso comprueba que usted está completamente sumido en su yo. Pero si mi yo ha quedado encerrado bajo llave, no me ofenderé no importa lo que usted me haga ni cómo me trate.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.