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Pastorear a la iglesia y perfeccionar a los jóvenespor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-8420-9
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Actualmente disponible en: Capítulo 2 de 10 Sección 4 de 7

Los santos tienen autoridad
pero no son independientes

Los ancianos deberían pastorear y velar sobre los santos. Los ancianos deberían encomendar los servicios a los santos y darles la autoridad para tomar decisiones. Sin embargo, esto no significa que los santos son independientes. Supongamos que hay ocho distritos en una iglesia, y los ancianos delegan los asuntos de la iglesia a los ocho distritos. Esto no significa que los distritos son independientes. Del mismo modo, los santos están en distintos distritos y en grupos pequeños, pero siguen siendo una sola iglesia. La función de los ancianos consiste en vigilar la iglesia, no tener señorío sobre lo que se les ha asignado (1 P. 5:3). Los ancianos deberían pastorear a los santos delegando servicios a los santos. Entonces debieran vigilar a los santos, permitiendo que los santos tengan autoridad para su servicio y permitiendo que se desarrollen.

En la iglesia en Taipéi, algunos salones de reunión tienen santos muy competentes. No obstante, los santos no están desarrollados, pues no hay mucho pastoreo y vigilancia. Dirigir a los santos no es lo mismo que velar sobre ellos. Cuando dirigimos a otros, no les hemos entregado las cosas. Entregar cosas a otros significa encomendarles algo. Por ejemplo, si a un hermano se le da la responsabilidad de comprar una grabadora, necesitará orar sinceramente incluso respecto al dinero para hacer la compra. Él también tiene que considerar el tamaño y el tipo de grabadora. Con respecto a las finanzas, el tamaño y el tipo, él y aquellos que coordinan con él tienen que ir delante del Señor en oración.

El servicio de grabar las reuniones es un buen ejemplo. La llave del cuarto de grabación no debería estar en el bolsillo de los ancianos; se le debería dar a aquel que sirve al manejar todo lo relacionado con el cuarto de grabación. Si él es descuidado y deja la grabadora en el salón de los ancianos, ellos le podrían recordar que la coloque en su lugar. Si él es descuidado en otros asuntos, los ancianos deberían orar por él. Si pierde la grabadora, seguramente aprenderá una lección. Esto no es un chiste. De este modo muchos santos serán levantados.

Algunos ancianos han indicado que los colaboradores sirven de manera muy fiel. Sé que los colaboradores son fieles y tienen una buena intención. No obstante, su fidelidad y buena intención anulan la función de los santos. Después de obrar en un lugar por dos años, los colaboradores y los ancianos no deberían estar atados, y los santos debieran ser útiles. Tenemos que cambiar nuestro concepto y levantar a los santos al poner asuntos en sus manos. No debemos tener temor de sus errores. Yo entregué la responsabilidad de una conferencia a los santos jóvenes en Los Ángeles y les dije que cometer errores es la manera en que somos perfeccionados. Lo más precioso en nuestra obra es producir santos útiles.

COMUNIÓN EN CUANTO A LA OBRA
DE LOS COLABORADORES

Los colaboradores producen santos útiles

Tenemos que cambiar nuestro sistema. En cuanto nuestro concepto haya cambiado, será fácil cambiar nuestro sistema. En la iglesia la obra de pastorear y alimentar requiere desesperadamente el tiempo y la energía de los ancianos. Ellos deberían ser como padres que se esfuerzan por alimentar a sus hijos. La obra ha decidido sacar a los colaboradores de las localidades, pero estamos preocupados por las iglesias. Las iglesias han dependido muy fuertemente de los colaboradores. Luego de obrar en una iglesia local por tres años, un colaborador debería ser capaz de irse, porque él debe haber levantado santos útiles. No obstante, nuestra práctica no ha consistido en desarrollar a los santos, sino en reemplazarlos. Cuanto más han laborado los colaboradores, más responsabilidades han obtenido, pero otros santos no han sido introducidos para que ejerzan su función. Cuando un colaborador llega a una iglesia local, él no tiene mucha responsabilidad. Sin embargo, después de tres años, todas las responsabilidades en la iglesia están sobre sus hombros. Él lo hace todo mientras que los demás santos no hacen nada; ellos meramente escuchan instrucciones de parte de él. Como resultado, no se entregan responsabilidades a los santos, y los santos no son levantados para llevar la responsabilidad. A la postre, el colaborador no puede irse de la iglesia, pues si se va, la iglesia perderá su soporte. El colaborador ha llegado a ser la única columna en la casa, y cuando la columna es quitada, la casa se derrumba. Un colaborador que se entrega a la obra es una columna, pero él debería añadir otras columnas al edificio de manera gradual. Cuando hay quince columnas en una iglesia local, es tiempo de que el colaborador se vaya. Éste es el principio de nuestra obra.

En un entrenamiento celebrado en 1953, dije que un colaborador debería guiar a los santos, pero que bajo ninguna circunstancia debería reemplazarlos. No obstante, en las iglesias que he visitado, la tendencia de reemplazar a los santos todavía permanece entre nosotros, aún más que la de guiarlos.

Los colaboradores han estado sirviendo en lugar de los santos. Ellos conservan los asuntos en sus manos y dirigen a otros. Si esta situación continúa, los santos en las localidades no sabrán qué hacer cuando los colaboradores se vayan. Esto está mal. Cuanto más obremos, más los santos deberían ser levantados para llevar a cabo la obra.

En 1946 fui guiado por el Señor para ir a Nanjing. En mi primera comunión con los hermanos, dije: “Hermanos, ustedes están contentos de que estoy aquí, y piensan que he venido para ayudarles. No obstante, quiero advertirles de que mientras yo esté aquí, sus responsabilidades no disminuirán. Tengo mucha carga. Cada día, parte de mi carga será transferida a ustedes. Luego de un año, seré librado de mi carga, y toda la carga será de ustedes. Por tanto, no he venido para reemplazarlos; más bien, he venido para darles cargas”. En menos de dos años, todas las responsabilidades de la iglesia en Nan-jing eran llevadas completamente por los hermanos. Ellos tomaron cuidado de todo.


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