Living Stream Ministry

I. LOS BENEFICIOS DE PONER EN PRÁCTICA
EL PROFETIZAR

Poner en práctica el profetizar trae muchos beneficios. Debemos atesorar nuestro hablar por el Señor, porque el Señor atesora el hablar de nosotros. Debemos aborrecer nuestro silencio. En Números 11:29 Moisés deseaba que todo el pueblo del Señor fuese profeta. Luego en 1 Corintios 14:31 Pablo dijo que todos nosotros podemos profetizar uno por uno. Ciertamente tanto Moisés como Pablo deseaban ver reuniones de la iglesia sobre la tierra en las cuales todos hablaran por el Señor.

Sin embargo hoy, en nuestra situación actual, el hablar puede agotarse en menos de una hora. Los ancianos entonces tienen que considerar qué hacer. Cuando doscientas personas se reúnen y se agota su hablar en menos de una hora, ¿no es esto una vergüenza delante del Señor? Por lo tanto, tenemos que esforzarnos por profetizar uno por uno.

A. Fomenta el interés de los creyentes
por servir al Señor

La práctica de profetizar despierta el interés de los creyentes por servir al Señor (v. 1). Algunas veces los santos son forzados a hablar al pedírseles que hablen; sin embargo, esto no despierta el interés de los creyentes tanto como cuando alguien se ofrece a hablar. Cuando usted hable voluntariamente, será animado a hablar más. Si habla en una reunión, para usted esa reunión está en el tercer cielo. Si no habla en la reunión, y otro hermano o hermana le pregunta acerca de la reunión, tal vez le dirá que la reunión fue muy pobre. La razón por la que la reunión fue pobre fue que usted no habló. Pero si hubiera hablado en la reunión, habría dicho que la reunión estuvo en el tercer cielo.

Además, si simplemente dice: “Amén” tres veces en una reunión, ésta estaría también en el tercer cielo para usted. Si dice: “Amén” tres veces al comienzo, durante la reunión y al final de la misma, sería animado. Pero si asiste a la reunión y se sienta sin decir: “Amén”, dirá que la reunión fue pobre. Esto muestra que la práctica de hablar y profetizar fomenta el interés de los creyentes en el servicio del Señor. Despierta el interés de usted y también el de otros.

B. Desarrolla la capacidad de los creyentes
en la vida divina

La práctica de profetizar también desarrolla (cultiva) la capacidad que los creyentes tienen en la vida divina (Ef. 4:16b). Un niño puede tener muchas capacidades por nacimiento, pero si se le restringe y se le obliga a quedarse en la cama, estas capacidades no serían cultivadas. Cuando ponemos en práctica el profetizar, nuestra capacidad en la vida divina es cultivada, es desarrollada.

El primer paso al aprender a profetizar es estar preparados. Cada día del Señor por la mañana todos los santos deben reunirse a practicar el profetizar. Debemos considerar primero lo que vamos a profetizar. Para cada uno de los mensajes que he dado en esta serie, he preparado un bosquejo. Algunas veces preparo el bosquejo con una semana de anticipación. Cuando tengo algo de tiempo libre, tomo el bosquejo y lo leo. Esto es parte de mi preparación para hablar. Algunas veces leo el bosquejo de un mensaje antes de acostarme, así que si despierto durante la noche y no puedo conciliar el sueño, puedo continuar mi preparación. Mientras me preparo para hablar, es posible que descubra que debo usar ciertas palabras, así que uso el diccionario a fin de hallar el uso adecuado de dichas palabras. Todo esto es mi preparación para hablar. Laborar en el profetizar de este modo es un verdadero cultivo de nuestra capacidad en la vida divina.

Es una tragedia que un buen número de cristianos que están en las denominaciones ni siquiera sepan cómo orar. Mientras estuve en las Filipinas en los años cincuenta, tres hermanos de entre nosotros fueron al hospital a visitar a un enfermo. Éste tenía familiares que estaban en las denominaciones, y ellos estaban presentes cuando los tres hermanos llegaron a visitarle. Mientras visitaban al enfermo, los tres hermanos oraron por él de una forma poderosa y llena de libertad. Después que los hermanos hubieron terminado de orar, los familiares que estaban en las denominaciones les preguntaron si ellos eran predicadores o pastores. Los hermanos contestaron que eran comerciantes. Los familiares quedaron sorprendidos de ver que unos comerciantes pudieran orar tan bien, y confesaron además que ellos no sabían cómo orar. Dijeron que si ellos necesitaban oración, llamaban a su pastor y le pedían que orara. Ésta es la pobre situación del cristianismo de hoy. La capacidad de los santos regenerados ha sido reprimida. Hay muy poco desarrollo, o cultivo, de su capacidad en la vida divina.