Autoridad y la sumisión, Lapor Watchman Nee
ISBN: 978-0-7363-3690-1
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Dios estableció el principio de la sumisión en la vida del Señor. Como resultado, El estableció Su autoridad por medio de El. En este capítulo veremos cómo Dios establece Su reino por medio de la sumisión. Cuando el Señor vino a la tierra, vino con las manos vacías, es decir no trajo consigo la obediencia. El aprendió la obediencia por medio de los sufrimientos que experimentó y llegó a ser el autor de eterna salvación para todos los que le obedecen. Su obediencia en la tierra, la obediencia que lo llevó a la cruz, la aprendió por medio de Sus sufrimientos. Por medio de todos ellos él fue perfeccionado para aprender la obediencia. El Señor gozaba de la libertad de estar en la Deidad, pero llegó a ser un hombre, un ser débil, y en tal condición padeció. Cada sufrimiento por el cual El pasó, produjo frutos de obediencia. Ninguno de los sufrimientos del Señor logró que El se quejara ni murmurara. No obstante, muchos creyentes, al pasar los años, no aprenden la obediencia. Aunque sus sufrimientos aumentan, su obediencia no mejora. Cuando experimentan sufrimientos, profieren palabras de desesperanza, lo cual revela que no han aprendido la obediencia. El Señor pasó por muchas clases de sufrimientos, los cuales manifestaron siempre Su sumisión; como consecuencia llegó a ser el autor de nuestra salvación. Por medio de la obediencia de uno, muchos recibieron la gracia. La obediencia del Señor trajo el reino de Dios, pues la meta de la redención es el agrandamiento de Su reino.
¿Ha pensado usted alguna vez en el daño tan grande que sufrió el universo por la caída de los ángeles y del hombre, y cuán grande fue este problema para Dios? Dios deseaba que los ángeles y los hombres aceptaran Su autoridad; sin embargo, ambas criaturas la rechazaron. No fue posible que Dios estableciera Su autoridad sobre Sus criaturas. Sin embargo, El nunca retrajo Su autoridad. El puede retraer Su presencia, pero jamás retrae Su sistema de autoridad. Dondequiera que se encuentre la autoridad de Dios, El tendrá una posición prominente. Por un lado, Dios mantiene Su sistema de autoridad y por otro, El establece Su reino. Aunque Satanás se rebeló contra la autoridad de Dios, y aunque el hombre diariamente viola esa autoridad rebelándose contra Dios, Dios no permitirá que esta rebelión continúe y establecerá Su propio reino. La Biblia llama al reino de Dios el reino de los cielos porque la rebelión no se limita a este mundo (Mt. 4:17; Mr. 1:15), pues los ángeles, quienes están en los cielos, también se rebelaron.
¿Cómo estableció el Señor Su reino? El lo hizo por medio de la sumisión. Todo lo que el Señor realizó mientras estuvo en la tierra se basó completamente en la sumisión. Nunca hizo nada que se opusiera a la autoridad de Dios. Todo lo hizo en sumisión y en perfecta cooperación con la autoridad de Dios. En esta esfera el Señor estableció el reino de Dios y ejecutó Su autoridad. La iglesia hoy también debe permitir que la autoridad de Dios opere para que se manifieste Su reino por medio de la sumisión.
Después de que Adán cayó, Dios escogió a Noé y a su familia en los días de éste. Después del diluvio dicha familia también cayó, y Dios escogió a Abraham para que fuera el padre de muchas naciones. El reino de Dios se edificó a partir de él. Luego Dios escogió a Isaac y a Jacob, y más adelante la descendencia de Jacob sufrió en Egipto y se multiplicó en medio de esos sufrimientos. Dios envió a Moisés a sacarlos de Egipto con el fin de establecer Su reino. Debido a que había algunos rebeldes entre ellos, Dios los condujo al desierto para enseñarles la obediencia antes de establecer Su reino (Dt. 8:3). Pero ellos permanecieron en rebelión contra Dios en el desierto. Como resultado, murieron en el desierto. A pesar de que la segunda generación entró en la tierra prometida, tampoco éstos fueron completamente obedientes; pues no erradicaron a todos los cananeos. Saúl su primer rey, no pudo establecer el reino debido a la rebelión. Ese primer rey no tenía un corazón conforme al de Dios. Más adelante David fue escogido, y él fue sumiso a la autoridad de Dios. Pero aún había rebelión dentro del reino. Dios había ordenado que Jerusalén sería la ciudad sobre la cual El pondría Su nombre, pero el pueblo escogió a Gabaón y puso allí altares para adorar. Por causa de la rebeldía no existía la realidad del reino, a pesar de que había un rey. Antes de que David fuera establecido como rey, existía un reino, pero sin súbditos. Durante su reinado, se tenía el reino y los súbditos, pero el reino carecía de contenido. Por tal motivo, el reino de Dios no había sido establecido.
El Señor vino a la tierra para establecer el reino de Dios; y para esto debemos ver que el evangelio consta de dos aspectos: un aspecto individual y uno corporativo. En el aspecto individual, el evangelio da vida eterna a los que creen; y en el aspecto corporativo, el evangelio llama a las personas al arrepentimiento para que entren en el reino de Dios. Los ojos de Dios están puestos en el reino. En la oración que el Señor hace en Mateo 6:9-13, se habla del reino al comienzo y al final. El versículo 10 dice: “Venga Tu reino. Hágase Tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra”. El reino de Dios es la esfera donde la voluntad de Dios se realiza sin ningún obstáculo. El versículo 13 dice: “Porque Tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén”. El reino, el poder y la gloria están relacionados entre sí. Apocalipsis 12:10 dice: “Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de Su Cristo”. El reino es la esfera donde El ejerce Su autoridad. En Lucas 17:21, el Señor dijo: “He aquí el reino de Dios está entre vosotros”. (No dijo: “En vosotros”.) Esto indica que el Señor Jesús es el reino de Dios. Decir que el Señor Jesús está entre vosotros equivale a decir que el reino de Dios está entre vosotros, porque la autoridad de Dios se lleva a cabo en El sin ningún obstáculo. El reino de Dios está en el Señor y también en la iglesia. Debido a que la vida del Señor fue dada a la iglesia, Su reino debe propagarse y establecerse por medio de ella. Dios estableció un reino en los tiempos de Noé, pero sólo era un gobierno humano; no era el reino de Dios, ya que éste comenzó con el Señor Jesús. Pero ¡cuán pequeña era la esfera de acción de este reino! Mas ahora, ese único grano de trigo produjo muchos granos. Hoy la esfera del reino de Dios no se limita solamente al Señor Jesús; sino que se extiende a muchos creyentes.
El propósito de Dios no es sólo que seamos la iglesia, sino que como tal seamos Su reino. La iglesia debe ser la esfera del reino de Dios, es decir, el lugar donde El ejerce Su autoridad. Por consiguiente, el deseo de Dios no se limita a ganar terreno en algunas personas, ya que desea que la iglesia en su totalidad esté libre de rebelión. Debe haber una sumisión y una dependencia total de Dios para que Su autoridad se lleve a cabo perfectamente. De esta manera, la autoridad de Dios se establece entre Sus criaturas. Dios no desea que el hombre se someta solamente a Su autoridad directa sino también a las autoridades que El delega; por eso no nos pide una sumisión a medias sino una sumisión completa.
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