Aspecto orgánico de la obra salvadora de Dios, Elpor Witness Lee
ISBN: 978-1-57593-318-4
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Pero no es suficiente estar separados y hechos santos para Dios en cuanto a posición. Después de ser santificados en cuanto a posición y ser reconciliados con Dios, al empezar a seguir en la vida, percibiremos algo en nosotros que no es nuestra manera de ser sino la naturaleza de Dios. La naturaleza que está en nosotros se relaciona estrechamente con nuestra manera de ser natural y peculiar, y con nuestro temperamento para que la naturaleza divina llegue a ser nuestra manera de ser. Esto es lo que significa santificar a los creyentes en su manera de ser para que participen de la naturaleza santa de Dios y sean uno con El en este atributo Suyo (Ro. 15:16). Esta clase de santificación utiliza el elemento de la vida de Dios como material y se lleva a cabo mediante la obra santificadora en los creyentes por el Espíritu de vida (Ro. 8:2).
Esta es exactamente mi experiencia. Después de ser salvo, puesto que amaba al Señor y crecía en la vida, la naturaleza santa de Dios llevaba a cabo continuamente una obra santificadora en mí. Cuando iba a las tiendas, miraba algo, pero no lo podía llevar; miraba otra cosa y no la podía usar. Cuando empecé a llevar ropa occidental, me era un problema grande comprar corbatas. Algunas eran muy anchas, otras eran muy delgadas y otras eran muy lujosas. Hoy mis corbatas no son demasiado anchas, ni demasiado delgadas ni demasiado lujosas. Esto se debe a que cuando voy a comprar una corbata, dentro de mí está una naturaleza que quiere que compre esta clase de corbata. Hermanos, la regla de nuestra vida y de nuestra ropa es la naturaleza divina que está en nosotros. La naturaleza divina de Dios que está en nosotros es la regla según la cual debemos vivir. La primera estrofa de Himnos, #359 dice: “Eres Tú mi vida, vives en mí ya, con la plenitud de Dios me infundirás; trae Tu santa esencia santificación, y me da victoria Tu resurrección”. La naturaleza santa del Señor nos santifica. Esta clase de santificación no es exterior sino interior. Por consiguiente, no podemos decir que ésta es la santificación en cuanto a posición; al contrario, decimos que es la santificación de nuestra manera de ser.
El indicador de nuestra vida no son las normas ni las leyes exteriores, sino la naturaleza divina interior. En algunas partes de Pensilvania y Ohio hay un grupo cristiano que tiene muchas reglas en cuanto a no amar el mundo, principalmente relacionadas con la ropa o los sombreros que los creyentes usan. Incluso limitan la ropa de las mujeres a sólo tres colores: blanco, negro y azul oscuro. También especifican que los hombres deben llevar un sombrero de ala ancha. A algunas personas elegantes no les gustan los sombreros de ala ancha, así que secretamente hacen sus sombreros de ala delgada. Pero su pastor condena el ala delgada, diciendo que es mundana. Así que algunos guardaban dos clases de sombreros en su casa, uno de ala ancha y otro de ala delgada. Cuando el pastor venía, llevaban el de ala ancha, y después de irse el pastor, llevaban el de ala delgada.
Hermanos y hermanas, ¿nos sometemos a regulaciones exteriores? ¿Vivimos y andamos conforme a la naturaleza santa de Dios o conforme a reglamentos exteriores? Hoy día no necesitamos estas regulaciones exteriores; sólo necesitamos la naturaleza santa de Dios, la cual nos hace santos. Por ejemplo, en cuanto a la ropa de la mujer la Biblia sólo dice que las mujeres deben vestirse con ropa apropiada (1 Ti. 2:9). Pero, ¿qué clase de ropa se considera apropiada? La naturaleza divina que hay en usted le dirá. Esta es la santificación de nuestra manera de ser; esta es la obra orgánica que Cristo como Espíritu lleva a cabo en nosotros. No es algo judicial; es totalmente orgánico. Este aspecto de la santificación implica la transformación (Ro. 6:19, 22) para el cumplimiento del propósito de Dios al escoger a los creyentes (Ef. 1:4). Finalmente, tanto la santificación en cuanto a posición en el aspecto judicial como la santificación de la manera de ser en el aspecto orgánico de la obra salvadora completa de Dios se manifestará en la Nueva Jerusalén para que ésta llegue a ser la ciudad santa (Ap. 21:2, 10; 22:19).
Ahora veremos la renovación en el aspecto orgánico de la obra salvadora de Dios. En el mensaje anterior vimos que la regeneración significa que Dios es nuestra vida. Es un asunto relacionado con la vida de Dios. Después de ser regenerados somos pastoreados y luego somos santificados en nuestra manera de ser, la cual es un asunto relacionado con la naturaleza de Dios. No sólo necesitamos ser regenerados en la vida, sino también ser santificados en nuestra manera de ser. Ninguna manera de ser humana es buena; sólo la naturaleza de Dios es santa. Cuando somos salvos, el elemento de la naturaleza santa de Dios entra en nosotros; esta naturaleza santa empieza a obrar en nosotros para santificarnos en nuestra manera de ser. Efesios 1:4 dice que Dios nos escogió antes de la fundación del mundo para que fuéramos santos. Esto nos muestra que Dios nos escogió para que fuésemos santos. Ser santos es tener la naturaleza de Dios, mientras que tener la filiación, mencionada en el versículo 5, es tener la vida de Dios. Por medio de la regeneración tenemos la vida de Dios, y por medio de la santificación nuestra manera de ser cambia. Cuando los creyentes son santificados en su manera de ser, espontáneamente son renovados en su vida espiritual.
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