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Disfrutar las riquezas de Cristo para la edificación de la iglesia como Cuerpo de Cristopor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-7932-8
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Actualmente disponible en: Capítulo 5 de 17 Sección 3 de 5

HACER MEMORIA DEL SEÑOR
AL COMER Y BEBER DE ÉL

A muchos de nosotros se nos ha enseñado que en la reunión de la mesa del Señor debemos hacer memoria del Señor al ejercitar nuestra mente para recordar cómo el Señor era Aquel que estaba en el trono en los cielos, cómo Él un día llegó a ser un niño nacido en un pesebre, cómo Él vivió en la casa de un carpintero, cómo Él salió para llevar a cabo Su ministerio, cómo Él fue perseguido, arrestado, probado, sentenciado y llevado al Calvario, y cómo Él fue puesto en la cruz. Yo mismo hice esta clase de recordatorio muchas veces cuando fui joven.

No obstante, en Mateo 26:26 el Señor dijo: “Tomad, comed; esto es Mi cuerpo”, y en Lucas 22:19 dijo: “Esto es Mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de Mí”. Asimismo Él habló de la copa, diciendo: “Esta copa es el nuevo pacto establecido en Mi sangre; haced esto todas las veces que la bebáis, en memoria de Mí” (1 Co. 11:25). ¿Cuál es la manera de hacer memoria del Señor? La manera apropiada de hacer memoria del Señor no es recordarle a Él, sino recibirle en nuestro ser. El concepto de Dios es que debemos comerle a Él.

DIOS EN CRISTO COMO NUESTRO ALIMENTO
ES REVELADO EN EL ANTIGUO TESTAMENTO

El Cordero pascual

Dios en Cristo como nuestra vida en forma de alimento es revelado, tipificado y prefigurado de muchas maneras en el Antiguo Testamento. Por ejemplo, durante el tiempo de la pascua, el pueblo no sólo rociaba la sangre, sino que también debía comer la carne del cordero con panes sin levadura (Éx. 12:3-11). En el cristianismo muchos centran toda su atención en el rociamiento de la sangre, pero pasan por alto que se debía comer del cordero. Debemos darnos cuenta de que el rociamiento de la sangre tenía como objetivo que se comiera del cordero. Rociar la sangre en el dintel de las casas de los hijos de Israel era una cobertura, pero cuando llegó el tiempo en que debían dejar Egipto, ellos necesitaban un alimento que los sustentara. Bajo la cobertura de la sangre, ellos podían comer la carne del cordero a fin de estar preparados para salir de Egipto.

El cordero de la pascua era un tipo de Cristo (1 Co. 5:7). Hoy en día Jesús es nuestro Cordero pascual. Su sangre fue rociada por nosotros (1 P. 1:2), y Él mismo es bueno para comer. Cuando creemos en el Señor Jesús, le comemos a Él bajo la cobertura de Su sangre. Hoy el cristianismo predica el rociamiento de la sangre pero deja a un lado el tema de comer a Jesús. Bajo el rociamiento de la sangre, nosotros necesitamos comer de Jesús. Puede ser que haya cristianos que han sido salvos por muchos años y que nunca se hayan dado cuenta de que su necesidad es comer a Jesús. Todos necesitamos comer a Jesús.

El maná

Después que el pueblo salió de Egipto, ellos entraron en el desierto y vagaron allí por cuarenta años. Día tras día ellos comieron maná (Éx. 16:35). Muchos cristianos saben que el maná es un tipo de Cristo, pero cuando yo estuve en el cristianismo nunca oí decir que debíamos comer a Jesús día tras día. Algunos dijeron que debíamos tomar la palabra de la Biblia como nuestra porción diaria. Esto no está mal, pero no es suficiente. Debemos ver que el maná no solamente es un tipo de la palabra como nuestra porción diaria; el maná es Jesús mismo. Jesús es nuestra comida diaria, nuestra porción diaria.

La buena tierra

Después que el pueblo entró en la buena tierra y comió del rico producto de la tierra, el maná cesó (Jos. 5:12). La buena tierra es Cristo (Col. 1:12; Ef. 3:8). Espero que todos lean El Cristo todo-inclusivo. Este libro nos ayuda a ver que Cristo hoy es la rica tierra que fluye con leche y miel. Él es muy rico, pero nosotros debemos laborar en Él.

El maná era maravilloso, pero había un aspecto que no era tan bueno. Dios nunca le pidió a Su pueblo que le adorara con el maná. El maná era bueno, pero no podía constituir una adoración apropiada a Dios. No obstante, Dios sí le pidió a Su pueblo que le adorara con todos los ricos productos de la buena tierra (Dt. 12:11). Al adorar a Dios, ellos debían presentarle todas las ofrendas: el ganado, los primogénitos y la porción máxima del producto de la buena tierra.

Esta palabra nos deja ver que comenzando desde Génesis 1 siempre ha estado presente el concepto acerca del comer: comer del árbol de la vida, comer del maná y comer del rico producto de la buena tierra.


Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.

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